sábado, 27 de octubre de 2012

Respeto y derechos de l@s jóvenes


 “Quiero que quede claro: nunca más, repito, nunca más mientras yo sea alcaldesa de Madrid, cederemos, alquilaremos o consentiremos en ningún edificio propiedad del Ayuntamiento un evento como el que ha terminado en estos tristes hechos”. Dijo la Alcaldesa de Madrid Ana Botella en unas recientes declaraciones al tener conocimiento del suceso acaecido en el Madrid Arena la madrugada del pasado viernes.
No parece ser la solución adecuada a un problema de tal calado. Los jóvenes, como colectivo social, tienen sus obligaciones para con el resto de la sociedad pero indudablemente, también tienen unos derechos convalidados en la constitución. No por dejar de permitir la celebración en recintos municipales de fiestas como la que ocasionado tan triste suceso, se debe privar a los adolescentes, jóvenes y perdonas de diferentes edades, al placer de la música, la diversión y el disfrute de pabellones, estadios, locales o infraestructuras municipales que sean adecuadas a tales eventos.
El negar ese derecho es coartar las libertades de los individuos que no son culpables de hechos tan trágicos como los acaecidos el pasado viernes. Buena muestra tuvimos hace veintinueve años con el incendio de la discoteca Álcala 20 en el que fallecieron 83 personas y de los cuales se expulso a cualquier político que pudiera estar implicado en el mal ejercicio de sus funciones. Los hechos estuvieron durante once años en la mente de las familias que perdieron a sus seres queridos, las que se sintieron abandonadas por los representantes políticos, sin indicios positivos hasta la celebración de un juicio que exculpó de toda clase de responsabilidad a parte de quienes se presumía tenían que ver con la mala gestión del departamento municipal correspondiente en la revisión de la seguridad del local.
Han tenido que pasar dieciocho años de supuesta tranquilidad y buena aplicación de las normativas para volver al candelero de nuestra vida el recuerdo de tan luctuosa tragedia. De nuevo han tenido que ser los muertos quienes nos alerten de que las normas no se aplican adecuadamente a las dimensiones de eventos de similares características.; una ley que debiera estar catalogada como de primer riesgo para la actividad del ocio de nuestros adolescentes, se ha cobrado la vida de inocentes que buscaban una noche mágica de diversión con sus compañer@s, tras la semana académica, sin saber que pasarían a formar parte de una interminable lista de desatinos.
Como individuos sociales debemos de proteger a nuestro entorno de la mejor forma posible, dotando a las administraciones de cuantos recursos sean menester para llevar a cabo su labor de forma segura y consciente de los hechos que pudieran suceder, en el transcurso de eventos de tales dimensiones. Pero parece no haber sido suficiente la muerte de 83 personas para que hayamos aprendido una lección que hemos vuelto a suspender con la nota más baja; preguntas que se quedarán en el aire –sea cual sea la sentencia que se dicte- de la más absoluta indignación. Los padres sufrimos el desenlace sincera y solidariamente, la agonía cada fin de semana, la angustia de amaneceres eternos hasta oír la puerta de nuestros hogares y respirar tranquil@s. El peligro está agazapado en cualquier rincón de la vida, pero si contra él se ponen escudos protectores, será menos probable la tragedia que han sufrido las familias que han perdido sin consuelo a las adolescentes fallecidas.
Todo es razonablemente susceptible de análisis minucioso, pronósticos que adelanten acontecimientos. Las probabilidades están ahí y por tal motivo, los responsables deben de asumir sus cometidos con mano firme, sin dudar ante la imposibilidad de celebración de un evento por falta de las medidas de seguridad convenientes. Esto no ha pasado amig@s, un permiso sellado y firmado por la concejalía pertinente, ha bastado para que la mala suerte y la tragedia se cernieran sobre el Madrid Arena la madrugada del viernes.
Ahora vendrán las dudas, las recriminaciones entre las partes involucradas, en los promotores, en las licencias oportunas para la celebración de la fiesta y los pésames a unas familias que nunca entenderán el destino cruel de sus hijas. Pero ha vuelto a ocurrir, ha vuelto a pasar de nuevo; por muchos cambios que se realizaron desde la tragedia de la discoteca Alcalá 20, no parece que hayan surtido el efecto deseado. Los locales de ocio vuelven a masificarse inseguros ante la desidia de los representantes municipales encargados de su inspección. Las macrofiestas se celebran para festejar eventos de diferentes características y no por ello deben de ser anuladas; lo razonable a veces parece lo más cruel, pero la vida continua y nuestros jóvenes y adolescentes continuarán divirtiéndose a pesar de que muchos de los que estuvieron presentes en el Madrid Arena no vuelvan a ser nunca los mism@s.
Es tiempo de tomar medidas drásticas, revisar cualquier instalación que desee llevar a cabo la celebración de un concierto, un evento deportivo o una fiesta para celebrar el Año Nuevo. Eso se lo debemos a nuestr@s jóvenes, al igual que a las familias de las adolescentes fallecidas se les debe el respeto y la aceleración de una inspección de los hechos que saque a la luz las responsabilidades en las que hubiera podido incurrir cualquiera de las partes relacionadas con el mismo; sean políticas o públicas. Justicia es la palabra correcta, justicia para la memoria de unas vidas truncadas por una mala organización en un evento diseñado para el disfrute y el ocio de nuestr@s jóvenes y no como obituario en la historia de una sociedad comprometida con el dolor de las familias.
No tiene Ud. razón alguna Sra. Botella para coartar las libertades por el poder de su posición, pero sí es responsable de llegar al fondo de está cuestión y sacar las conclusiones correctas que lleven al diseño de protocolos de seguridad suficientes –por no decir incluso excesivos- en las autorizaciones municipales para la celebración de estos actos. Siempre será mejor asegurar la celebración de los mismos en un recinto perfectamente acondicionado que en las calles de la capital, en la que no serán los vigilantes de seguridad los responsables de cachear a los jóvenes, sino las fuerzas antidisturbios quienes acaben con las celebraciones como solo ellos saben. ¿Se le ha pensado poner a disposición del Pleno su cargo? ¿O el de su inmediato en la lista? No ¿Verdad? Con cerrar las puertas ya está todo hecho. Doy gracias al cielo de que no haya sido mi hijo una de las victimas, como entiendo el dolor de los padres de las chicas fallecidas pero desde luego, no estoy dispuesto a quedarme con los brazos cruzados hasta no ver una ley, diseñada única y exclusivamente, para tomar medidas sobre estas celebraciones, ni dejaré de usar la libertad que me da la democracia para luchar por la de los adolescentes, frente al cierre de las instalaciones de un consistorio que también es de ellos. Moderación Dª Ana, mucho tacto y un poco de sentido común como propaga su Presidente, los efectos de las prohibiciones deben ser tratados cono mejor proceda a la ciudadanía.
Juan Antonio Sánchez Campos



DE LA UTOPÍA AL PROGRESO
Nos movemos en tiempos de cambio, promovidos por una política devastadora que infringe un castigo desproporcionado a la sociedad para lograr su objetivo –el poder-, sin dudar un ápice en menguar la economía de los ciudadanos hasta cubrir sus necesidades. Un sometimiento social que nos hace mirar a un futuro confuso bajo la perspectiva de los taimados planes urdidos por la clase política a nuestras espaldas.
Hay que empezar a forjar un nuevo proyecto, sin el rigor y la elocuencia de una ideología política definida; las necesidades del pueblo son las del Estado y por consiguiente, este tiene que velar para satisfacerlas de manera equitativa a sus posibilidades. Desviarlas de disputas políticas que solo ha generado dudas, compromisos ficticios y engaño continuado; sorprendido a la ciudadanía cuando menos protegida estaba.
Estas no son formas de llegar a un crecimiento en el siglo XXI, países modernos e industrializados que no son capaces de aunar esfuerzos, que hagan salir de está situación de precariedad abusiva en la que se encuentran los países más débiles de la eurozona y que consigue con ello reforzar a los poderosos. El ideal que debe primar en la clase política es el de la solidaridad entre los pueblos; de que sirve un documento de integración a una unión del continente europeo, si no es respetado como el momento exige dice mucho de la verdadera razón de la unión. La clase política debe abandonar su disfraz camaleónico para otros menesteres que no sean los puramente exigidos por la ciudadanía en su derecho. El color solo resulta moderadamente aceptado para satisfacer los intereses de la unión sin dañar al oponente; no para usarlos de cebo en una refriega absurda de soluciones sin sentido. Los tiempos cambian y nuestros políticos deben subirse al mismo tren del progreso o dejar la vía libre a nuevas generaciones, más avanzadas social y económicamente, que puedan hacer valer programas dinámicos, con nuevos modelos sociales, tecnologías, investigación y desarrollo óptimos para nivelar la balanza del poder en cualquier país que se precie de aspirar al crecimiento.
No se puede negar al progreso su camino, no hacer nada para impedir que el ritmo del desarrollo se frene por no ayudar al vecino, nos da que pensar en unas discrepancias que van más allá de las soluciones a tener en cuenta; en estos tiempos que corren el enfrentamiento no tiene cabida. La sociedad en todo su concepto, marca las pautas por las que se mide el bienestar de sus integrantes, sin caer en errores banales y estériles que modifiquen su sentido. Estamos sin percibirlo a las puertas de un cambio, con el que mantener la dignidad de las personas por encima de idealismos obsoletos para llegar a un entendimiento conjunto de que no el más fuerte, es el más inteligente. Conservar los valores intrínsecos de una sociedad no implica desvirtuar el futuro escondiéndonos del presente; todo cabe en el gran escenario de una sociedad moderna y solidaria; por su valor de crecimiento añadido y el carácter de ser potencialmente indispensables cada una de ellas en un mutuo beneficio.
El oscuro espacio político actual no puede seguir siendo un parapeto al que el ciudadano no tenga acceso, ni el autoritarismo agazapado puede prevalecer como idóneo a una sociedad que requiere nuevos formatos en su desarrollo. La guía sobre la que debe transcurrir el progreso, la inversión y por ende, el crecimiento de una sociedad moderna, la impone el legitimo derecho del ciudadano a ser consciente en todo momento de los proyectos de sus gobernantes, con la lealtad que se les exige.
Si hemos logrado llegar hasta aquí, ahora es tiempo de seguir avanzando con métodos políticos convenientes; abolir maniobras tiranizadas de gobiernos insolidario con ideologías añejas, buscar el equilibrio económico de los sistemas de gobierno que se dicen democráticos, empezando por reforzar el nuevo carisma de nuestros políticos para afianzar el derecho ciudadano y modernizando las instituciones para adaptarlas a las nuevas demandas de la sociedad.
Sólo de esa forma la clase política recobrará su sentido y la confianza de los ciudadanos. Tal vez lleguemos retrasados, pero todavía no es demasiado tarde para empezar a trabajar todos juntos en construir un nuevo modelo político capaz de devolvernos la esperanza en el futuro. Las ideologías no deben porque caer en el olvido, pero si menguar su incapacidad de no ver más allá de lo que su filosofía dicta; hay raíces políticas que es necesario arrancar de cuajo, pero las raíces sociales y culturales deben mantener su identidad y permanecer ilesas al cambio pronosticado; el progreso no está reñido con la excelencia en las costumbres de los pueblos ¿Qué sería de una sociedad sin origen?
Juan Antonio Sánchez Campos

domingo, 21 de octubre de 2012


CON EL CONOCIMIENTO EN LA MALETA

La Administración Central está perdiendo grandes sumas de dinero a causa de la brecha que se ha ido formando con las actuaciones de una política en educación absurda; lo que hace años era una fisura en el sistema, a la que el Sr. Zapatero no puso –o no quiso- poner remedio, hoy ya es un gran agujero que es absorbido por un mercado laboral inexistente.
Estamos hablando de l@s jóvenes que comienzan a  sentir la necesidad de buscar alternativas en otros lugares, donde aplicar los conocimientos adquiridos a lo largo de su trayectoria educativa. L@s jóvenes se marchan, llevándose en la mochila la rentabilidad de su formación y dejando a la sociedad española –mal que les pese- que financió su preparación, pagando los intereses sin medios para amortizar el capital invertido.
L@s jóvenes se marchan –la mayoría sin más remedio-,  por la falta de oportunidades de empleo, abocados a dejar su entorno ante la incertidumbre de un país en crisis. No hay motivos que sugieran una mejora a corto plazo y la inversión que se hizo para lograr la formación de futuros profesionales, que fueran competitivos con el resto de miembros no solo del continente, sino del resto del mundo, se ha ido al traste por la carencia de oportunidades, sin dar pie a sacarle rentabilidad alguna –un euro invertido son catorce euros de rentabilidad-  en beneficio de la sociedad y la economía del país.
L@s jóvenes se marchan, pero quedan muchos en las listas del INEM, muchos que no han logrado terminar sus estudios por falta de recursos económicos causados por el desempleo y los recortes; otros tantos, desmotivados por la falta de un programa de apoyo adecuado al que el Gobierno ha dejado en la basura. Hechos constatados dejan a nuestro país sin marca, como uno de los más afectados de Europa por una crisis violenta que repercute en todos los sectores sociales –los que más, las clases menos afortunadas- a la que los gobernantes –España a la cabeza en educación-,  no han sabido plantar cara. Y ahora, cuando más necesitamos la ayuda de nuestros profesionales, el Gobierno ha hecho fomentar su marcha sin poner medidas de inserción laboral convenientes, para paliar el acelerado y preocupante descenso de la prosperidad formativa de nuestros estudiantes.
L@os jóvenes se marchan –en su gran mayoría- , simple y llanamente por la precariedad del empleo. De como vamos a salir de la crisis si la marcha hace escasear la adaptación de profesionales a las nuevas tecnologías, adquirida en sus años de formación, es una incógnita que deberá explicar el Gobierno de forma rápida y precisa.
L@s jóvenes se marchan con la formación bien visible en su equipaje a otros países, que les espera con los brazos abiertos para mejorar –utilizando sus capacidades-  el ritmo de crecimiento deseado a costa de nuestra inversión. España pierde su marca de liderazgo, aventurada a un mañana con un reducido importe calibrado a la educación y formación de nuestros futuros profesionales, con un saldo negativo por la falta de expectativas de una Administración incongruente.
Mientras esto ocurre, todavía hay líderes políticos y empresas privadas emblemáticas que festejan la cultura ¿Le ha preguntado alguien a D. Lorenzo Silva, reciente ganador del Premio Planeta 2012, que piensa del despilfarro en la entrega del galardón cercano a los cuatrocientos mil euros? Y no hablo del importe del premio que bien ganado es, sino de las vieiras y el vino.
Cundo la crisis golpea a las familias en la parte más sensible, el hambre, todavía queda soberbia entre la clase política suficiente para brindar con champan –o cava-. Claro que a D. José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta, siempre le quedará por decir aquello de que cada uno, se gasta su dinero como le viene en gana y no en campañas electorales que transitan por el borde de una inculta insensatez.
Juan Antonio Sánchez Campos

sábado, 20 de octubre de 2012


ENCALLADOS EN LA DEPENDENCIA

Austeridad, sacrificio, disciplina y orden, son la bandera que ondea en las declaraciones de la canciller alemana Frau Merkel;  más parecidas a las de la directora de un centro de reinserción a la vieja usanza, que a las de alguien que busca la cohesión y el consenso como base reguladora de llegar a acuerdos fructíferos entre los países integrantes de una Unión Europea que se despedaza por la carencia de puntos de inflexión entre los mismos.
Unos alegatos que contribuyen sobremanera a crear un clima de consternación entre la sociedad española, que no entiende ni el motivo, ni la causa del empeño por parte de las fuerzas políticas más poderosas de la UE, en seguir con sus dogmas de asfixia fiscal que llevan hacia una acefalía social  a los ciudadanos de esté país; a una rotura en la pieza que mantiene el equilibrio de la sociedad española.
Pero parece ser que la voluntad de un país vale más que la del resto, un interés en frenar cualquier acuerdo que redunde y satisfaga a nuestras necesidades. La búsqueda del poder es el verdadero objetivo de la líder germana, dotar a Europa de plena autoridad para implantar su acceso a las cuentas públicas de los países de la UE; cediendo con ello soberanía económica que sirva a su propio beneficio. Bien sencillo, acaparar todo el poder decisorio a su servicio, endeudando a las naciones con menor poder económico. Una buena estrategia que traerá por añadidura imposiciones adustas en el maletín de los próximos personajes fabricados para el desempeño de esa función, un supervisor bancario y un supercomisionado –alemanes o aliados de primera-, que husmeen en las cuentas que interesen con total impunidad.
De la inversión, como factor clave de localizar el crecimiento que atraiga con ello la creación de empleo en nuestro país, nada se ha hablado desde hace semanas –meses-. ¿De qué valdrán los pactos concertados y las obligaciones contraídas? Son interrogantes que todos los ciudadanos de nuestro país se hacen a diario –cada minuto del día-. El desempleo en España alcanza cotas inimaginables hace apenas media década, asumimos más del 20% del paro en toda la Unión Europea y nos siguen exigiendo más sacrificios; si no se hace nada por paliar estos datos, la situación se hará insostenible a corto plazo; aunque parece que esto no sea suficientemente alarmista para el Gobierno. Es hora de poner sobre la mesa del Consejo Europeo soluciones rápidas y consecuentes con la situación que sufre la ciudadanía española, tomar decisiones criticas por mucho miedo que le de al Sr. Rajoy enfrentarse a su homologa alemana España necesita de forma inmediata el regreso de la inversión.
El sistema ha fallado –empleo, educación, inversión, educación, cultura- por la falta de efectividad de sus manipuladores –clase política, bancos y entidades financieras-,  por la ausencia de lealtad a sus programas y el ocultamiento de balances de las entidades bancarias. El sistema ha fallado sí, motivo por el cual la sociedad española ha sufrido un sabotaje en primera línea de flotación –calidad de vida y educación obligatoria-, un atentado que ha costado más de 5000 millones de euros en recortes a la educación y una presumible congelación de las pensiones que debilite el poder adquisitivo de los pensionistas, junto a los estudiantes, las clase más desfavorecidas.
Aun así todavía encontramos representantes políticos que critican el derecho a manifestarse públicamente –Secretaria de Estado de Educación-  su malestar con la gestión del Gobierno, declarando de forma inconsciente que el uso de semejante derecho durante tres días de ausencia a clase, supondrá un descontrol en el ritmo del curso escolar. Como la soberbia llega a estos límites es algo ya común entre los dirigentes del PP, capaces de poner en duda la legitimidad de los padres a expresar su indignación ante la barbarie de su política de austeridad –contagiados por Berlín-; cuando muchos de esos progenitores llevan más de dos años sin obtener un puesto de trabajo que les aporte los recursos necesarios para pagar el comedor de sus hijos y los libros de texto. Pero eso posiblemente, tampoco sea susceptible de manifestase públicamente para los miembros del Gobierno.
Sentido común, inversión y empleo con carácter de urgencia, son los aspectos a tratar por el Sr. Rajoy con sus homónimos europeos, a pesar de que el CE diga lo contrario, pues posiblemente sean otras las aspiraciones que buscan.
Juan Antonio Sánchez Campos

viernes, 19 de octubre de 2012


EL MINISTRO NI DEJA NI HACE

Una mayor inversión de los poderes públicos en educación, está intrínsecamente vinculada a una mejora de resultados; es impropio declarar nula la rentabilidad obtenida a pesar de las cifras que maneja el Ministro de Educación, Sr. Wert.
Una menor inversión es sinónimo de una mayor pérdida de oportunidades, los medios deben de ser usados convenientemente, analizados de forma adecuada para garantizar su efectividad. Pero la Administración parece entender que la manera idónea de llevarlo a cabo consiste en el recorte al sistema educativo, utilizando el despido del personal docente y las altas cifras de las tasas universitarias, que han repercutido en la precariedad económica de las familias. Si lo que quieren es acabar con el sistema público en educación van por buen camino.
Desafortunados incidentes en un centro católico de enseñanza no pueden ser el símbolo en el que se escuden los miembros del Ejecutivo para catalogar las manifestaciones de alumnos, padres y asociaciones ante la avalancha de austeridad educativa promovida por el Gobierno. Hechos que sin lugar a dudas, deben de ser castigados como merecen por parte de la autoridad competente; al igual que las actuaciones desmesuradas en las que intervinieron miembros del cuerpo antidisturbios de la policía hace apenas unos días; situaciones que no pueden quedar impunes porque son claramente incumplidoras de las normas de convivencia y armonía social establecidas. Hay que catalogar las circunstancias ajenas a la realidad que se busca, no mirar tan sólo lo que beneficie a las partes.
Pero más allá de todos estos esporádicos desmanes, queda el completo y legítimo derecho a denunciar públicamente el acoso del Ministerio de Educación por todas sus jerarquías, catalogando las manifestaciones de las partes afectadas como avanzadilla en las aspiraciones ideológicas y políticas de los partidos en la oposición.
La deriva va por otro lado muy distinto Sr. Wert, uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos la educación, está por encima de guarismos políticos. El compromiso que adquirió el Gobierno para salvaguardar ese derecho debería de estar preservado a sus ambiciones y no lo ha hecho; ha sido profundamente vulnerado por una austeridad reaccionaria. La política, para un alumno de primaria, no deja de ser “cosa de los  mayores” pero, para esos mayores la educación de sus hijos está por encima de las tramas políticas. A ver si nos enteramos de una vez por todas Sr. Ministro de que va todo esto.
Juan Antonio Sánchez Campos

jueves, 18 de octubre de 2012


LOS RICOS ADORAN BANKIA

Es normal que la clase adinerada se frote las manos de forma tan abrumadoramente ensordecedora. Cuando Bankia saca su tenderete de productos inmobiliarios, el dinero sale debajo de los bien acolchados bolsillos de la empresa privada o el amnistiado de turno, para atrapar en sus “saneadas” redes todo aquello que vea atractivo. El tiempo dará la razón a quien humildemente escribe estas líneas.
Lo que Bankia está haciendo de forma desconsiderada en estos  momentos es pura mercadería al servicio del pudiente. Mostrar un ladrillo debilitado a quien tiene el poder adquisitivo suficiente de comprar, el dinero es lo que tiene, cuando el que lo tiene lo multiplica en época de crisis varias veces sin riesgo alguno. Es tan sencillo como fácil comprar a precio de mercadillo saldos rebajados, para vender cuando el tiempo así lo disponga a precio de boutique de primeras marcas a inversores extranjeros –o españoles-, con el beneficio “pulcro y limpio” que otorga el poder del dinero.
Inmuebles que en muchos casos –la mayoría- han sido embargados a empresas promotoras, constructores autónomos o ciudadan@s normales, por falta de recursos económicos con los que hacer frente a la deuda. Es mejor para la entidad quitarse de encima el problema a un precio razonable cuanto antes, que pagar impuestos, arbitrios o recibos de comunidad a los que hacer frente. El moroso lo seguirá siendo de por vida, en caso del trabajador que se ha quedado sin empleo para pagar la hipoteca ni siquiera tendrá la oportunidad de seguir en la vivienda, bajo un régimen de alquiler adecuado e incluso subvencionado por la entidad acreedora. Esa entidad a la que le estamos pagando la deuda contraída con la sociedad por su mala gestión, la que es poseedora de una cuota de participación en la crisis que soporta el ciudadano junto a la clase política que lo permitió –Sr. Zapatero-  y el Gobierno del PP que le dio la oportunidad de salir adelante con el dinero del contribuyente. Lógico ¿verdad? que el que paga las consecuencias del trabajo mal hecho de la Administración sea siempre el mismo; el que paga las prejubilaciones millonarias de los consejeros, la incapacidad de la clase política y las deudas contraídas.
Los ricos también lloran, pero sus lágrimas –sino es tema humano- son distintas porque pueden permitírselo y apenas pueden notarse; el pueblo llora de frente, grita de rabia e impotencia, pero nadie parece escucharle –o no quiere-. El pueblo invoca el legítimo derecho a que sus seres queridos vivan bajo un techo y no a la intemperie insolidaria de una clase política y adinerada; la justicia no siempre hace honor a su palabra.
Juan Antonio Sánchez Campos

domingo, 14 de octubre de 2012

PECADO Y CONFESIONES DEL FUTURO

El FMI confirma como una de las variables al holocausto que se avecina en el mundo, como de un calendario Maya moderno se tratara, será el desastre económico que se cierne. Lo que no llegó a analizar era la causa más probable de que esto llegue a hacerse realidad; las políticas de los diferentes gobiernos siguen empeñadas en hacer del poder el baluarte de la sostenibilidad del mundo –al que aspira cada uno-. La falta de solidaridad de los países integrantes de la UE está demostrando cada vez más que los líderes solo buscan el interés propio por encima del general, sin saber que sin la coexistencia de los sistemas y la integración de las diferentes sociedades que cohabitan en el planeta, nada es posible o al menos presumible de hacer en algún aspecto.
Su presidenta Christie Hollande, dijo en su día algo parecido a que las personas de mayor edad, junto al descenso de la mortalidad, harían que  la población de todo el mundo viva de media tres años más de lo previsto, elevando el coste del envejecimiento en un 50 por ciento. En ese alegato hizo mención a que los Gobiernos y fondos de pensiones están mal preparados por no se rentables a la sociedad, cuando ella ronda los 56 años, es afortunada de que le quede una pensión vitalicia para vivir holgadamente.
Pero lejos de querer hacer una crítica al personaje en cuestión, es posible analizar los acontecimientos desde un punto de vista más cercano. El objetivo de un Gobierno, acelerado en la reducción de déficit agota los recursos de las familias, el crecimiento que hasta ahora sostenía la balanza del equilibrio social, se balancea del lado opuesto a las necesidades reales de los ciudadanos. No vale de mucho la ayuda de la que podamos disponer en Europa a pesar de declaraciones como  “Fuera de España y de la UE se está en ninguna parte y condenado a la nada” dichas por el Sr. Rajoy en unas declaraciones recientes, pero lo que no ha mencionado es si dentro de España y de la UE,  nos espera algo más que recortes, reformas e imposiciones.
La idea de un crecimiento que haga rebajar la deuda debe ser considerada de forma inmediata, antes de que legue a ser una opción irrelevante por el ahogamiento deficitario de España. Cada vez es más tangible la necesidad de forma alarmante en la creación de nuevas instituciones económicas y nuevas políticas para afrontar el futuro más próximo. La ciudadanía ha llegado a la conclusión de que con la actual clase política no vamos a ninguna parte, hartos de la demagogia oportunista de sus lideres, que no han sabido acondicionar la economía a los imprevistos; los recortes son parches en la deuda que nunca lograremos coser a tiempo de que se desgarre la tela del déficit.
Hasta la Iglesia es capaz de hablar de política a cara descubierta, algo solo reservado a la intimidad de los despachos, para erigirse en valedora del sentimiento independentista.; ya ni siquiera esconden sus oscuros manejos convenidos a lo largo de la historia, algo que también habrá que valorar a la hora de modernizar aspectos en el futuro, ya obsoletos del presente.
Juan Antonio Sánchez Campos

sábado, 13 de octubre de 2012

EDUCACIÓN, INDEPENDENCIA Y LÓGICA 

El deseo independiente moderado, sin caer en fanatismos imposibles hoy en día, aun siendo legítimo en derecho opinar y decidir el futuro –democracia-, no trae consigo imponer como acostumbra el Sr. Rajoy o el Presidente de la Generalitat el  Sr. Mas. Una educación personalizada, de carácter individual y al servicio de ideologías, lejos de ayudar la formación educativa, separa la realidad de su verdadero lugar en el panorama cultural. La identidad propia de una comunidad autónoma es tan importante como la del resto de las que conforman el mapa de España, sin distinción alguna de por medio.
Pero señor@s, estamos hablando de educación –que lleva implícita cultura-. No hay becas estrictamente ideadas para cada región española, a la que tengan acceso estudiantes extranjeros en cada región. Si bien es cierto, que una vez elegido el lugar que les resulta más atractivo para su formación, en una determinada comunidad con una mayoría parlante no castellana, pueden diversificar sus estudios de idiomas diferentes y con ello adquirir mayor cultura –catalán, gallego, vascuence, entre los más conocidos fuera de nuestras fronteras-. Pero debemos tener en cuenta que el idioma que sostiene el mayor número del colectivo educacional es el castellano; es con toda seguridad el más hablado del  mundo junto al inglés y por tal motivo, debe de regir la formación del alumnado del que se provea a cada comunidad.
Esto no quiere decir que hablemos de separación de identidades, tan sólo de la realidad en la que vivimos; opinar lo contrario es dar un paso atrás en la educación de nuestros jóvenes por puro extremismo ideológico, relegando a la comunidad que imponga su idioma hacía una posición que la ponga en desventaja cultural y educativa frente al resto de las comunidades y carente de la integración apropiada de alumnos que no sean originarios de dicha región, con las carencias que ello trae consigo. No podemos imponer a la fuerza a un estudiante de primaria y mucho menos universitario, a aplicar sus conocimientos en tres lenguas a la vez porque sería sencillamente imprudente, eso le haría invertir más tiempo en adquirir conocimiento del idioma que en los estudios prioritarios a su grado o competencia.
El afán independista puede llevar al deterioro cultural, a poner demasiadas trabas en el camino adecuada a la formación especifica de profesionales futuros y a la falta de sentido de integración cultural de los mismos, incluso de los que provengan de otros lugares de España o del extranjero.
Llevamos más de dos décadas –hasta la llegada del Sr. Rajoy- disfrutando de sistemas educativos y socioculturales que han hecho posible la integración de nuestros jóvenes no sólo en el continente europeo, sino en buena parte del mundo, utilizando como idioma común el castellano y el inglés en sus estancias de formación, como medios de comunicación entre los distintos individuos que forman el colectivo académico.
Llevamos beneficiándonos desde hace más de dos décadas –hasta que el Gobierno del PP ha metido mano para anular imprudentemente las becas-, de la igualdad de oportunidades entre estudiantes. Por lo que estamos en el primer lugar del ranking europeo en recepción de alumnos extranjeros, al igual que en la salida de nuestros jóvenes a otros lugares, utilizando como común identificador el castellano y el inglés. No nos hagamos ideas inoportunas hoy, de ver a Cataluña o Galicia  –con todos mis respetos- fuera de un sistema educativo e integrador a nivel mundial, por un uso mal hecho del sentimiento independentista, por mucho que el arraigo de las identidades de cada región sea importante –que lo es- y la decisión de sus ciudadanos legitima,  que también lo es.
Llevamos más de dos décadas –hasta la llegada de la política reformista e incongruente del PP- intentando equilibrar como la ciudadanía se merece, ideologías enraizadas de cada comunidad, con el mantenimiento de intereses comunes. Y lo real y palpable es que, ni las comunidades más dadas a la independencia como país en toda regla, ni el país del que se quieren descentralizar, podrán abastecer sus demandas y necesidades más elementales por separado; menos si hablamos de lengua, por ende cultura y educación.
La educación señor@s no reniega de la cultura por hablar el mismo idioma, pero la cultura se debe respetar educadamente, manteniendo intactas las posibilidades de aprendizaje personalizado a cada comunidad como asignatura recomendable pero no impuesta. Para imponer sin atender las consecuencias ya se sobra el Gobierno del PP a costa de tod@s, sin excepción de lengua o idioma.
Juan Antonio Sánchez Campos


Un Nobel premia la incompetencia

El hecho de ser proclamada ganadora del Premio Nobel de la Paz, no hace a la UE más digna y merecedora de lo que era hace apenas unos días, a pesar de contar entre sus arcas con cerca de un millón de euros provenientes del galardón. Todo lo contrario, algunos escépticos creen que los merecimientos no han sido suficientes, menos aún con la que se les ha venido encima a los europeos.
Es preciso resaltar que quienes han logrado mantener la paz en el continente durante tanto tiempo –con más de un fracaso de por medio-, podían ser proclives a recibir un reconocimiento de calado mundial pero, siempre hay de por medio aspectos que no se han  tenido en cuenta suficientemente a la hora de elevar a la historia de los Nobel un continente y una unión que se encuentra en peligro de supervivencia. Muchos se han alegrado –con excepción de más de uno- de ver en primera línea de la paz a la UE, si bien es cierto que la noticia ha sorprendido en medios políticos, sociales y de la ciudadanía por los problemas que vienen soportando la mayor parte de los países integrantes. La paz no sólo se consigue manteniendo el belicismo a buen recaudo o luchando contra el terrorismo, la paz se compone de muchos más valores como la solidaridad entre los países y los hombres que los integran o la lucha contra las desigualdades sociales, trabajando para el bienestar de la sociedad y el mantenimiento se una digna calidad de vida; eso que en el caso de la UE no está ocurriendo. Las necesidades de la población, rayanas en la pobreza y en el umbral de la miseria, son algo con lo que el Nobel no está de acuerdo; el principal objetivo para elegir al ganador «a la persona que ha hecho el mejor trabajo o la mayor cantidad de contribuciones para la fraternidad entre las naciones, la supresión o reducción de ejércitos así como la participación y promoción de congresos de paz en el año inmediatamente anterior» no se cumple en el caso de la UE, prácticamente por ninguna de sus vertientes.
La prueba más fehaciente de ello es que hay países en la actualidad que están sometidos por los más poderosos –la desigualdad es notable- esperando soluciones a sus problemas, que vengan del conjunto de la UE. España., como ejemplo de ser uno de ellos, con las demandas aparcadas hasta finales del presente año –tal vez esperando comer las uvas con el rescate en la mesa-,  claudica con su Gobierno a las imposiciones que les marca la Sra. Merkel y Bruselas, la primera como ejemplo puro de dictadora moderna y la segunda, como valedora del BCE, dialogante pero no impulsora. Un compadreo excesivo sin sitio de por medio a la solidaridad, tan sólo basados en los intereses que cobren a los que supliquen auxilio –eso no suena a fraternidad entre los pueblos desde hace ya cuatro años- amparados en la excusa de hacer frente a las necesidades de los más débiles.
Palabras de satisfacción entre los dirigentes europeos con sonrisas de satisfacción e incredulidad, -según vayan las arcas- en una cumbre de un FMI que está prediseñado a sumar puntos en las encuestas para tomar decisiones a dos bandas. Europa ha marcado hitos en la historia que han servido para alimentar la paz, pero ahora hay que alimentar el empleo, la educación, la cultura y las pensiones de nuestros ciudadanos y eso parece que lo han dejado pasar a la hora de votar una elección de semejante valor.
Juan Antonio Sánchez Campos

lunes, 1 de octubre de 2012


LA CULTURA ENCALLADA DE ESPAÑA A ORILLAS DE LA UE

España está perdiendo sus señas de identidad un poco mas cada día, acercándose a índices jamás pensados tras los años de bonanza económica vividos hasta finales de 2008. Comienza a ser preocupante la forma de gobernar un país del Sr. Rajoy, que mira hacía otra parte –arriba a “la derecha” en el mapa europeo- sin parecer ser consciente de la situación real que sufren los ciudadanos y con una cifra que va más allá de los dos millones de niños en el umbral de la pobreza, con un tercio de familias con serios problemas e incluso sin ninguna opción con la que hacer frente a las demandas de los mas pequeños de la casa en lo relativo a la educación entre otras necesidades.
Un deterioro económico dado por la crisis de la construcción, de la cual eran parte integrante muchas de las familias perjudicadas, bien por relación directa o proveedores de su mercado laboral. Con la crisis los niños –como siempre-  forman parte de ese colectivo vulnerable de la sociedad española que atraviesa problemas de envergadura, pero eso parece no ser la principal causa de preocupación para el Gobierno.
Familias que no pueden hacer frente al pago de los libros de texto y el material escolar apropiado, por tener que atender unas necesidades primarias para la supervivencia como son el alquiler o hipoteca de la vivienda y la comida diaria. ¿No parece que estamos hablando del Tercer Mundo? Pues no, hablamos de los familiares, amigos, vecinos o de nosotros mismos en la España del Siglo XXI. La misma que ve el desajuste social que se esta produciendo y las brechas del clasismo sobrevolando nuestras cabezas, el mismo paisaje de hace medio siglo, vuelve a instalarse entre la población de forma progresiva, acabando con la igualdad de oportunidades de nuestros jóvenes y adolescentes y atacando de forma ostentosa el derecho a estudiar y formarse, como base del crecimiento de una nación que aspira, mejor dicho aspiraba a estar entre las mejores del continente europeo.
De donde va a tirar un país para adquirir crecimiento y competitividad, si el clasismo social menosprecia a aquellos estudiantes con un potencial que no pueden demostrar como quisieran, es la pregunta que muchas de esas familias se hacen e intentan que les aclare el Presidente del Gobierno. Unos estudiantes que han  tenido que dejar de serlo por no poder acceder a los libros es un grave insulto a la sociedad, que se verá afectada en unos años por la carencia de personas formadas adecuadamente –ser rico no es ser inteligente- con las consiguientes carencias de calado que ello traerá como consecuencias a la mala gestión del Sr. Rajoy.
Nos empiezan a tachar de país pobre, desde el momento que la educación se va acotando en una clase media-alta; dicen de nosotros que estamos cayendo en la mediocridad y en la falta de justicia con la igualdad de oportunidades; pero a pesar de ello, los representantes del Ejecutivo que gobiernan nuestro país, nos siguen amenazando con constantes recortes alimentando sus intereses. Los Campus de nuestras universidades comienzan a ser un hervidero de impotencia, con un inminente peligro de explosionar en cualquier momento y algunas Comunidades Autónomas especulan con hacer ver al Presidente hasta que punto los recortes en las ayudas sociales, comienzan a ser peligrosos y que la población está a punto de decir BASTA a su política dictatorial.
Pero el Sr. Rajoy no parece alarmarse lo más mínimo y que nada desoriente su empeño en ahogar del todo al ciudadano, si con eso logra no tener que enfrentarse al CE. Nosotros estamos obligados a rescatar a los bancos y a creer en una política basada en la imposición de la voluntad del Gobierno; los verdaderos responsables de la situación critica en la que se encuentra España aspiran a concluir su legislatura a costa del deterioro de una sociedad menguada y engañada por la mayoría en el poder del PP y sin embargo, ellos ni siquiera son capaces de “rescatar” los bancos de libros en los centros escolares de educación pública.
La población envejece pobre y la natalidad corre un peligro solamente equilibrado por la inmigración de ciudadanos carentes de inhibiciones sociales a la hora de tener hijos. Todos estos inconvenientes económicos afectan de forma notable la estabilidad familiar de los españoles o la creación de una unidad familiar bajo el mismo techo. El país se tambalea y la esperanza de encontrar un puesto de trabajo es cada vez más lejana bien por edad, por formación, por educación e incluso por idioma. Nos dirigimos hacía el martillo que golpea la mano de obra barata y sumisa, con unas condiciones de vida resulta del enriquecimiento sistemático y sumergido de las entidades financieras, sin oposición alguna por la clase política advenediza.
Juan Antonio Sánchez Campos