Artículos de OpiniónTierra vacía, terreno perdido al progreso



Las paradojas del presente nos hacen recapacitar en la opinión de que somos demasiados para tan poco espacio, de que aglutinamos en menos del treinta y cinco por ciento la superficie  habitable de nuestro país con la población que reside en ella y confundimos vivir en las urbes o grandes ciudades y pueblos como la mejor alternativa de aspirar a desenvolvernos en el empleo,, en las condiciones más sugerentes de convivencia y en la comodidad que nos da la tranquilidad por tener en nuestras manos, a un paso de donde decidimos asentarnos y formar una familia, los servicios más utilizados en nuestra vida cotidiana. ¿Pero, es la mejor manera de vivir el estar masificados en un entorno abrumadoramente colapsado de tráfico, contaminación, polución y millones de personas en una reducida superficie? Los pueblo se quedan muertos, deshabitados en un espacio más que confortable de paisaje y vida sana, por el mal ejercicio de las  administraciones, más ocupadas en tener cerca la mayor cantidad de recursos posibles con el menor gasto que en prolongar las hectáreas pobladas en bien de la sociedad; una falta de previsión a la larga negativa  que hace peligrar el equilibrio sostenido de un ecosistema maltratado por las normas establecidas que en nada esgrimen procesos de recuperación de tierras fértiles a la causa del progreso social y económico del país.
Es triste que haya pueblos que aun manteniendo una tierra fértil, un aire con el que fabricar energías alternativas y eólicas, se quedan abandonados por falta de argumentos y proyectos d regeneración; una nación como España no puede permitirse el lujo de despreciar el sol que la caracteriza y que en las plantas de energía solar le haría sumo bien tanto al mercado laboral como al entorno rural y a la recuperación de pueblos solitarios que un día fueron abandonados en busca de un futuro prometedor y hoy, una buena parte de aquellos que se marcharon, no tienen un futuro prometedor ante el desempleo y los precios de compra o arrendamiento de viviendas, cuyo mercado vuelve a posicionarse por las nubes tras el desastre inmobiliario y regresa por sus fueros.
Llevar las redes de internet por ejemplo, además de las herramientas óptimas para recuperar el terreno perdido nos puede hacer mejorar nuestra calidad de vida, el espacio ahora abarrotado quedará mejor dispuesto y el que se encuentra vacío se ocupará en el grado que los estudios de los profesionales aconsejen.
Así es como podremos decir aquello de que somos inteligentes, capaces de prevenir el caos de unas urbes colapsadas y atraer al mercado laboral nuevas profesiones, mano de obra capacitada, maquinaria diseñada a tal efecto y unos servicios que a la larga, conseguirán mejorar nuestras vidas y con ello, superar las estadísticas deplorables que nos sacuden.
La inmigración, esa preocupación en los programas electorales de los oportunistas y que nos presentan como mala, no es así, es la que puede subir enteros la natalidad con el descenso de la mortalidad y los millones de pensionistas que cada vez carecerán más de recursos económicos, sino ponemos remedio para equilibrar la balanza antes de que las telarañas de las arcas públicas, por el descenso del empleo y la falta de jóvenes que nos demande el mercado laboral sean ya un hecho difícil de recuperar.
Las paredes derrumbadas de edificios que un día fueron algarabía y juego de los más pequeños se confunden con los  matorrales altos que se asientan sobre ellas desde hace años. Espacio, terreno que habitar por gentes capaces de recuperar el paisaje desnutrido de vidas convencidas de que solo será cuestión de tiempo rehabilitar o construir casas donde vivir dignamente. Compromiso de las administraciones para abastecer de recursos a quienes tratan de fabricarse un horizonte prometedor, convivir en paz y gestionar sus hogares al ritmo de sus necesidades básicas mediante un trabajo honrado y eficaz con el entorno es una labor que hay que poner en marcha de manera urgente ya que ello traerá el sostenimiento de las capacidades de socialización convenientes al proceso de recuperación económica. Tratar de aliviar la congestión de las grandes urbes y con ello el trasiego alocado de la muchedumbre, utilizando y mejorando para tal uso los transportes públicos y las infraestructuras nos harán un país moderno, capaz de interactuar con los que vienen a nuestro país con la sana intención de forjarse un futuro sin depender para ello de las ayudas sociales mínimas de la Administración. Los cuales podrán poner en marcha proyectos futuros en sus lugares de origen, contribuyendo en ello a la mejora de los mismos y a frenar el constante goteo de personas que se juegan la vida en nuestros mares y océanos por no tener nada a que encomendarse.
Esta circunstancia es más que probable que inducirá a la formación de nuevos profesionales
Estamos a tiempo de recuperar en algo todo lo perdido, ser capaces de convivir con diferentes razas y costumbres siempre ha sido una característica del pueblo español durante décadas; la encomiable labor de la inmigración en el mundo es la que ha hecho renacer economías hundidas y esa es la mejor arma para combatir la perdida de la calidad de vida y el bienestar social, consecuencia de una nefasta política de previsión y un enfoque ideológico y partidista negativo, en favores personales y lucrativos en lugar de luchar por el bien de la sociedad que juraron defender. jasc


FALSA MODESTIA

La honorabilidad es algo que se gana al igual que el respeto, va intrínsecamente unida a la credibilidad que otorga la honradez en los actos de las personas responsables con los compromisos que adquiere por voluntad propia. Estas simples reglas de quienes aducen a la honestidad como algo que no debe ponerse en evidencia, simplemente por estar ligada –dándola por hecho y presumible- a un efímero acuerdo con los ciudadanos, son las mismas que traicionan libremente determinados individuos instalados en la cartelera política de un país desolado.
En estas circunstancias, parece que las reglas están hechas para saltarlas a la ligera; los obsequios ya no son artículos protagonistas de conmemoraciones de euforia, de eso sabe mucho el Presidente del Gobierno y su Ministra de Sanidad la Sra. Mato que presuntamente –casi fehacientemente- tuvieron dolores ajenos y de conciencia con D. José Sepúlveda, ex de varios cargos y situaciones personales, exalcalde en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, exasesor y asesor de nuevo por la gracia del Sr. Rajoy y exmarido de Dª Ana. Un personaje ligado a nombres famosos como el de Francisco Correa o “El Bigotes”, amigos de los regalos personales como atractivo de sus manejos.
El olor a podrido proveniente de determinados bandos de la clase política española es tan fuerte, que sobrevuela en el aire más allá de nuestras fronteras haciéndose perceptible desde todos los ángulos del continente europeo –triste situación en la que queda la ciudadanía española-. Las donaciones anónimas de dinero sumergido a los partidos políticos, desatino del poder judicial y desastre monárquico evidente, que se saltan la Ley de Transparencia por un hueco en la valla meticulosamente concebido para el escape y la supervivencia política de los que presumen de honorables ciudadanos.
Qué más da si son ellos los que piden o recogen el dinero de esos donantes generosos a cambio de favores futuros o acuerdos previstos de antemano, o qué importancia tiene la Ley de Financiación de Partidos para evitar el ostracismo en el que se envuelven los donativos. Todo vale en está selva de la que todos quieren ser los reyes; para colmo, el Tribunal de Cuentas, ese organismo celoso en la protección de datos, que ni siquiera atiende las demandas de los jueces para hacerles entrega de la documentación precisa en casos de fraude, sigue su trayectoria sin variar la velocidad de recorrido un ápice –un lustro para cada informe-, la Ley que realmente prevalece sobre las demás es la que da el poder y corrobora la mayoría, después el que venga, que se las apañe como pueda.
Y mientras todo esto ocurre, aquí estamos, con más de 8000 desempleados diarios desde aquel día en el que nos tomamos la última uva y dieron las campanas de salida a unos nuevos recortes. Por mucho que la Sra. Cospedal profetice un repunte económico y laboral frenado por las últimas noticias según ella, para dañar un partido que por si sólo se induce pero ¿Y está señora de dónde saca lo del repunte? Aunque sus palabras ¿Serán mentira, o verdad, o lo que nosotros queramos conociendo su discurso?
Lo cierto es que nos quedan menos de dos trabajadores cotizando por pensionista; que el Régimen General de Trabajadores Autónomos sigue a la baja y con ello, el cierre de locales de negocio y Pymes, históricamente generadoras de un buen número de empleo; que los servicios públicos de las comunidades autónomas serán peores que en 2012, con las tijeras rodando en el mercado laboral, educación y servicios sociales, esto también es verdad, al igual que la mala imagen de los representantes políticos. Los ciudadanos siguen siendo motivo de vejación por la alucinación de un Presidente adscrito a un proceder insano, de la que sus ministros son culpables solidarios; las urgencias en poblaciones pequeñas corren peligro de desaparecer, los profesores serán insustituibles aunque proceda lo contrario y el equilibrio de los Presupuestos Generales de las Comunidades Autónomas, se estabilizarán con nuevas medidas de ajuste, tasas nuevas, subidas –Impuesto de Sucesiones y Donaciones con una subida cercana a ¼ punto, p.e.-  y reformas al libre albedrío de los dirigentes ¿El empleo? Bueno, eso habrá que peguntárselo a  Dª Dolores en sus sueños.
Tan cierto como el ocaso, la agonía del ciudadano persiste y es que, cuando la podredumbre hiede, de nada vale respirar hondo en busca de alternativas cabales; la sociedad se ha convertido en el olvido del Gobierno, como el de Hacienda a los proveedores a los que se les adeuda los servicios prestados a las comunidades. La Ley para el que la paga –con dinero- de eso bien se encargarán los presuntos inculpados del PP con su Presidente a la cabeza ¿Los ciudadanos? Esos son los que sufren su castigo mientras buscan desconsolados la honorabilidad de alguien que les salve de esta crisis.
Juan Antonio Sánchez Campos
04 Enero de 2013




POLÍTICA Y CONCIENCIA

Por mucho que intente cuadrar las cuentas no me salen los resultados, cuando escucho decir que si la Reforma Laboral se hubiese aplicado antes, el número de parados sería considerablemente menor del actual –un millón-. Y digo que las cuentas no salen por el simple hecho que, desde su aprobación, el desempleo ha aumentado sumándose a una desfavorecedora cifra de la que el Gobierno parece no tener datos.
Toda recesión tiene un principio y tras llegar a su máximo auge –depresión- comienza a disminuir, pero el descenso es más lento que la escalada adoptada por el PP con su política de recortes, ajustes, reformas y creación de tasas para casi todo lo que se mueve cerca de sus garras y susceptible de recaudación. Tras la tormenta llega la calma aunque a veces, esa calma chicha es tan desmadejada que ni se nota durante mucho tiempo; posiblemente esas aguas mansas a las que aluden los políticos para el final de este nuevo año que ha comenzado, no logren llegar a un remanso de paz lo suficientemente asumible para la sociedad, que vea de nuevo resurgir una digna calidad de vida en las familias, unos derechos recuperados y la libertad de mostrar la valía de sus ciudadanos mediante la garantía de vuelta a las aulas de los recursos necesarios para ello.
Los españoles conocen muy bien ambos lados de la orilla en la que se ha visto envuelto su crecimiento durante décadas; pasando de una dictadura a una democracia que aconsejaba mostrar lo más esencial de los valores humanos, la libertad, el derecho a la educación, a una vivienda digna y a un empleo para poder mantenerla. Épocas superfluas de bonanza que nos han traído graves consecuencias ante la falta de sinceridad de nuestros políticos, incapaces de ver más allá de sus propias motivaciones personales; la misma que nos ha saboteado esos principios bajo una política reaccionaria, insolidaria y sumida a las obsesiones propias –prima de riesgo- y europeas de los socios más influyentes.
Nada impide a la sociedad ser intolerante con la clase política, recelar de los representantes de la ciudadanía que prometen lo que luego se convierte en simple humo pasajero. Como también es normal que se dude de los mismos ante el elevado número de imputaciones –más de 300- llevadas a cabo por falta de profesionalidad, ética, compromiso o lealtad a las leyes y a quienes les pusieron en tan privilegiado lugar. No creo conveniente seguir intentado hacer cábalas sobre los números, estadísticas o casos en los que se han visto afectados los ciudadanos ante la mala imagen política de nuestros gobernantes pero desde luego, la credibilidad está bajo mínimos -al igual que el desempleo- y eso será difícil resolverlo con la clase de políticos de los que disponemos. Las declaraciones ambiguas de un ministro diciendo que a finales de 2013 todo se irá solucionando, nos hacen pensar en la posibilidad remota de que al menos sea durante el primer semestre de 2014 cuando España pueda empezar a recuperar su escalada hacia el crecimiento y el progreso de todos sus ciudadanos.
De momento, intentaremos remediar que la crisis prolongada asuma a las clases sociales en una becha insostenible, peligrosa y trascendental para el futuro de nuestro país.



EL UNO DE ENERO TOCA A DIALOGO



La forma de hacer política por parte de nuestros representantes en un momento de crisis como está atravesando Europa y por ende, como miembro de la Unión Europea (UE) nuestro país, no es la más adecuada a la vista de los datos que se nos presentan en los últimos días de 2012.
Las diferentes vertientes e ideologías políticas reinantes en la actualidad difieren muy mucho del tratamiento real que deben llevar a cabo esas formaciones políticas con vistas a lograr el crecimiento mínimo capaz de sostener los pilares de una sociedad demasiado lacrada con los recortes.  De nada valen ahora los nacionalismos desvelados en estos tiempos de carácter independiente, como de nada vale una oposición velada incapaz de arañar algo de prestigio a sus deterioradas filas. Todo se basa en el conjunto de las fuerzas sin el cual, nada se podrá llevar a cabo de forma conveniente, quedándonos varados en el pesimismo económico y en la deuda contraída, sometidos a las voluntades de países poderosos que luchan por propia iniciativa, abandonando a su suerte todo aquello que no sea proclive de sacar provecho.
Esa es la postura más desacertada que se debe tomar en estos momentos; la falta de cohesión, diálogo o debate entre partidos de distintos signo e ideología, debe acabar de inmediato o nada sacaremos en claro de está debacle política en la que la ciudadanía está ausente. Una política firme y dura con las imposiciones de Bruselas, compartida con la sociedad para lograr equilibrar las fuerzas, es la única alternativa que les queda a los españoles para salir un poco menos dañado en un entorno social que comienza a ser preocupante; el empleo se ha convertido en la mina explosiva que derrumba el equilibrio de la sociedad, abriendo una brecha demasiado profunda para taparla en varias décadas si los políticos no se ponen manos a la obra con sus deberes y obligaciones, al lado del ciudadano y frente a los mandados y exigencias de los que hasta ahora, según datos oficiales, eran nuestros más firmes aliados  (CE).
Si los analistas del Gobierno no logran encauzar el balance a favor de nuestras demandas, no será por falta de datos sino por el infausto panorama vertido por los dirigentes del partido en el poder. Es hora de empezar a trabajar en pos de España, a favor de la sociedad, de la educación y el empleo necesario que abanderará el progreso y el crecimiento perdido en una lucha tenaz con los poderes financieros causantes de esta situación por falta de coherencia en sus actos.
Los debates parlamentarios deben de hablarse en el idioma que pide la ciudadanía, no esconderlos en demagogias políticas incoherentes e innecesarias por ahora. No se trata de erradicar ideologías, ni de poner obstáculos a partidos centrados en la independencia, se trata de sacar adelante el motor de la economía en beneficio de todos. Sin este comportamiento, habremos perdido una buena oportunidad de ganar la batalla a la crisis; si no lo hacemos ahora, seremos perdedores de nuestra calidad de vida, la de nuestros hijos y el fin del Estado de Bienestar será una tarea ardua durante los próximos treinta años.
Juan Antonio Sánchez Campos
26 Diciembre 2012




A LA DERIVA

La escasez de empleo está dando muestras de seguir aumentando su ciclo  histórico para posicionarse en el primer semestre del año por encima de los seis millones de parados en España y un porcentaje del 60% de jóvenes sin trabajo. Unas cifras mareantes que en nada tienen que ver con el resto de países de la zona euro –excepción de Grecia (como porcentaje cercano)-, que a pesar de mantener unas tasas de paro elevadas, no inquietan el progreso social de la misma manera que en el de la ciudadanía española.
Los números son alarmantes, preocupa y muy mucho el acelerado camino hacia las desigualdades sociales que acerca a nuestro país al caos de la igualdad de los ciudadanos, a la pérdida de los derechos básicos establecidos en la Constitución e incluso en algunos casos, a los dictados por las Leyes Internacionales –todo ciudadano tiene derecho a un trabajo y un hogar digno, a la educación y al proteccionismo de los gobiernos-. Lo que comenzó como una crisis desacertada, por la mala gestión de los recursos económicos que hondeaban el crecimiento de un país como el español, ha terminado acabando con el poder adquisitivo de las familias y relegándolas al más indigno trato por parte de los representantes políticos de un Gobierno que se mantiene atrincherado en la mayoría y lanzando golpes al pasado.
La burbuja inmobiliaria fue la gota que lleno el caudal de la riqueza inapropiada de las entidades bancarias –sin freno por el Gobierno (PSOE) y la oposición (PP)-; las partes hicieron caso omiso de las alarmas que se encendían en las Pymes y las sirenas de las fábricas que humeaban morosidad financiera por los rincones. Pronto comenzó a vislumbrarse el desolador panorama de la inundación que ahogaba los pagos de las familias por falta de recursos con los que sostener su endeudamiento; una deuda contraída por esas mismas entidades que luego fueron rescatadas asiéndolas al cabo que le lanzo Bruselas y al que el ciudadano está obligado a sujetarlo con el pago de sus intereses.
Lo que era un navío con la brújula encaminada al progreso –I+D+i. educación- se vio zarandeado por una tormenta inacabable que golpeaba el casco abriendo una brecha entre los tripulantes de primera clase y los encargados de los motores en la vía de agua. Ya nada quedo de aquella clase media de cuellos blancos que mantenía el equilibrio entre el pueblo y la riqueza, una extraña coincidencia que se asemejaba a la vivida décadas atrás (1970). Ahora, los estudiantes son los de cuello blanco y uniforme de pulcra relevancia económica y el hijo del trabajador es destinado a manejar los tornillos de la cadena que engranan el poder.
Han pasado muchos años de supervivencia de los quiero y no puedo demasiado, de los que sin poder eran capaces de tener algo de lo que alegrarse y de los que siempre pudieron y aún mantienen el beneficio del dinero a su favor ¿Cómo es posible que el rico sigua siendo igual de rico a pesar de la crisis? No, no penséis mal, no todos tienen el interés de cuentas arrinconadas en paraísos fiscales, sociedades a nombre de terceras personas –o cuartas- ni el euro guardado en los colchones, simplemente tienen el dinero por castigo divino –bendito castigo- al que sus más cercanos colaboradores dan suficientes muestras de compromiso en que esto siga siendo así.
Las malversaciones de fondos públicos, la prevaricación, el ocultamiento de patrimonio y bienes mobiliarios o el fraude, solo pueden ser convenientemente protegidos en el alcohol del oscurantismo a los ojos del ciudadano. Todo pasa por el dinero, todo bien es calculado expresamente en detalle para salvaguardar el prestigio de quienes cubren riesgos con favores o amnistías.
El pueblo, el trabajador de poca monta, el servidor de la sociedad con sus impuestos ese, ese es el esclavo de todo este asunto; el único perjudicado de esta situación. ¿La crisis? Está tarde o temprano acabará, pero primero se habrá llevado por delante familias enteras, muchos sueños, mucho sudor, algunas víctimas mortales, muchas lágrimas silenciosas y una rabia interior que será difícil olvidar.
Negativo no amig@s, realmente es así como lo cuento, está es la realidad que vivimos narrada con metáforas que a algún@s os parecerán ambiguas; esté es el futuro a corto-medio plazo que nos encontraremos en un viaje hacia alguna parte de la que desgraciadamente no tengo el rumbo correcto pero, ¿Podemos exigir un buen capitán para manejar la nave que no sea el que tenemos? La pena es que de momento, no…o sí.
J.A.S.C. 25/12/2012








El ciudadano en la balanza del desequilibro

Las cuentas en Suiza siguen aflorando por todas las esquinas donde la honradez era un simple apaño para decomisar el mayor interés posible. Desde las grandes familias, con altos y antiguos jerarcas, personajes de un calado público, personal y profesional que hasta ahora parecían intachables, se han dado de bruces con los progresos de la prensa y la información de nuestro país, cada vez más preparados y formados, volcados en esclarecer al máximo cuantas cuentas precisen ser investigadas –una buena parte- de las que se han beneficio de forma ladina y usurera muchos individuos.
Hubo algunos que no se fiaron nunca de la estabilidad financiera española y quienes se adelantaron a los acontecimientos –estallido de la burbuja inmobiliaria- que tarde o temprano, asolaría el bienestar social y la calidad de vida de los ciudadanos. Tranquilos, con sus bienes a buen recaudo cuando España estaba entrando en una crisis económica sin parangón  por el resquebrajamiento de las entidades bancarias y comenzaba a abrirse la desconfianza en el sistema financiero de nuestro país dejando al aire la brecha de las desigualdades no mostró inquietud alguna, por mucho que el estado del bienestar se derrumbe. Hubo grandes visionarios de que todo esto podría convertirse en una deuda insostenible en un futuro más o menos lejano y contra eso, que mejor forma para curarse en salud –en dinero- que conseguir el beneplácito de algunos miembros de la clase política para coger las maletas repletas de dinero y ponerlas a salvo. De eso de declarar impuestos a Hacienda, nada de nada, si ya no se declaró antes ¿Por qué hacerlo ahora?  Ya les valdría a quienes se llevaron comisiones para agilizarles el problema de mantener la boca callada y los bolsillos abiertos para que les entre el dinero infectado de silencio. ¿Seriedad? Sin lugar a dudas, es lo más susceptible de haber desaparecido del mapa de la clase política, la honradez está fuera de su estereotipo ¿y la vergüenza? Bueno, eso mejor ni tocarlo porque desde luego, es algo que nunca conocerán ni por motivo personal ni como profesional pero, menos aún parece ser que incluso de muchos representantes de la ciudadanía.
Los nombres según la Ley hay que demostrarlos para poder usarlos por ello, prefiero mantenerlos en el anonimato y todo aquel que aun sabiéndolo, no tenga los suficientes documentos en la mano para recriminarles a la cara es mejor que se los calle; bien sabe el Gobierno a través de su Ministro de Justicia que los pobres no tenemos dinero ni para pagar una multa errónea, como para meternos –o que nos metan- en los Juzgados aquellos que puedan permitírselo. De lo que estoy totalmente seguro es de que haber culpables malversadores de caudales públicos, apropiaciones indebidas, defraudación consentida y fraude de ley en ocultación de bines, los hay a decenas en este país.
Que sería de la prima de riesgo, la inflación o del canal de deuda, si el dinero defraudado –robado en castellano, catalán, euskera, gallego, etc.- fuese devuelto a sus verdaderos propietarios –la sociedad-. La repercusión notable que causaría en la crisis financiera, económica y laboral de España estaría avanzando por otros derroteros distintos a la precariedad de la que los españoles somos náufragos inocentes y que además tenemos que pagar con los propios bienes la impunidad de otros, con un índice de morosidad infinitamente más elevado y consentido por el poder que el del pequeño contribuyente.
No digo yo que la morosidad sea un modelo social a tomar por costumbre, ni siquiera para tenerlo en cuenta, es indudable que sin impuestos no hay sostenibilidad del sistema público pero ¿Por qué el pequeño debe ser el que tenga la pena más grande? La justicia imparcial debe ser igual de equitativa según la deuda y eso no está ocurriendo en este país desde que mi pobre inteligencia recuerda y vaya si tengo memoria.
Juan Antonio Sánchez Campos
17 Diciembre 2012







UN PERDÓN CON REFORMAS



El artículo 14 de la Constitución Española de la que se cumplen ya 34 años viene a disponer uno de los mayores logros sociales en nuestro país al declararse que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”
Pues bien, transcurridas apenas tres décadas y media de dicha proclamación constitucional de derechos, nada parece ser como se dijo y nada se dice de que con está medida se intentaba fortalecer las igualdades sociales de los ciudadanos españoles que durante años había sufrido la opresión de la dictadura franquista, denigrando al trabajador y manteniendo en el ostracismo doméstico a las mujeres –incluso pidiendo permiso al marido para trabajar-, por mucho que el hecho de obtener su derecho a voto les diera oportunidades significativas con la llegada de la democracia en fechas anteriores, negándoles cuota de supremacía laboral a la que tenían derecho por razón de sexo integrantes de un país democrático.
La sociedad ha cambiado, sin ningún género de dudas, pero no en la medida que reclamaba la ciudadanía; las mujeres siguen siendo las primeras afectadas de un mercado laboral precario, las victimas de la violencia y las sufridoras de llevar a cabo trabajos sin remuneración –cuidado de los hijos, atención a familiares dependientes- y de eso se ha encargado muy mucho los gobiernos que han estado en el poder desde la época en la que se implantó la democracia en España allá por 1977. Grandes avances sociales que nos han  llevado a estar posicionados como uno de los países más integradores de la sociedad europea y dotados con una calidad de servicios envidiadas por el resto del continente –educación, sistema sanitario, investigación y cultura en general- que por alguna razón –política, financiera, bancaria-, se han quedado varadas en una crisis de la que no vemos final.
El país se encuentra vacío de ilusión e indigente de recursos a causa de la crisis económica por la que atraviesa y de la que son buena muestra la precariedad del gasto familiar. Entramos en la época de compras más emblemática del año y andamos debatiéndonos con la llegada de los regalos de reyes de los pequeños de la casa, haciendo logaritmos que nos lleven a una solución; vagamos por los recuerdos de épocas pasadas viendo la injusticia que nos cambió el destino. Más que en Navidad, estamos en un vía crucis por el Salón de los Pasos Perdidos del Senado en el que se discuten cuotas de cohesión entre partidos para lograr objetivos, vertiendo humo a la ciudadanía en lugar de soluciones a los problemas.
Mal aniversario de la Constitución Española, peor de lo que hubiésemos previsto hace apenas un año y quien sabe, si mejor aún que el del próximo ejercicio. Una esperanza de salir de la situación que no se palpa por rincón alguno del Senado, del Congreso o del despacho de Moncloa, soliviantando la paciencia de los ciudadanos en la debacle social que deja paupérrimo cualquier deseo de celebración y la ilusión de la Navidad 2012.
El escepticismo y la incredulidad se vislumbran en los rostros de los ciudadanos, en los corrillos de la calle y en las escasas reuniones para tomar un café de los bares desiertos. Noticias que rebosan números contables, boicoteos sumergidos, absorción de entidades infectadas por el ansía de los malversadores, analistas buscadores de credibilidad en los mercados financieros, ladrones de guante blanco en organismos privados y públicos, desahucios, aumento del desempleo y reformas, muchas reformas, ajustes y cambios que en nada ayudan a la sostenibilidad social de los ciudadanos hundiéndoles en la miseria. Pero el efecto salvaje de la crisis, aumenta claramente la violencia de género derivada de la necesidad a retirar denuncias en los juzgados; de nuevo las mujeres sufren las consecuencias y los niños sus daños colaterales.
Pero ¿Por qué no recordar 2012 por otras cosas? Hemos asistido a unos momentos que pasaran a los anales de la historia de nuestro país y no por curiosos, resultan inusuales para la ciudadanía; el deterioro de la clase política y los errores de la clase representativa de nuestro país al mismo tiempo y por varias vertientes. Primero fue el Rey, quien pidió perdón a los españoles por su malogrado viaje en el que se sufrió una caída cuando se encontraba en Botsuana cazando elefantes; delante de las cámaras pidió disculpas a un pueblo que si no hubiera ocurrido el accidente, ni siquiera se hubiera enterado de los viajes del monarca a la caza del más grande. Posteriormente se produjo un nuevo exculpatorio ante la sociedad española, está vez por cuenta de los socialistas  después del nuevo fracaso registrado en las elecciones en Catalunya, queriendo demostrar con ello un arrepentimiento inexistente al no haber procurado remedio al estallido de la burbuja inmobiliaria que degeneró –en parte-  en la crisis que sufrimos.
Y como dice el refrán, no hay dos sin tres; de eso se ha encargado la Sra. Botella, esposa del expresidente del Gobierno y PP José María Aznar y por casualidad explicita del actual Ministro de Justicia, Sr. Gallardón, Alcaldesa de Madrid. La susodicha Dª. Ana ha pedido disculpas al pueblo de Madrid, “Mire usted, a quien debiera pedírselas es a las familias de las fallecidas y a los heridos” deberíamos recriminarle; la cual no ha dejado bien claras sus disculpas pues solo adujó por los hechos acaecidos en el Madrid Arena en la pasada celebración de la noche de Halloween y no se culpo demasiado por haber contratado y aceptado la organización de tal evento a una empresa investigada de antemano por sus negligencias. ¿Dimisión? No por favor, esa doctrina no se da en la ideología de los personajes más representativos del partido en el poder.
Es la sociedad, únicamente la ciudadanía, la que se siente humillada, la que no entiende los designios de un partido en el poder que solo impone austeridad en sus decisiones a los españoles y chorrea vasallaje en el Consejo Europeo. Está es la fuerza de quienes mandan en España, unas disculpas y a otra cosa; que más da lo que piensen las mujeres, los hombres, las familias de las victimas de Madrid, los universitarios en la cuneta por falta de recursos para pagar las tasas, los dependientes en el olvido o los pensionistas privados por el Gobierno de poder adquisitivo.
Juan Antonio Sánchez Campos






CON LA LECCIÓN BIEN APRENDIDA



Podría apuntar una frase del entre otras cosas poeta estadounidense Walt Whitman  cuando dijo: “A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz.” Con ella posiblemente conseguiría desarmar la opulencia indiscriminada del poder en el Gobierno que rige la vida de los españoles pero, tal vez, solo sería el momento justo de hacer lectura de tan filosófico mensaje. Podría igualmente dar a conocer los verdaderos motivos que impulsan tal referencia aunque sin lugar a dudas, más de uno opinaría todo lo contrario –para eso España es una nación que se precia de demócrata-. En fin, lo mejor es coordinar mis sentimientos y adelantarme a tales acontecimientos; la realidad tangible de todo cuanto proceda es bien clara, sobran apelativos que emanen de la discordia o susceptibilidades que en nada concreten la evidencia de los hechos.
En un año (20N) hemos aprendido que la victoria amplia de un solo partido (PP) ha resultado ineficaz a los intereses de la ciudadanía; amparado en esa mayoría el Sr. Rajoy ha logrado llevar a cabo sus verdaderos objetivos sin apelar a compromiso alguno por parte de otras formaciones políticas. Hemos sabido que el FMI fue expulsado de Latinoamérica hace acaso dos décadas por ser causa de la depresión que colapsó su economía y ahora, calibra junto a sus colaboradores –CE, BCE-  la del continente europeo –España-; también apreciamos notablemente el desaguisado creado por el actual Gobierno –IRPF, IVA, copago sanitario, educación, I+D, carencia de mercado laboral- que lleva a nuestro país hacía una decadencia del equilibrio social, deambulando en el trasiego que adopte concretar la troika europea –FMI, CE, BCE-. Los pensionistas viven con el acecho de un regalo de reyes inesperado en sus prestaciones como último recurso, al que no tendrá reparos en reformar para aglutinar al máximo el beneplácito de Bruselas el Presidente.
En un año hemos conocido la política real del Sr. Rajoy, hundiendo cada vez más la esperanza de salir adelante de las familias. Mintió sobre el banco malo (Sareb) y mintió sobre su negativa para ayudar a la banca; la nacionalización de Bankia o el rescate financiero le sucedieron a costa del pago con dinero público de tamañas quimeras. Apenas en doce meses, hemos aprendido a no creer en una clase política que nos ha  engañado prometiendo castillos en un aire enrarecido por sus lisonjas. No hay datos que puedan atraer nuestra atención al optimismo, los resultados de su política lejos de mejorar, empeoran cada día con respecto al ejercicio anterior - +4,5% de paro (26% de población activa), +0,5% inflación (3,5%) y la peor Bolsa del globo (-547 puntos)-. El Sr. Rajoy piensa lo que no dice y hace lo que ni siquiera sus más cercanos colaboradores son capaces de adivinar, desarrollando una actitud política tan heterogénea, déspota y lejana, que carece de la comunicación exigida al cargo que ostenta.
En un año hemos aprendido lo que ya sabíamos de antemano, que los partidos en la oposición –PP, PSOE- no cuentan, que la displicencia de los mismos es tan ineficaz, como repulsivas son sus actuaciones cuando no gobiernan; que la precariedad de recursos del socialismo actual del Sr. Rubalcaba, coincide con la del popular en el Gobierno. También hemos podido precisar la grandeza de países integrantes de América del Sur -Iberoamérica, Latinoamérica- con la apertura de sus fronteras al mundo occidental, ofreciendo la posibilidad a nuestros profesionales para formar parte de sus proyectos tecnológicos o de energías alternativas entre otros –Brasil-, como en formación y educación –Ecuador-. Hemos oído a sus máximos representantes enjuiciar la falta de crecimiento en el empleo del Gobierno de Rajoy, catalogando la austeridad como elemento insolidario al reflote de la economía y del riesgo a caer en unas desigualdades sociales que resulten peligrosas.
Pero también hemos advertido la intención del país más poderoso de la UE –Alemania- al ensalzar los conocimientos de nuestros profesionales –universitarios, formación profesional-, sugiriéndoles la oportunidad de desarrollarse en empresas germanas; la insistencia de su demanda nos hace pensar –sin más remedio- en los verdaderos motivos que puede llevarles a tomar esa postura para preguntarnos ¿Querrá Alemania proveerse de técnicos y profesionales de habla hispano/inglesa para disponer a la misma vez del interlocutor laboral adecuado, con el que agrandar sus intereses en los países latinos?. Sin duda, hemos tenido un año para aprender demasiado, la gran mayoría de ello a nuestro pesar.
Juan Antonio Sánchez Campos




EXPLICATIVO POÉTICO 

La poesía a menudo se nos presenta como ininteligible y probablemente en algunos casos lo sea, pero también es un hecho que cada día circula con más notoriedad entre los lectores de muy diferentes edades y costumbres. Un género tan universal como esté ya en el siglo XVI, fue utilizado por religiosos y monjas de renombre mundial para expresar su adoración a la iglesia católica, usando palabras que sin la existencia de la rima o la prosa castellana serían inaceptables para sus priores o abades y que con ellas consiguen la armonía onírica que persiguen. De está manera se hicieron un hueco importante en la literatura mundial y les llevó a ser parte esencial de la misma complementando profesión de fe con escritura más que con la palabra.
El Siglo de Oro con Calderón de la Barca como uno de sus protagonistas ejemplares, el Renacimiento con Garcilaso de la Vega que a pesar de morir con 35 años, tuvo así tiempo de escribir una enorme cantidad de poemas y obras; como el siglo de más riqueza, literariamente hablando, como fue el XVII en el que Lope de Vega sobresale como uno de sus estandartes, escribiendo la segunda obra literaria más importante en lengua castellana después del Quijote de Cervantes como fue La Dorotea, una sátira en prosa que ponía en evidencia tanto su vida como la de sus dos amores y que fueron autores esenciales en el devenir literario de las que ahora gozamos de manera edificante.
Mediado el segundo cuarto de 1900, los poetas vertieron gritos a la libertad en sus poemas  -Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Damaso Alonso, Vicente Aleixandre-, que inspiraron al pueblo; a muchos les costó la vida y a otros tantos el exilio para no ser asesinados por la dictadura gobernante. Los escritores fueron causa de una salvaje persecución que alteró notablemente el discurrir de nuestra literatura a pesar de que en los países de acogida, siguieron utilizando la escritura cono arma arrojadiza contra la opresión y la injusticia. Los poetas fueron parte importante del resurgir de la historia cultural y así surgieron de forma notable numerosos himnos y cantos contra el opresor y la resistencia del pueblo a los sometimientos de los Gobiernos.
El poeta al escribir aspira a lograr un grado tal de emotividad que le hace particular; hay poetas sobre todo contemporáneos, que tienden a utilizar de forma sistemática un modo de redacción unipersonal para todas sus obras, algo característico que les da un sello de identidad propia y no admiten ninguna clase de comentarios a la impronta que quieren dejar en sus escritos.
Quizá la libertad del poeta a la hora de escribir estimula el alto grado de conocimiento que adquiere sobre el léxico que improvisa en sus poemas, haciéndoles ricos en vocabulario. Palabras que van descolgándose o perdiéndose en el olvido de la jerga cotidiana sobreviven, rescatadas por el poeta que las canaliza en su obra de forma sugerente, para admiración del propio autor y de quien las lee. Todo esto no deja lugar a dudas la labor encomiable y generosa que le hace la poesía a la escritura, al mantener nuestra lengua a buen recaudo y que no caiga en el ostracismo del olvido.
La poesía hace aflorar una sensibilidad innata a los seres humanos pero que por muy diversas causas, se niegan a  mostrar al exterior. Un poeta no deja de ser un romántico, como un músico, un diseñador gráfico o un pintor, que necesite esa sensibilidad como herramienta esencial de su mensaje; todo es creatividad y en ella está el romanticismo presente.
Nos avergonzamos a veces de demostrar nuestro lado más delicado de la personalidad por creer que con ello somos remilgados o débiles, sin pensar que realmente de esa característica está creada la humanidad, de actos sensibles y delicados que en la actualidad tenemos apartados o nos negamos utilizarlos a la vista de los demás. No podemos dejar que mucha gente siga pensando que la poesía es para esa clase de personas ridículas o afeminadas que solo se preocupan de vivir en las nubes de sus versos. Nada más lejos de la realidad, buena prueba de lo que expongo la tenemos en la figura de Federico García Lorca ((Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898), un ejemplo de firmeza y voluntad, de ser fiel a su conciencia y a sus actos hasta su vil asesinato (1936); una postura en sus creencias a las que nunca les dio la espalda.
La poesía nos hace mirar en lo más interior de nosotros, sin percibirnos de que estamos mirando muy adentro tanto que ni nos imaginaríamos de todo lo que podemos expresar con ella. Es como la música, cada una con su génesis particular logran estimular y exaltar sucesos impensables. Enrabieta, seduce, amansa, combate y consigue fabricar un mundo complaciente y apasionado a la vez, vulgar y educado según se preste, manteniendo al autor y al lector enfrascado en la realidad más apabullante sin apenas darse cuenta. El poema no es contar historias a la ligera, es meditarlas y hacerlas transparentes en momentos específicos; teniendo enorme importancia el grado de emotividad en el que su autor se encuentre y con lo que realmente quiere o necesita divulgar. Estímulos que le llevan a reflejar sentimientos variados de índole diversa (amorosa, política, social, económica).
Finalmente la situación más problemática por la que atraviesa el poeta llega a ser el título del poema, una vez que te has puesto a escribir, esté puede atraer connotaciones que en nada tienen que ver con el texto o que disienten notablemente de él. La crudeza a la hora de plasmar un verso es del todo informal, la métrica no tiene ubicación pensada de antemano ni debe porque tenerla. La expresividad es espontanea, aunque a veces fluya inesperadamente la rima, si es así encajaría igualmente pero sino, resulta indiferente ya que en realidad es el texto lo importante y el mensaje que el poeta quiere dejar palpable para ser interpretado por el lector.
Algo que aprendemos como individuos sociales que puede llegar a ser un modo de vida consciente, una forma de pensar distinta o una fórmula precisa para reconducir nuestros sentimientos y expresarlos de una manera exclusiva es la poesía. Lo más reconfortante para un poeta es sentarse ante una hoja vacía, limpia, blanca, donde alcanzar la libertad de expresar los pensamientos con la impunidad de su mano y sin reparos; solo el respeto a sus líneas.
Juan Antonio Sánchez Campos





LADRILLO DE DOBLE HUECO

Hundidos en un maremágnum de despropósitos para cubrir los gastos en el rescate de la banca el tiempo nos muestra una vez más, el desacertado programa operativo que esta ha llevado a cabo durante más de diez años y que terminaron con el estallido en las puertas de la “bonanza ficticia” del sistema financiero de España.
Volviendo la vista hacía esos años, nos daremos cuenta de las actuaciones y la mala gestión hipotecaria de las entidades bancarias. Los créditos se aprobaban de una forma exultantemente caprichosa, según necesidades de cada banco en cuestión; con una generosidad que alentaba a la sociedad para hacerse propietario de un inmueble, lo que atraía la ejecución de nuevas promociones para atender la demanda que tal hecho generaba en todo el territorio nacional. La prosperidad, pasaba de ser poseedor de una residencia habitual, a en cuestión de días adquirir un inmueble en una zona costera, una parcela para construir la residencia de fin de semana o por que no, cambiar de vehículo, todo en el mismo lote.
Bastaba una “buena” tasación por un valor superior al real, para legitimar la hipoteca  o ampliarla en muchos casos, para poder hacer frente al pago de honorarios notariales, gastos de anulación y apertura de préstamo, impuestos y comisión de intermediarios. Tasaciones calculadas en términos estimativos que se recogían de las ofertas cercanas o del mediador en la transacción inmobiliaria, eran suficiente garantía a la entidad financiera para aprobar la operación; los avalistas contaban en algunos casos como simple volumen anecdótico al expediente, sin avisarles siquiera de las obligaciones contraídas con la firma del documento hipotecario, del cual quedaban como garantía de pago. Avales que en algunas ocasiones desaparecían al poco tiempo de hacer oficial el acuerdo –inmigrantes que volvían a su país de origen- y que como en 2005-2008 eran titulares de otra deuda.
Las tasaciones figuraban como “imprescindible” documento a tener en cuenta a  la hora de asignar un préstamo y que superaban en multitud de ocasiones, el 40% del valor real del inmueble, eran “objeto de primera necesidad” para el banco, con el cual garantizarse el pago de la deuda, a sabiendas del peligro en caso de morosidad al que contribuiría de tener que aplicar su derecho de acreedor. Pero lo bueno, si además está mal pronosticado, se acaba de difuminar como el sueño de una noche. El ladrillo, por muy bien cocido que estuviera, terminó por estallar en los balances de las entidades, la crisis golpeó el mercado laboral y los titulares de préstamo pasaron a ingresar la tasa de morosidad  más grande vista en nuestro país.
Mirando desde una perspectiva puramente profesional, el valor de los inmuebles o la repercusión en compra de parcelas para construir y vender, pocos lo sabían con certeza a excepción de quienes se formaron para ejercer dicha actividad –Api, Agentes captadores y vendedores- que conocían a la perfección el mercado del inmobiliario; aquellos que no tuvieron el protagonismo necesario para poder frenar la oleada de precios desorbitados que se iba produciendo. No cabe duda que para el intermediario fueron buenos tiempos, numerosas operaciones de corte financiero lucrativas de las que tan sólo son culpables de estar en el sitio apropiado en el momento justo. Más si cabe les fue a los bancos que marcaban su territorio, llegando a acosar a las pequeñas constructoras para reinventarles un nuevo diseño de préstamo a sus promociones, creando una batalla entre entidades para acaparar la cuota máxima de operaciones en un mismo ejercicio.
Ahora viene la realidad de siempre, la que despierta de sus sueños a quienes se han visto desposeídos de su vivienda por falta de recursos y quienes ejecutan el desalojo son los mismos que nos sumergieron en el sopor de pagar la deuda con errónea facilidad. Los datos desalentadores muestran las terribles consecuencias de un entramado financiero falso, basado en el engaño, el que está dejando a muchas familias sin techo que cobijarse por falta de recursos económicos; para pagar el timo al que fueron impulsados por aquellos a los que hoy estamos obligados a rescatar de su temeridad e imprudencia. Bancos y entidades financieros que mucho se guardaron en reservar cantidades suficientes para colmar las necesidades de sus consejeros y delegados; jefes de zona y directores de entidades que se lucraron de comisiones adulteradas amparados en sus puestos, todo es susceptible de llevar a conclusiones que atienden notoriamente el descalabro del sistema.
Hemos llegado al mismo lugar, al bolsillo de las clases adineradas, a la inversión privada –nacional y extranjera- que serán de nuevo beneficiarios de esos inmuebles “tóxicos” que estarán en el mercado a precio de saldo. Cheques “blancos” que serán la señal de adquisición de promociones enteras, -en el mismo pack- prodigas en especular para sacar un beneficio apetitoso en un corto espacio de tiempo; operaciones limpias y sin intermediarios, legales y lucrativas a quienes dispongan de la liquidez necesaria como objeto de deseo.
Los pisos seguirán bajando, el desempleo y la falta de efectivo de Bankia así lo demuestra. El banco malo hará sus cuentas hasta cubrir objetivos, eso dará el margen suficiente a quienes deseen –puedan- de acaparar el máximo posible de inmuebles, los que con toda seguridad tendrán previsto un buen destino. El ciudadano, muy lejos de ver un nuevo acceso a la vivienda como propietario, tendrá que asegurarse –si puede- que los alquileres sigan el mismo ritmo desacelerador que la venta; una nueva política arrendaticia –bajada de precios- que haga posible el amparo de las familias y su imperiosa necesidad de inserción social, marcarán el destino al que nos han llevado tantos sueños infectados y del que los gobiernos no supieron despertarnos a tiempo para no empeñar hasta la vida.
Juan Antonio Sánchez Campos


VALOREMOS ESPAÑA COMO SE MERECE

Para poder mantener una sanidad pública es imprescindible la creación de empelo, sin él no se podrá nunca disfrutar de las prestaciones sanitarias a las que la sociedad española estaba acostumbrada. No es que sea insostenible, es simplemente que no se puede mantener por carecer de los ingresos que el colectivo de trabajadores aportaba al verse colapsado por la falta de EMPLEO.
El hecho de subir el IVA, de la creación de nuevos impuestos y arbitrios deben de ir consolidándose don los tiempos según las posibilidades económicas de los ciudadanos contribuyentes, las necesidades y las demandas sociales; para poder afrontar el reembolso que el Estado recaude a tal efecto, el ciudadano necesita los ingresos para poder llevarlos a cabo, esos ingresos vienen derivados del EMPLEO.
Para poder afrontar el pago de prestaciones, jubilación, minusvalías y dependencias es necesaria la creación de EMPLEO.
Para proceder al copago de los medicamentos, con los cuales abastecer las arcas de las farmacéuticas que nunca pierden, hay que crear EMPLEO.
Una cosa está más que clara, el Sr Rajoy se marchará tarde o temprano, será expulsado en un referéndum o acabará su legislatura pero, el daño ya estará hecho. D. Mariano pasará a la historia de nuestro país como el creador de la más dura, desigual, insolidaria y rozando en la ilegalidad, política reformista de esté país. Desfavorecedora con la clase social más débil ha la que está intentando con todos los medios a su alcance, postrar a los pies de la clase adinerada. Negándoles la educación y la cultura, manejando las listas de desempleo con la que acelerar el acercamiento a la mano de obra barata y con ello someter a los trabajadores.
Lo que muy descaradamente dijo el Maestro de Ceremonias de su Ministerio de Hacienda el Sr. Montoro, sobre la Regularización de los Activos Ocultos, paso a llamarle por iniciativa propia y vulgarmente hablando, “amnistía fiscal al gusto del defraudador”, plegándose ante una ridícula cantidad por blanquear el dinero de la clase poderosa, sin castigo ni pudor alguno a cambio de las migajas acordadas con tal fin.
La sociedad está a punto de reventar, nos dirigimos a la exclusión social que favorecerá los intereses del Gobierno, más allá de la inmigración. Nos acercamos peligrosamente hasta chocar entre colectivos tan diversos como el funcionario, el minusválido, el dependiente o el parado de más de 45 años, a los que de seguir así, se les tratará como apestados sociales causantes del déficit que está sufriendo el país. La derecha recalcitrante quiere volver a conseguir los privilegios que se les estaban escapando de las manos, el vasallaje de la ciudadanía, el analfabetismo de la clase social obrera y el mendigaje por un puesto de trabajo a bajo costo.
Una vez dijo el Presidente Rajoy que “las personas normales y sensatas” entenderían las razones que le llevaban a tomar las posiciones reformistas y de ajuste de su proyecto. Está afirmación me llevo a pensar que simplemente había dicho su verdad, intentaba demostrar que “la derecha normal” sabe muy bien lo que hacer frente “al ciudadano inconstante”. O lo que es lo mismo, unas descalificaciones que vienen a afirmar que nada tienen que dialogar ni debatir ante la debilidad del pueblo.
El Gobierno nos ha metido en una reforma estructural que está resultando más que onerosa al ciudadano, acercándonos al umbral de la pobreza de muchas de nuestras familias, degenerando las bases de nuestra sociedad y confirmando su total indiferencia para con las necesidades más apremiantes como son el empleo y la subsistencia.
En cualquier rincón de nuestro entorno se respira agonía, incertidumbre, preocupación y rabia ante la situación que estamos atravesando. Unos síntomas que no parecen preocupar demasiado en Moncloa, más participes de seguir manteniendo una imagen de firmeza ante los líderes europeos, a los que ni siquiera el mismo Rajoy se da cuenta de que nada les importamos, que en ayudar al pueblo al que juro servir entredientes.
¿Pero que busca el Sr. Rajoy de Alemania? Si hace más de una década consiguió los favores del BCE para salir de una crisis económica a la que nosotros no pusimos impedimento alguno, si mantiene sus constantes imposiciones con aquellos países que califican como condenados a desaparecer del mercado euro; si con sus exportaciones a China cubre sus expectativas de mercado exterior y si la deuda que desde España mantenemos con la banca alemana le sirve a la Sra. Merkel como freno a nuestro país.
El Gobierno está obligado a darle a España la importancia en Europa que le corresponde, sin miedo a las consecuencias que puedan entorpecer el reflote de nuestra economía. A ningún país de los más fuertes de la zona euro, se le ha pasado por la cabeza sacar a España de la UE, ni por su importancia, ni por su mercado industrial y laboral que espera las inversiones adecuadas para progresar de nuevo, ni por su estratégica situación en el continente. Demos a nuestro país la importancia que se merece.
Juan Antonio Sánchez Campos




RESPONSO A LA POLÍTICA EN ESPAÑA

La dirección que marca el devenir de nuestra sociedad nos lleva a meditar serenamente las circunstancias que han dado lugar al deterioro progresivo de la misma.
Cuando aparentemente, se trataba de solucionar problemas derivados de una mala gestión promovida por las entidades bancarias y financieras, llegamos a la conclusión de que más allá de la crisis originada, navegamos en aguas bravas infectadas de peligros ocultos, proclives a naufragar ante la oleada de aspectos negativos que se nos vienen encima.
La sociedad, demandante de leyes que protejan el bienestar social y la calidad de vida de los ciudadanos que la integran, se ha encontrado con el muro de la ideología política, que a puesto en marcha su denodado interés en aceptar como necesario el desplome de los derechos sociales y el derrocamiento total de los servicios públicos. Todo ello, aparados en una crisis económica a nivel internacional; posiblemente diseñada por gobiernos que veían peligrar el control social sobre una ciudadanía cada vez más involucrada en el equilibrio de un sistema capaz de asegurar sus necesidades primarias.
Es obvio que, de la noche a la mañana, una Unión Europea consolidada, con un mercado fuerte y capaz de resistir los empujes de la principal fuerza monetaria mundial y el surgir de mercados emergentes, no puede caer de forma tan escandalosa sin aviso previo en las dificultades y precariedad reinantes en la actualidad.
El sistema democrático de nuestro país alienta a las libertades de los individuos que lo conforman pero a su vez, al delegar sus poderes en un Gobierno elegido por el pueblo, tiene derecho a dar la voz de alarma y mostrar el malestar que provoca una mala actuación de sus gobernantes. En la actualidad, España atraviesa un claro ejemplo de falta de sintonía entre el Gobierno y el pueblo soberano, así como de gobiernos anteriores. El PSOE malgastó su tiempo haciendo de nuestro país un reino ficticio de bienestar, mientras se iba cerniendo la trama económica que acabó con su legislatura; en la actualidad, con la llegada del PP, se ven claros síntomas de querer llevar a la sociedad hasta el límite de su resistencia. El deseo de los actuales gobernantes es ejercer un control severo sobre los ciudadanos y con tal motivo, promueve una política privatizadora y clasista.
Vemos la realidad que ellos quieren, desviando la  información veraz por canales restringidos. Los verdaderos problemas sociales sin embargo, no obstaculizan la visión del ciudadano que quieren alejar de la realidad del problema; esa es una de las barreras con las que se ha encontrado el Gobierno a la hora de imponer sus continuos recortes y reformas de presupuestos en todo lo que atañe a los servicios públicos de los que hasta ahora gozaba la sociedad española. Y digo bien, no han podido distraer a la ciudadanía por los condicionantes que imperan en la misma, el conocimiento necesario sobre materias como economía, cultura y educación o inversión en investigación y desarrollo; un hándicap que no han logrado aún sortear por la sólida aptitud de una mayoría alejada de sus redes.
Desde un punto de vista global de nuestra sociedad, gozamos por fortuna de una ingente pluralidad de opiniones diversas que en contra de la forma de actuar de nuestros representantes políticos, convergen en un mismo punto, que nos es otro que el de remar todos juntos para intentar solucionar los problemas que acucian alarmantemente a España y por ende a los integrantes de su ciudadanía.
La inmensa mayoría de la sociedad no toma como estereotipo a toda la clase política que en la actualidad la gobierna o representa pero, por tomar en cuenta y que valga como ejemplo, no son nada objetivas las palabras de la representante de una de las formaciones políticas más agraciadas con el malestar de la ciudadanía como es Rosa Déz pues yo me atrevería a decir en su contra que lo que no creen los ciudadanos es en la forma de actuar de los políticos en está democracia y por descontando, sin esa creencia, los políticos nada tienen que reprocharles, debiendo mantener el derecho de los mismos a ser representados según sus deseos mal que les pese pues, ellos mismos se han ganado a pulso el desazón de la sociedad en sus actuaciones. De cualquier forma, no se puede entender de una persona elegida por un número de ciudadanos afectos a sus ideas, que reniegue de aquellos que han sido, son y llegarán a ser opositores de sus directrices.
Nadie podía pensar en Noviembre 2011 lo que estamos sufriendo ahora. Verdaderas calamidades sobrepuestas a falsas iniciativas entrelazadas entre si, como la falta de ayuda a la dependencia a la que se junta ahora el colectivo de viudas(os) que si ya de por sí percibían una irrisoria pensión en muchos casos, con la que hacer equilibrios de subsistencia digna, ahora se ven en la desidia de una clase política a la que un 10% de su salario, equivale a la prestación total que perciben muchos de los integrantes de dicho colectivo.
Una imagen de pobreza descorazonadora y humillante comienza a verse en nuestras calles, en algunos casos revolviendo entre la basura para encontrar algo que llevarse a la boca. Los niños, la clase más débil de la sociedad, se perfilan en el umbral de la pobreza extrema más recalcitrante. Familias con un grave riesgo de exclusión social se hacinan en plegarias sordas a los oídos de la clase política que nos gobierna. Un país como el nuestro, a la cabeza de la cultura mundial y envidiada hace apenas unos años, muestra su lado más amargo ante la imperdonable falta de ética y profesionalidad de todos sus estamentos públicos.
Lejos de mostrar el más mínimo atisbo de interés, seguimos sufriendo las consecuencias negativas de una oposición que hoy es Gobierno, como nos va sucediendo una legislatura tras otra. En está ocasión el PP reforma tras reforma, calcula el momento idóneo para provocar una nueva herida a la sociedad con otro recorte.
Cuando los colegios comiencen su curso académico, los padres de los alumnos pensaran que poner en la mesa a la hora de comer. No conformes con la subida del IVA en materia escolar, el encarecimiento de las matriculas, de las clases optativas recomendadas o del transporte entre otras; buscan nuevas formas de seguir recaudando de cualquier sitio. Una nueva fórmula que ya está convencido de llevar a cabo en algunas CCAA, se añade a la larga lista de mezquindades de este Gobierno, un canon por llevar la tartera al cole, algo inaudito que avergüenza al más vanidoso y sonroja al caradura.
Se me antoja que respirar estará gravado como medida ejemplar para los que sobrevivan a este ingente calvario. Antes seguiremos observando como progresivamente, el Presidente del Gobierno de España a fecha de hoy, ejerce su postulado sobre la ciudadanía. Por cambiar, hasta la reforma en la asignatura de Educación para la Ciudadanía tendrá carácter de aplicación inmediata, otro libro más para añadir a la lista por carecer de valor el del curso pasado; una reforma orientada en muchos de sus apartados, contenido y diseño a las clases más afortunadas, apostando por el sector privado para generar riqueza que se me antoja, al menos, ideológicamente presuntuosa y nociva. Nada que añadir a su disposición sobre el derecho de la mujer al aborto según determinen las condiciones del feto o el riesgo de supervivencia para la embarazada pero, algo singular se ha colado entre sus líneas, el propósito del Gobierno a inculcar en la asignatura la transparencia en la gestión pública y el adoctrinamiento contributivo, vienen a concebir una reforma a la que solo le resta añadir una letra al himno nacional “ajustada” a su derecho como Presidente y al de la UE de ser revisada claro.
Pedir transparencia quien ha dado  muestras tangibles de no ser el mejor ejemplo, se me antoja poco más que luctuoso y soberbio.
Juan Antonio Sánchez Campos
07 Agosto de 2012





UN POLÍTICO DE HOY NO ES UN CIUDADANO

CUALQUIERA

Nos dicen los políticos que son gente corriente, gente normal, como nosotros. Atados a la misma sociedad, deudores de las mismas cosas y preocupados por el trabajo y la familia. Eso es pura demagogia de lo más bajo y ruin; no es que los políticos sean los hacedores de la buenaventura que revierta en el crecimiento, calidad de vida y bienestar social, pues tan sólo deben ser los que solucionen las trabas que nos impidan acceder a ellos. Pero no deben ser lo que ahora son, meros trasvases de ideologías a conveniencia, sufragadas unos a otros con la única meta de acometer sus opiniones según vengan al caso o la parte en la que se encuentren. Ellos mismos son los que se han separado de la sociedad, del pueblo que les voto pensando que serían la alternativa a solucionar los graves problemas que deberá encarar la ciudadanía en el próximo quinquenio.
Esperando taimadamente a que vinieran las elecciones andaluzas para acometer todos los recortes, reformas, nuevos impuestos y tasas. Solo de unas mentes profundamente obsesionadas en llegar a un objetivo imposible para el pueblo puede salir el desatino de llevarnos al límite de la necesidad que asola el destino de un país como el nuestro. El Gobierno del PP y sus barones se están columpiando en la cuerda floja que les llevará al averno, arrastrando a los ciudadanos como ellos definen susurrantes, mientras esconden la alternativa a escapar del desastre. Por favor, que no vengan los políticos a decirnos que son igual que nosotros, eso es una ofensa, como ellos solo el demonio.
El Presidente del PP de Andalucía se está yendo “por los cerros de Úbeda”  con sus declaraciones antiéticas y su desagradable posicionamiento a favor de todo lo que el Gobierno de su “Maestro” tenga a bien imponerle. Los andaluces tendrán el poder de decidir en las próximas elecciones, aún demasiado lejanas, pues a quien se le dio el poder y se hizo con la esperanza de la ciudadanía andaluza, la más grande de la geografía española, así como de la mayoría electoral del país, ya nos ha metido en deudas hasta las cejas. Ahora ya no es fácil decirle que cambie de ideología, es demasiado tarde para retroceder en el tiempo.
Bailan al mismo son que les marcan los estados miembros de la UE  y el de los organismos que se encargan de manejar el dinero que nos entregan para sofocar la deuda. Ni siquiera se paran a atraer los mercados inversionistas de fuera de la eurozona o diversificar el procedimiento de pago, eso no parece importarles demasiado. Hoy nos dan la imagen de un Ejecutivo rodeado de sus guardaespaldas autonómicos, la que sólo será una fotografía velada para Europa en su conjunto. Nadie cree en quienes mienten sin reparo, faltando al respeto del pueblo soberano.
El Sr. Rajoy ha menospreciado la negociación, el diálogo y el consenso; el mismo que es imprescindible para defender el Estado de bienestar y el equilibrio sostenido adecuado en las relaciones laborales. Un Presidente que no da la cara y reniega de la situación en la que se encuentra el pueblo; ordenando a los dirigentes de las comunidades sujetas a su potestad para explicar al ciudadano lo que no tiene razón de ser o fundamento alguno, escondido bajo las faldas del anterior gobierno socialista sin dar muestra alguna de esperanza en un corto espacio de tiempo a los desempleados que sumarán en pocas fechas los seis millones o lo que es lo mismo el 25% de la población activa; es un Presidente incapacitado para atender las demandas más precarias y necesarias del país que gobierna por una mayoría engañada.
El derrumbe social y de las políticas públicas no tiene parangón, nos dirigimos donde los arrogantes bucaneros nos quieren llevar, la privatización de las necesidades más esenciales del ciudadano y el desmantelamiento total de los Servicios Públicos y el Estado de bienestar, esenciales en nuestra vida. La complicidad con árbitros europeos es total, el partido estaba amañado de antemano, bajo una ideología que han estado ocultando hasta ahora con promesas falseadas.
Y esto  no ha hecho más que empezar, si no se pone remedio, la privatización será prácticamente total y el Estado se erigirá vencedor con la implantación de sus deseos; seremos deudores durante décadas de los prestamos, volveremos a la sociedad de los años en los cuales solo los ricos Vivian a costa de los trabajadores, sin derecho a la cultura.
Sobran motivos para alzar la voz contra un Gobierno que solo pretende acabar con la clase media y el bienestar de las familias. Un Gobierno que no es digno ni sincero con el pueblo que les paga.
Juan Antonio Sánchez Campos





SIN PAUSA




Cuando dejaremos de ocupar de una manera poco acertada dos días de nuestro calendario en derivar uno al sexo masculino y otro al femenino. Es realmente absurdo dar a entender en una onomástica el hecho de la igualdad entre ambos sexos. ¿Existe un Día Internacional del Ser Humano? Ese es el día que deberíamos celebrar pero tenemos reparo a hacerlo, porque ese día sería el que nos recordase que hay gente que lo pasa mal en la vida, niños que pasan hambre, guerras en sitios remotos, falta de escolarización, enfermedades fáciles de atajar que no se hace por conformismo injustificable de las grandes potencias, que con un mínimo esfuerzo bastaría para acabar con el sufrimiento de nuestros semejantes.
Decir felicidades a la mujer en su día, cuando ellas ya se lo han ganado a pulso durante lustros no me parece un acto relativamente educado. Mejor sería ponernos a su lado y ayudarlas conscientemente para, de una vez por todas conseguido, todavía la reticencia en los mercados laborales las llevan a puestos encasillados, a sueldos descompensados y a evitar que por su mente pase el más pequeño deseo de ser madres. La Ley que se aprobó hoy no las deja demasiado optimistas en el futuro, la mujer es libre pero no puede llevar a cabo su libertad cómo derecho único a traer al mundo una vida. Para el empresario el momento nunca es adecuado, deben de resignarse a que el propio jefe sea el que determine el camino a seguir en sus planes familiares, cuando ser madre, el tiempo óptimo y la duración programada y sino a la calle guapa.
Hoy persiste la lucha, la demagogia de unas leyes arcaicas que se declaran a todas luces inquisitorias con respecto a la mujer. No en el machismo del lenguaje sexista, ni en  los mentideros sociales, es en la política donde hay que atajar el mal que lleva asistiendo al despotismo machista de los “señores de la ley” durante demasiado tiempo, esos que tienen que hacer examen de conciencia para ser capaces de lograr una misma línea que seguir por el hombre y la mujer, la mujer y el hombre que deben estar íntimamente amparados con los mismos derechos, ser iguales en todas las obligaciones y derechos que como seres sociales tienen atribuidos.
Los días importantes del calendario se deberían de usar para dejar claros los derechos, el del ser humano y el del trabajador, sin distinción de sexo, todos en igualdad de condiciones. Dejemos la utopía para los viejos soñadores y vayamos directamente al meollo de la cuestión, la dejadez se aprecia en la política que no tiene ganas de dibujar un nuevo calendario, al fin y al cabo, han logrado en poco tiempo marcar sus días propios. Como para claudicar ahora con una normativa especifica basada en los derechos laborales de la mujer con respecto al hombre, con la autoridad hemos topado.
Juan Antonio Sánchez Campos



Cuando dejaremos de ocupar de una manera poco acertada dos días de nuestro calendario en derivar uno al sexo masculino y otro al femenino. Es realmente absurdo dar a entender en una onomástica el hecho de la igualdad entre ambos sexos. ¿Existe un Día Internacional del Ser Humano? Ese es el día que deberíamos celebrar pero tenemos reparo a hacerlo, porque ese día sería el que nos recordase que hay gente que lo pasa mal en la vida, niños que pasan hambre, guerras en sitios remotos, falta de escolarización, enfermedades fáciles de atajar que no se hace por conformismo injustificable de las grandes potencias, que con un mínimo esfuerzo bastaría para acabar con el sufrimiento de nuestros semejantes.
Decir felicidades a la mujer en su día, cuando ellas ya se lo han ganado a pulso durante lustros no me parece un acto relativamente educado. Mejor sería ponernos a su lado y ayudarlas conscientemente para, de una vez por todas conseguido, todavía la reticencia en los mercados laborales las llevan a puestos encasillados, a sueldos descompensados y a evitar que por su mente pase el más pequeño deseo de ser madres. La Ley que se aprobó hoy no las deja demasiado optimistas en el futuro, la mujer es libre pero no puede llevar a cabo su libertad cómo derecho único a traer al mundo una vida. Para el empresario el momento nunca es adecuado, deben de resignarse a que el propio jefe sea el que determine el camino a seguir en sus planes familiares, cuando ser madre, el tiempo óptimo y la duración programada y sino a la calle guapa.
Hoy persiste la lucha, la demagogia de unas leyes arcaicas que se declaran a todas luces inquisitorias con respecto a la mujer. No en el machismo del lenguaje sexista, ni en los mentideros sociales, es en la política donde hay que atajar el mal que lleva asistiendo al despotismo machista de los “señores de la ley” durante demasiado tiempo, esos que tienen que hacer examen de conciencia para ser capaces de lograr una misma línea que seguir por el hombre y la mujer, la mujer y el hombre que deben estar íntimamente amparados con los mismos derechos, ser iguales en todas las obligaciones y derechos que como seres sociales tienen atribuidos.
Los días importantes del calendario se deberían de usar para dejar claros los derechos, el del ser humano y el del trabajador, sin distinción de sexo, todos en igualdad de condiciones. Dejemos la utopía para los viejos soñadores y vayamos directamente al meollo de la cuestión, la dejadez se aprecia en la política que no tiene ganas de dibujar un nuevo calendario, al fin y al cabo, han logrado en poco tiempo marcar sus días propios. Como para claudicar ahora con una normativa especifica basada en los derechos laborales de la mujer con respecto al hombre, con la autoridad hemos topado.
Juan Antonio Sánchez Campos


S.O.S. DE CULTURA





Los libros envejecen en los estantes de las librerías, el ambiente de soledad entre sus pasillos deja frío el paisaje de las letras. Nada cambia con el día que precede a otro, todo es desolación y murmullos de fantasmas ermitaños de sus tapas, subidos a los lomos de una historia que no acaba nunca, eterna como la cultura pero huraña como el poder.
Se nos va el tiempo entre objetivos incumplidos, promesas obsoletas y parodias de buena educación; nada comparable a la desilusión de todos esos autores que escribieron su saber para compartirlo con los herederos de sus vidas.
Las exigencias apremian a una nueva revolución social del saber, ese que no ocupa el lugar que le corresponde por historia y por derecho. Nos estamos olvidando de que sin saber no hay futuro y sin conocimientos, no existe posibilidad de superación; las escuelas se construyeron para ser el segundo hogar de los niños, el de aprender para ser mejores que sus progenitores en conocimientos, aunque no necesariamente siempre en aptitudes.
Leer y escribir son silogismos del ser y existir, hablar y comunicarse es vivir en sociedad, consecuentes con tus prójimos y valedores de derecho a opinar acorde con las posturas de su educación. Estamos cerrando las puertas a una vida llena de posibilidades de ser mañana mejor que lo que somos hoy, de creer en la justicia social como abrigo a la intemperie de la más absoluta deslealtad.
Todo está en los libros, en los conocimientos de aquellos que antes estudiaron lo que después llevaron a la práctica o investigaron hasta llegar adonde ahora nos encontramos, no podemos dejar solos a los sastres porque, sí así lo hacemos, pronto las tijeras de la austeridad cortarán las tapas de la historia y jamás volveremos a leer un cuento.


DEFINAMOS SER HUMANO


La especie humana va desarrollando su inteligencia apoyada cada vez más en las nuevas técnicas, ayudadas en máquinas impersonales que solucionan problemas cotidianos dispares. El ser viviente dotado de inteligencia propia para definir sus acciones sin embargo, se niega a asumir la culpa que él mismo ha generado, la insensatez que determina su inagotable exigencia a poseer todo aquello que sea de utilidad para aumentar su ego.
Sus constantes iniciativas de mal gusto, son capaces de vulnerar su conducta de forma transversal, haciéndose contrario hoy de lo que ayer dijo positivo de hacer. La necesidad de poder apremia y eso es suficiente para despertar la completa insensatez de la conciencia del homo sapiens de la era del Apple; amparándose en el sistema para defender su inoperancia demuestra la falta de cordura necesaria para acometer cualquier tipo de acto consecuente con la necesidad de su semejante.
Derrocamos gobiernos por el hecho de cambiar de color ante los ojos de los demás, sin tener en cuenta las exigencias de nuestro entorno; calumniamos a aquellos que lo hicieron nefastamente, amparándonos en las heridas ya abiertas, sin buscar el medicamento apropiado para cerrar las brechas de la indulgencia. No estamos aquí por derecho, ni por decreto divino, estamos aquí por un destino incierto que nos trajo, que nos coló en está época para ocupar el espacio que necesitaba el mundo durante un tiempo, simplemente por un escaso periodo de tiempo, en el que deberíamos de ser lo suficientemente conscientes de hacer lo adecuado para todos sin excepción, dueños del mismo lugar, luchando con la palabra y la buena voluntad para conseguir entre todos los que ocupamos nuestros sitios una forma de vida digna, adecuada y sin privilegios unipersonales.
Estamos en un año que se espera doloroso para todos los que pretendemos pasarlo aquí, un espacio de nuestro tiempo que se antoja difícil y más largo que de costumbre. Ahí es donde tenemos que poner todas nuestras energías a funcionar, el despropósito de unos recién llegados a la primera línea de crédito en el Gobierno debe de alentarnos para motivar a los demás, para hacerles ver que la idea de unir las fuerzas es la única solución de encontrar un escudo lo suficientemente duro como para que dejen de atravesarnos las flechas de la insensatez.
El parte diario es cada vez más desalentador y por ello debemos de cambiar la portada para hacerlo llevadero, tenemos que encauzar nuestros esfuerzos en un propósito común, dejar al margen la incompetencia de aquellos que han sido hasta ahora elegidos sin éxito, para sacarnos de este atolladero. Tenemos que volvernos exigentes con todo lo que este relacionado con lo que pagamos, desde el Gobierno Central hasta la Comunidad de Vecinos de la que formamos parte como miembros de derecho, pago y opinión.
Basta ya de desaires a la vida, de dejar a las personas aquejadas de una enfermedad grave en la antesala de un quirófano, pensando si llegará a mañana el latido de su corazón para ser intervenida de una operación realmente complicada. Las máquinas son las únicas que tienen la supremacía de no sentir dolor, el médico es humano como nosotros, al igual que el que recorta un 12% el presupuesto en Sanidad, ese que mañana asistirá en primera fila al llegar de una nueva vida en un centro privado, pagado por todos los que nos negamos rotundamente a recortes de esa índole.
No se puede permitir la imposición de una Ley, es notorio que eso se llama ¿abuso o dictadura? Realmente no se cual sería la palabra correcta, que nos encauce en una agonía más a sumar a nuestra ya exigente existencia como es perder 700000 puestos de trabajo antes de comernos las uvas, esas pequeñas perlas de un árbol al que se han subido todos estos dirigentes de la política actual de nuestro país.
Las mentes privilegiadas se marchan es normal, huyen del desamparo que ven en los rostros de sus semejantes, de la tristeza de los mercados, de la señora que va a buscar el pan con una bolsa en la mano para ahorrarse cinco céntimos, de las calles vacías de alegría pero llenas de parados, de los bancos en los que los viejos no se sientan porque están ocupados de antemano. Ni el bullicio de los estudiantes suena rítmicamente como debiera, siempre las mismas conversaciones ¿Para que estudiar y luego qué? ¿Dónde vas a irte a trabajar? ¿Conoces a alguien en un país fuera de Europa? La Universidad está tan denigrantemente tratada como el resto del país, nada funciona excepto los impuestos y las grandes empresas que nos cargan en la cuenta desproporcionadas cantidades por calentar nuestro hogar, poder ducharnos con agua caliente o encender la luz para estudiar.
Denigrante es la palabra correcta, es el slogan que cataloga nuestro devenir por este espacio de tiempo que nos ha tocado en suerte decepcionante, pero tiene solución, entre todos podemos encontrarla, no la busquemos en las caras de circunstancias de los políticos actuales de las dos facciones “reinantes”, examinemos las probabilidades que tenemos de conseguir que algo tan sencillo como es la unión de toda la ciudadanía para salir de está crisis, para generar el empleo en tiempo prudencial sin estancamiento y menos aun aumentando el índice de paro, sacando rentabilidad a las grandes empresas que funcionan en este país con total impunidad, generando créditos que hagan desaparecer anteriores deudas y de esa forma bajar la  morosidad, pensando con la cabeza y oyendo el latido de un corazón con fecha de caducidad que quiere llegar a tener las palpitaciones justas que da el júbilo por el trabajo conseguido.



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