miércoles, 14 de diciembre de 2011

ESPAÑA: EJEMPLO SOLIDARIO DE EUROPA


En 2011 se nos tacha de ser un país donde redunda el antisemitismo en nuestra sociedad. Hemos pasado de ser un lugar de integración para muchos de los que han decidido venir a forjarse un futuro, a ser señalados de insolidarios por parte de organismos internacionales a los cuales humildemente  digo, ni siquiera había oído nombrar.
Cuando la fortaleza económica de nuestro sistema permitía la creación de puestos de trabajo afines al boyante mecanismo inmobiliario, las entidades bancarias promovieron hipotecas a un interés lucrativo, avaladas por ingresos imprecisos en lo concerniente no sólo a los inmigrantes que comenzaron a adquirir viviendas de forma rápida, tras un corto expediente laboral y un permiso de residencia recién estrenado, sino a muchos españoles que vieron la oportunidad de emanciparse de sus progenitores, iniciando la aventura de crear una unidad familiar que naufragó, poco tiempo después por problemas económicos, dejando inmuebles deshabitados con una importante lacra sobre los mismos.
Las entidades bancarias que se jactaban de firmar préstamos a diestro y siniestro, avalados por familiares en las mismas condiciones que los titulares de los mismos, que a su vez eran avalados en una larga cadena que acabó por romperse, se han encontrado de bruces, con multitud de impagados en los mismos, gentes que en muchos casos avalaron con una nómina que dejó de existir al poco tiempo, se vieron en la necesidad imperiosa de marcharse a sus países de destino por no encontrar el modo de vida que vinieron buscando.
Pocos años después los grupos de préstamo se ven en la tesitura de encontrarse faltos de liquidez, con las expectativas de tener un patrimonio al que dar salida en un corto espacio de tiempo. No tuvieron en cuenta los imprevistos que podrían surgir por un hipotético descalabro financiero que nos cogió sin poder oponer resistencia. Pero no sólo fueron los inmigrantes los que se han visto dañados por ello, los desahucios no entienden de idiomas ni religión a pesar de que el sonido no sea igual para todos.
La morosidad se hizo dueña del destino de aquellas hipotecas que emergieron al ritmo que crecía el ladrillo y muchas parejas establecidas fueron destruidas por la desaceleración del crecimiento económico y el elevado número de desempleados. Aún así España seguía siendo lugar privilegiado para mucha gente de distinta raza, etnia y religión, gente que procedía de distintos puntos de Europa, rumanos, eslovenos, croatas; de América, peruanos, colombianos, bolivianos; de Asía, chinos, japoneses, coreanos; de África, guineanos, costamarfileños, marroquíes, y así multitud de gentes comenzaron a engrosar las listas de desempleo, los colapsos en la Seguridad Social, la Asistencia Social, Asistencia Educacional e Infantil y muchas otros recursos a los que se sumaron en la debacle que azota no sólo España sino Europa en su conjunto.
La libertad de expresión en nuestros medios de comunicación se ha puesto en entredicho culpándola de antisemita, de crear un ambiente propicio a la violencia contra los judíos, una atmósfera apropiada para generar odio entre la sociedad contra todo aquél que no sea natural de este país, en general han venido a ofender a quién está igual de afectado qué todos esos colectivos de extranjeros.
El ser humano no puede calificar de igual a todo el que obra de distinta manera, la prensa de este país se ha mostrado lo suficientemente solidaria como para ser tratada de xenófoba o antisemita por parte de aquellos que ni siquiera conocen el devenir social de los que formamos parte de la ciudadanía en España. En innumerables ocasiones nos hemos visto extranjeros en nuestra propia tierra, menospreciados por colectivos de otras ideologías residentes en nuestro pueblo o ciudad, acatando sus costumbres a pesar de ver las nuestras perjudicadas.
Que no nos vengan ahora unos desaprensivos sin conocimiento como Anti Defamatión League (ADL), con informes sobre formas de actuación de periódicos de tirada nacional con artículos, viñetas o menciones inculpatorias. España es, ha sido y será uno de los países más integrador de la eurozona y estos señores vienen a decir lo contrario, tildando a la sociedad (nosotros) de ser mayoritariamente antisemitas, o lo que es lo mismo xenófobos.
El malestar de la ciudadanía se reduce a un ámbito mucho más sencillo. Si no podemos mantener lo que tenemos, ¿cómo con los mismos medios vamos a sostener lo que se nos viene de fuera?, es así de simple. Reclamamos medios para solucionar los problemas de nuestra casa (España) y de esa forma intentar solventar en la medida que podamos, las necesidades de los demás.
No es agradable para aquellos extranjeros integrantes de las colas del INEM ser conscientes del pensamiento que en el resto de la gente causa su posición, la probable vacante de empleo que pueda obtener dejando a alguno de ellos fuera de la misma. Tampoco es agradable para el ciudadano español necesitado igualmente de ese puesto de trabajo, tener que quedarse privado del mismo en beneficio de alguien que entiende, es menos merecedor de él por no ser español.
Eso no es antisemitismo, xenofobia, racismo o falta de entendimiento, es única y llanamente necesidad. Una necesidad a la cual el gobierno y las administraciones deben de poner remedio con carácter urgente. No es bueno mantener esta situación por mucho más tiempo pues el desencanto es cada vez más preocupante.
Una vez más la sociedad española da una muestra de solidaridad a pesar de los problemas que acucian los hogares y la precariedad económica a la que se ven expuestos, conviven en armonía con ciudadanos de muy diversos países con el respeto que toda persona merece. Si los creadores de esa ONG fundada allá por 1913 piensan que en este país está fuertemente arraigado el fanatismo antisemita u otro tipo de descalificación similar, me parece que deberían de hacerse un examen de conciencia, unos pocos no pueden ser protagonistas exclusivos de lo que piense o haga la mayoría.

Juan Antonio Sánchez Campos
Diciembre/2011

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