Tú no puedes despedirte Antonio porque nunca podrás irte. De Gala se visten para saludar en tu gallardo paso esos libros, que con la pluma del lirismo escribiste sentado en el sillón del poeta. Troylo con sus ojos verdes acertaba a vislumbrar en las largas charlas que mantuviste con él, el cegador reflejo de las alas de Tobías Desangelado. Simplemente por una Regla de Tres nos quedamos perplejos en la belleza de El Manuscrito Carmesí y ahora quieres recortar el tiempo de espera apoyado en el bastón que eliges adecuado para el momento. Tú no puedes despedirte Antonio porque nunca podrás irte, estas en cada hoja del libro, en cada estrofa del poema y protagonista en la escena de un cuento suspendido en el aire de tú bien concebido anacronismo.
Juan Antonio Sánchez Campos
16 Diciembre de 2011
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