Las paradojas del presente nos
hacen recapacitar en la opinión de que somos demasiados para tan poco espacio,
de que aglutinamos en menos del treinta y cinco por ciento la superficie habitable de nuestro país con la población que
reside en ella y confundimos vivir en las urbes o grandes ciudades y pueblos
como la mejor alternativa de aspirar a desenvolvernos en el empleo,, en las
condiciones más sugerentes de convivencia y en la comodidad que nos da la
tranquilidad por tener en nuestras manos, a un paso de donde decidimos
asentarnos y formar una familia, los servicios más utilizados en nuestra vida cotidiana.
¿Pero, es la mejor manera de vivir el estar masificados en un entorno
abrumadoramente colapsado de tráfico, contaminación, polución y millones de
personas en una reducida superficie? Los pueblo se quedan muertos, deshabitados
en un espacio más que confortable de paisaje y vida sana, por el mal ejercicio de
las administraciones, más ocupadas en
tener cerca la mayor cantidad de recursos posibles con el menor gasto que en prolongar
las hectáreas pobladas en bien de la sociedad; una falta de previsión a la
larga negativa que hace peligrar el
equilibrio sostenido de un ecosistema maltratado por las normas establecidas
que en nada esgrimen procesos de recuperación de tierras fértiles a la causa
del progreso social y económico del país.
Es triste que haya pueblos que
aun manteniendo una tierra fértil, un aire con el que fabricar energías
alternativas y eólicas, se quedan abandonados por falta de argumentos y proyectos
d regeneración; una nación como España no puede permitirse el lujo de
despreciar el sol que la caracteriza y que en las plantas de energía solar le
haría sumo bien tanto al mercado laboral como al entorno rural y a la
recuperación de pueblos solitarios que un día fueron abandonados en busca de un
futuro prometedor y hoy, una buena parte de aquellos que se marcharon, no
tienen un futuro prometedor ante el desempleo y los precios de compra o arrendamiento
de viviendas, cuyo mercado vuelve a posicionarse por las nubes tras el desastre
inmobiliario y regresa por sus fueros.
Llevar las redes de internet por
ejemplo, además de las herramientas óptimas para recuperar el terreno perdido
nos puede hacer mejorar nuestra calidad de vida, el espacio ahora abarrotado
quedará mejor dispuesto y el que se encuentra vacío se ocupará en el grado que
los estudios de los profesionales aconsejen.
Así es como podremos decir
aquello de que somos inteligentes, capaces de prevenir el caos de unas urbes
colapsadas y atraer al mercado laboral nuevas profesiones, mano de obra capacitada,
maquinaria diseñada a tal efecto y unos servicios que a la larga, conseguirán
mejorar nuestras vidas y con ello, superar las estadísticas deplorables que nos
sacuden.
La inmigración, esa preocupación en
los programas electorales de los oportunistas y que nos presentan como mala, no
es así, es la que puede subir enteros la natalidad con el descenso de la
mortalidad y los millones de pensionistas que cada vez carecerán más de
recursos económicos, sino ponemos remedio para equilibrar la balanza antes de
que las telarañas de las arcas públicas, por el descenso del empleo y la falta
de jóvenes que nos demande el mercado laboral sean ya un hecho difícil de
recuperar.
Las paredes derrumbadas de
edificios que un día fueron algarabía y juego de los más pequeños se confunden
con los matorrales altos que se asientan
sobre ellas desde hace años. Espacio, terreno que habitar por gentes capaces de
recuperar el paisaje desnutrido de vidas convencidas de que solo será cuestión
de tiempo rehabilitar o construir casas donde vivir dignamente. Compromiso de
las administraciones para abastecer de recursos a quienes tratan de fabricarse un
horizonte prometedor, convivir en paz y gestionar sus hogares al ritmo de sus
necesidades básicas mediante un trabajo honrado y eficaz con el entorno es una
labor que hay que poner en marcha de manera urgente ya que ello traerá el
sostenimiento de las capacidades de socialización convenientes al proceso de
recuperación económica. Tratar de aliviar la congestión de las grandes urbes y con
ello el trasiego alocado de la muchedumbre, utilizando y mejorando para tal uso
los transportes públicos y las infraestructuras nos harán un país moderno, capaz
de interactuar con los que vienen a nuestro país con la sana intención de
forjarse un futuro sin depender para ello de las ayudas sociales mínimas de la Administración.
Los cuales podrán poner en marcha proyectos futuros en sus lugares de origen, contribuyendo
en ello a la mejora de los mismos y a frenar el constante goteo de personas que
se juegan la vida en nuestros mares y océanos por no tener nada a que
encomendarse.
Esta circunstancia es más que probable
que inducirá a la formación de nuevos profesionales
Estamos a tiempo de recuperar en
algo todo lo perdido, ser capaces de convivir con diferentes razas y costumbres
siempre ha sido una característica del pueblo español durante décadas; la
encomiable labor de la inmigración en el mundo es la que ha hecho renacer economías
hundidas y esa es la mejor arma para combatir la perdida de la calidad de vida
y el bienestar social, consecuencia de una nefasta política de previsión y un enfoque
ideológico y partidista negativo, en favores personales y lucrativos en lugar
de luchar por el bien de la sociedad que juraron defender. jasc
FALSA MODESTIA
La honorabilidad es
algo que se gana al igual que el respeto, va intrínsecamente unida a la credibilidad
que otorga la honradez en los actos de las personas responsables con los
compromisos que adquiere por voluntad propia. Estas simples reglas de quienes
aducen a la honestidad como algo que no debe ponerse en evidencia, simplemente
por estar ligada –dándola por hecho y presumible- a un efímero acuerdo con los
ciudadanos, son las mismas que traicionan libremente determinados individuos
instalados en la cartelera política de un país desolado.
En estas
circunstancias, parece que las reglas están hechas para saltarlas a la ligera;
los obsequios ya no son artículos protagonistas de conmemoraciones de euforia,
de eso sabe mucho el Presidente del Gobierno y su Ministra de Sanidad la Sra.
Mato que presuntamente –casi fehacientemente- tuvieron dolores ajenos y de conciencia con D. José Sepúlveda, ex de varios
cargos y situaciones personales, exalcalde en la localidad madrileña de Pozuelo
de Alarcón, exasesor y asesor de nuevo por la gracia del Sr. Rajoy y exmarido
de Dª Ana. Un personaje ligado a nombres famosos como el de Francisco Correa o
“El Bigotes”, amigos de los regalos personales como atractivo de sus manejos.
El olor a podrido
proveniente de determinados bandos de la clase política española es tan fuerte,
que sobrevuela en el aire más allá de nuestras fronteras haciéndose perceptible
desde todos los ángulos del continente europeo –triste situación en la que
queda la ciudadanía española-. Las donaciones anónimas de dinero sumergido a
los partidos políticos, desatino del poder judicial y desastre monárquico
evidente, que se saltan la Ley de Transparencia por un hueco en la valla
meticulosamente concebido para el escape y la supervivencia política de los que
presumen de honorables ciudadanos.
Qué más da si son ellos
los que piden o recogen el dinero de esos donantes generosos a cambio de
favores futuros o acuerdos previstos de antemano, o qué importancia tiene la
Ley de Financiación de Partidos para evitar el ostracismo en el que se
envuelven los donativos. Todo vale en está selva de la que todos quieren ser
los reyes; para colmo, el Tribunal de
Cuentas, ese organismo celoso en la protección de datos, que ni siquiera
atiende las demandas de los jueces para hacerles entrega de la documentación
precisa en casos de fraude, sigue su trayectoria sin variar la velocidad de
recorrido un ápice –un lustro para cada informe-, la Ley que realmente
prevalece sobre las demás es la que da el poder y corrobora la mayoría, después
el que venga, que se las apañe como pueda.
Y mientras todo esto
ocurre, aquí estamos, con más de 8000 desempleados diarios desde aquel día en
el que nos tomamos la última uva y dieron las campanas de salida a unos nuevos
recortes. Por mucho que la Sra. Cospedal profetice un repunte económico y
laboral frenado por las últimas noticias según ella, para dañar un partido que
por si sólo se induce pero ¿Y está señora de dónde saca lo del repunte? Aunque
sus palabras ¿Serán mentira, o verdad, o lo que nosotros queramos conociendo su
discurso?
Lo cierto es que nos
quedan menos de dos trabajadores cotizando por pensionista; que el Régimen
General de Trabajadores Autónomos sigue a la baja y con ello, el cierre de
locales de negocio y Pymes, históricamente generadoras de un buen número de
empleo; que los servicios públicos de las comunidades autónomas serán peores
que en 2012, con las tijeras rodando en el mercado laboral, educación y
servicios sociales, esto también es verdad, al igual que la mala imagen de los
representantes políticos. Los ciudadanos siguen siendo motivo de vejación por
la alucinación de un Presidente adscrito a un proceder insano, de la que sus
ministros son culpables solidarios; las urgencias en poblaciones pequeñas
corren peligro de desaparecer, los profesores serán insustituibles aunque
proceda lo contrario y el equilibrio de los Presupuestos Generales de las
Comunidades Autónomas, se estabilizarán con nuevas medidas de ajuste, tasas
nuevas, subidas –Impuesto de Sucesiones y Donaciones con una subida cercana a ¼
punto, p.e.- y reformas al libre
albedrío de los dirigentes ¿El empleo? Bueno, eso habrá que peguntárselo a Dª Dolores en sus sueños.
Tan cierto como el
ocaso, la agonía del ciudadano persiste y es que, cuando la podredumbre hiede,
de nada vale respirar hondo en busca de alternativas cabales; la sociedad se ha
convertido en el olvido del Gobierno, como el de Hacienda a los proveedores a
los que se les adeuda los servicios prestados a las comunidades. La Ley para el
que la paga –con dinero- de eso bien se encargarán los presuntos inculpados del
PP con su Presidente a la cabeza ¿Los ciudadanos? Esos son los que sufren su
castigo mientras buscan desconsolados la honorabilidad de alguien que les salve
de esta crisis.
Juan
Antonio Sánchez Campos
04
Enero de 2013
POLÍTICA Y CONCIENCIA
Por
mucho que intente cuadrar las cuentas no me salen los resultados, cuando
escucho decir que si la Reforma Laboral se hubiese aplicado antes, el número de
parados sería considerablemente menor del actual –un millón-. Y digo que las cuentas
no salen por el simple hecho que, desde su aprobación, el desempleo ha
aumentado sumándose a una desfavorecedora cifra de la que el Gobierno parece no
tener datos.
Toda
recesión tiene un principio y tras llegar a su máximo auge –depresión- comienza
a disminuir, pero el descenso es más lento que la escalada adoptada por el PP
con su política de recortes, ajustes, reformas y creación de tasas para casi
todo lo que se mueve cerca de sus garras y susceptible de recaudación. Tras la
tormenta llega la calma aunque a veces, esa calma chicha es tan desmadejada que
ni se nota durante mucho tiempo; posiblemente esas aguas mansas a las que
aluden los políticos para el final de este nuevo año que ha comenzado, no
logren llegar a un remanso de paz lo suficientemente asumible para la sociedad,
que vea de nuevo resurgir una digna calidad de vida en las familias, unos
derechos recuperados y la libertad de mostrar la valía de sus ciudadanos
mediante la garantía de vuelta a las aulas de los recursos necesarios para ello.
Los
españoles conocen muy bien ambos lados de la orilla en la que se ha visto
envuelto su crecimiento durante décadas; pasando de una dictadura a una
democracia que aconsejaba mostrar lo más esencial de los valores humanos, la
libertad, el derecho a la educación, a una vivienda digna y a un empleo para
poder mantenerla. Épocas superfluas de bonanza que nos han traído graves
consecuencias ante la falta de sinceridad de nuestros políticos, incapaces de
ver más allá de sus propias motivaciones personales; la misma que nos ha
saboteado esos principios bajo una política reaccionaria, insolidaria y sumida
a las obsesiones propias –prima de riesgo- y europeas de los socios más
influyentes.
Nada
impide a la sociedad ser intolerante con la clase política, recelar de los
representantes de la ciudadanía que prometen lo que luego se convierte en
simple humo pasajero. Como también es normal que se dude de los mismos ante el
elevado número de imputaciones –más de 300- llevadas a cabo por falta de
profesionalidad, ética, compromiso o lealtad a las leyes y a quienes les
pusieron en tan privilegiado lugar. No creo conveniente seguir intentado hacer
cábalas sobre los números, estadísticas o casos en los que se han visto
afectados los ciudadanos ante la mala imagen política de nuestros gobernantes
pero desde luego, la credibilidad está bajo mínimos -al igual que el desempleo-
y eso será difícil resolverlo con la clase de políticos de los que disponemos.
Las declaraciones ambiguas de un ministro diciendo que a finales de 2013 todo
se irá solucionando, nos hacen pensar en la posibilidad remota de que al menos
sea durante el primer semestre de 2014 cuando España pueda empezar a recuperar
su escalada hacia el crecimiento y el progreso de todos sus ciudadanos.
De
momento, intentaremos remediar que la crisis prolongada asuma a las clases
sociales en una becha insostenible, peligrosa y trascendental para el futuro
de nuestro país.
EL UNO DE ENERO TOCA A DIALOGO
La
forma de hacer política por parte de nuestros representantes en un momento de
crisis como está atravesando Europa y por ende, como miembro de la Unión
Europea (UE) nuestro país, no es la más adecuada a la vista de los datos que se
nos presentan en los últimos días de 2012.
Las
diferentes vertientes e ideologías políticas reinantes en la actualidad
difieren muy mucho del tratamiento real que deben llevar a cabo esas
formaciones políticas con vistas a lograr el crecimiento mínimo capaz de
sostener los pilares de una sociedad demasiado lacrada con los recortes. De nada valen ahora los nacionalismos
desvelados en estos tiempos de carácter independiente, como de nada vale una
oposición velada incapaz de arañar algo de prestigio a sus deterioradas filas.
Todo se basa en el conjunto de las fuerzas sin el cual, nada se podrá llevar a
cabo de forma conveniente, quedándonos varados en el pesimismo económico y en
la deuda contraída, sometidos a las voluntades de países poderosos que luchan
por propia iniciativa, abandonando a su suerte todo aquello que no sea proclive
de sacar provecho.
Esa
es la postura más desacertada que se debe tomar en estos momentos; la falta de
cohesión, diálogo o debate entre partidos de distintos signo e ideología, debe
acabar de inmediato o nada sacaremos en claro de está debacle política en la
que la ciudadanía está ausente. Una política firme y dura con las imposiciones
de Bruselas, compartida con la sociedad para lograr equilibrar las fuerzas, es
la única alternativa que les queda a los españoles para salir un poco menos
dañado en un entorno social que comienza a ser preocupante; el empleo se ha
convertido en la mina explosiva que derrumba el equilibrio de la sociedad,
abriendo una brecha demasiado profunda para taparla en varias décadas si los
políticos no se ponen manos a la obra con sus deberes y obligaciones, al lado
del ciudadano y frente a los mandados y exigencias de los que hasta ahora,
según datos oficiales, eran nuestros más firmes aliados (CE).
Si
los analistas del Gobierno no logran encauzar el balance a favor de nuestras
demandas, no será por falta de datos sino por el infausto panorama vertido por
los dirigentes del partido en el poder. Es hora de empezar a trabajar en pos de
España, a favor de la sociedad, de la educación y el empleo necesario que
abanderará el progreso y el crecimiento perdido en una lucha tenaz con los
poderes financieros causantes de esta situación por falta de coherencia en sus
actos.
Los
debates parlamentarios deben de hablarse en el idioma que pide la ciudadanía,
no esconderlos en demagogias políticas incoherentes e innecesarias por ahora.
No se trata de erradicar ideologías, ni de poner obstáculos a partidos
centrados en la independencia, se trata de sacar adelante el motor de la economía
en beneficio de todos. Sin este comportamiento, habremos perdido una buena
oportunidad de ganar la batalla a la crisis; si no lo hacemos ahora, seremos
perdedores de nuestra calidad de vida, la de nuestros hijos y el fin del Estado
de Bienestar será una tarea ardua durante los próximos treinta años.
Juan Antonio Sánchez Campos
26 Diciembre 2012
A LA DERIVA
La
escasez de empleo está dando muestras de seguir aumentando su ciclo histórico para posicionarse en el primer
semestre del año por encima de los seis millones de parados en España y un
porcentaje del 60% de jóvenes sin trabajo. Unas cifras mareantes que en nada
tienen que ver con el resto de países de la zona euro –excepción de Grecia
(como porcentaje cercano)-, que a pesar de mantener unas tasas de paro
elevadas, no inquietan el progreso social de la misma manera que en el de la
ciudadanía española.
Los
números son alarmantes, preocupa y muy mucho el acelerado camino hacia las
desigualdades sociales que acerca a nuestro país al caos de la igualdad de los
ciudadanos, a la pérdida de los derechos básicos establecidos en la
Constitución e incluso en algunos casos, a los dictados por las Leyes
Internacionales –todo ciudadano tiene derecho a un trabajo y un hogar digno, a
la educación y al proteccionismo de los gobiernos-. Lo que comenzó como una
crisis desacertada, por la mala gestión de los recursos económicos que
hondeaban el crecimiento de un país como el español, ha terminado acabando con
el poder adquisitivo de las familias y relegándolas al más indigno trato por
parte de los representantes políticos de un Gobierno que se mantiene atrincherado
en la mayoría y lanzando golpes al pasado.
La
burbuja inmobiliaria fue la gota que lleno el caudal de la riqueza inapropiada
de las entidades bancarias –sin freno por el Gobierno (PSOE) y la oposición
(PP)-; las partes hicieron caso omiso de las alarmas que se encendían en las
Pymes y las sirenas de las fábricas que humeaban morosidad financiera por los
rincones. Pronto comenzó a vislumbrarse el desolador panorama de la inundación
que ahogaba los pagos de las familias por falta de recursos con los que sostener
su endeudamiento; una deuda contraída por esas mismas entidades que luego
fueron rescatadas asiéndolas al cabo que le lanzo Bruselas y al que el
ciudadano está obligado a sujetarlo con el pago de sus intereses.
Lo
que era un navío con la brújula encaminada al progreso –I+D+i. educación- se
vio zarandeado por una tormenta inacabable que golpeaba el casco abriendo una
brecha entre los tripulantes de primera clase y los encargados de los motores
en la vía de agua. Ya nada quedo de aquella clase media de cuellos blancos que
mantenía el equilibrio entre el pueblo y la riqueza, una extraña coincidencia
que se asemejaba a la vivida décadas atrás (1970). Ahora, los estudiantes son
los de cuello blanco y uniforme de pulcra relevancia económica y el hijo del trabajador
es destinado a manejar los tornillos de la cadena que engranan el poder.
Han
pasado muchos años de supervivencia de los quiero y no puedo demasiado, de los
que sin poder eran capaces de tener algo de lo que alegrarse y de los que
siempre pudieron y aún mantienen el beneficio del dinero a su favor ¿Cómo es
posible que el rico sigua siendo igual de rico a pesar de la crisis? No, no
penséis mal, no todos tienen el interés de cuentas arrinconadas en paraísos
fiscales, sociedades a nombre de terceras personas –o cuartas- ni el euro
guardado en los colchones, simplemente tienen el dinero por castigo divino
–bendito castigo- al que sus más cercanos colaboradores dan suficientes
muestras de compromiso en que esto siga siendo así.
Las
malversaciones de fondos públicos, la prevaricación, el ocultamiento de
patrimonio y bienes mobiliarios o el fraude, solo pueden ser convenientemente
protegidos en el alcohol del oscurantismo a los ojos del ciudadano. Todo pasa
por el dinero, todo bien es calculado expresamente en detalle para salvaguardar
el prestigio de quienes cubren riesgos con favores o amnistías.
El
pueblo, el trabajador de poca monta, el servidor de la sociedad con sus
impuestos ese, ese es el esclavo de todo este asunto; el único perjudicado de
esta situación. ¿La crisis? Está tarde o temprano acabará, pero primero se
habrá llevado por delante familias enteras, muchos sueños, mucho sudor, algunas
víctimas mortales, muchas lágrimas silenciosas y una rabia interior que será
difícil olvidar.
Negativo
no amig@s, realmente es así como lo cuento, está es la realidad que vivimos
narrada con metáforas que a algún@s os parecerán ambiguas; esté es el futuro a
corto-medio plazo que nos encontraremos en un viaje hacia alguna parte de la
que desgraciadamente no tengo el rumbo correcto pero, ¿Podemos exigir un buen
capitán para manejar la nave que no sea el que tenemos? La pena es que de
momento, no…o sí.
J.A.S.C.
25/12/2012
El ciudadano en la balanza del desequilibro
Las cuentas en Suiza siguen
aflorando por todas las esquinas donde la honradez era un simple apaño para
decomisar el mayor interés posible. Desde las grandes familias, con altos y
antiguos jerarcas, personajes de un calado público, personal y profesional que
hasta ahora parecían intachables, se han dado de bruces con los progresos de la
prensa y la información de nuestro país, cada vez más preparados y formados,
volcados en esclarecer al máximo cuantas cuentas precisen ser investigadas –una
buena parte- de las que se han beneficio de forma ladina y usurera muchos
individuos.
Hubo algunos que no se fiaron
nunca de la estabilidad financiera española y quienes se adelantaron a los
acontecimientos –estallido de la burbuja inmobiliaria- que tarde o temprano, asolaría
el bienestar social y la calidad de vida de los ciudadanos. Tranquilos, con sus
bienes a buen recaudo cuando España estaba entrando en una crisis económica sin
parangón por el resquebrajamiento de las
entidades bancarias y comenzaba a abrirse la desconfianza en el sistema
financiero de nuestro país dejando al aire la brecha de las desigualdades no mostró
inquietud alguna, por mucho que el estado del bienestar se derrumbe. Hubo
grandes visionarios de que todo esto podría convertirse en una deuda
insostenible en un futuro más o menos lejano y contra eso, que mejor forma para
curarse en salud –en dinero- que conseguir el beneplácito de algunos miembros
de la clase política para coger las maletas repletas de dinero y ponerlas a
salvo. De eso de declarar impuestos a Hacienda, nada de nada, si ya no se
declaró antes ¿Por qué hacerlo ahora? Ya
les valdría a quienes se llevaron comisiones para agilizarles el problema de
mantener la boca callada y los bolsillos abiertos para que les entre el dinero
infectado de silencio. ¿Seriedad? Sin lugar a dudas, es lo más susceptible de
haber desaparecido del mapa de la clase política, la honradez está fuera de su
estereotipo ¿y la vergüenza? Bueno, eso mejor ni tocarlo porque desde luego, es
algo que nunca conocerán ni por motivo personal ni como profesional pero, menos
aún parece ser que incluso de muchos representantes de la ciudadanía.
Los nombres según la Ley hay
que demostrarlos para poder usarlos por ello, prefiero mantenerlos en el
anonimato y todo aquel que aun sabiéndolo, no tenga los suficientes documentos
en la mano para recriminarles a la cara es mejor que se los calle; bien sabe el
Gobierno a través de su Ministro de Justicia que los pobres no tenemos dinero
ni para pagar una multa errónea, como para meternos –o que nos metan- en los
Juzgados aquellos que puedan permitírselo. De lo que estoy totalmente seguro es
de que haber culpables malversadores de caudales públicos, apropiaciones
indebidas, defraudación consentida y fraude de ley en ocultación de bines, los
hay a decenas en este país.
Que sería de la prima de riesgo,
la inflación o del canal de deuda, si el dinero defraudado –robado en
castellano, catalán, euskera, gallego, etc.- fuese devuelto a sus verdaderos
propietarios –la sociedad-. La repercusión notable que causaría en la crisis
financiera, económica y laboral de España estaría avanzando por otros
derroteros distintos a la precariedad de la que los españoles somos náufragos
inocentes y que además tenemos que pagar con los propios bienes la impunidad de
otros, con un índice de morosidad infinitamente más elevado y consentido por el
poder que el del pequeño contribuyente.
No digo yo que la morosidad sea
un modelo social a tomar por costumbre, ni siquiera para tenerlo en cuenta, es
indudable que sin impuestos no hay sostenibilidad del sistema público pero ¿Por
qué el pequeño debe ser el que tenga la pena más grande? La justicia imparcial
debe ser igual de equitativa según la deuda y eso no está ocurriendo en este país
desde que mi pobre inteligencia recuerda y vaya si tengo memoria.
Juan Antonio Sánchez Campos
17 Diciembre 2012
UN PERDÓN CON REFORMAS
El artículo 14 de la Constitución Española de la que se cumplen ya 34 años viene a disponer uno
de los mayores logros sociales en nuestro país al declararse que “los
españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación
alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra
condición o circunstancia personal o social.”
Pues bien, transcurridas
apenas tres décadas y media de dicha proclamación constitucional de derechos,
nada parece ser como se dijo y nada se dice de que con está medida se intentaba
fortalecer las igualdades sociales de los ciudadanos españoles que durante años
había sufrido la opresión de la dictadura franquista, denigrando al trabajador
y manteniendo en el ostracismo doméstico a las mujeres –incluso pidiendo
permiso al marido para trabajar-, por mucho que el hecho de obtener su derecho
a voto les diera oportunidades significativas con la llegada de la democracia
en fechas anteriores, negándoles cuota de supremacía laboral a la que tenían
derecho por razón de sexo integrantes de un país democrático.
La sociedad ha cambiado, sin
ningún género de dudas, pero no en la medida que reclamaba la ciudadanía; las
mujeres siguen siendo las primeras afectadas de un mercado laboral precario,
las victimas de la violencia y las sufridoras de llevar a cabo trabajos sin
remuneración –cuidado de los hijos, atención a familiares dependientes- y de
eso se ha encargado muy mucho los gobiernos que han estado en el poder desde la
época en la que se implantó la democracia en España allá por 1977. Grandes
avances sociales que nos han llevado a
estar posicionados como uno de los países más integradores de la sociedad
europea y dotados con una calidad de servicios envidiadas por el resto del
continente –educación, sistema sanitario, investigación y cultura en general-
que por alguna razón –política, financiera, bancaria-, se han quedado varadas
en una crisis de la que no vemos final.
El país se encuentra vacío
de ilusión e indigente de recursos a causa de la crisis económica por la que
atraviesa y de la que son buena muestra la precariedad del gasto familiar.
Entramos en la época de compras más emblemática del año y andamos debatiéndonos
con la llegada de los regalos de reyes de los pequeños de la casa, haciendo
logaritmos que nos lleven a una solución; vagamos por los recuerdos de épocas
pasadas viendo la injusticia que nos cambió el destino. Más que en Navidad,
estamos en un vía crucis por el Salón de los Pasos Perdidos del Senado en el
que se discuten cuotas de cohesión entre partidos para lograr objetivos,
vertiendo humo a la ciudadanía en lugar de soluciones a los problemas.
Mal aniversario de la
Constitución Española, peor de lo que hubiésemos previsto hace apenas un año y
quien sabe, si mejor aún que el del próximo ejercicio. Una esperanza de salir
de la situación que no se palpa por rincón alguno del Senado, del Congreso o
del despacho de Moncloa, soliviantando la paciencia de los ciudadanos en la debacle
social que deja paupérrimo cualquier deseo de celebración y la ilusión de la
Navidad 2012.
El escepticismo y la
incredulidad se vislumbran en los rostros de los ciudadanos, en los corrillos
de la calle y en las escasas reuniones para tomar un café de los bares
desiertos. Noticias que rebosan números contables, boicoteos sumergidos,
absorción de entidades infectadas por el ansía de los malversadores, analistas
buscadores de credibilidad en los mercados financieros, ladrones de guante
blanco en organismos privados y públicos, desahucios, aumento del desempleo y
reformas, muchas reformas, ajustes y cambios que en nada ayudan a la
sostenibilidad social de los ciudadanos hundiéndoles en la miseria. Pero el
efecto salvaje de la crisis, aumenta claramente la violencia de género derivada
de la necesidad a retirar denuncias en los juzgados; de nuevo las mujeres
sufren las consecuencias y los niños sus daños colaterales.
Pero ¿Por qué no recordar
2012 por otras cosas? Hemos asistido a unos momentos que pasaran a los anales
de la historia de nuestro país y no por curiosos, resultan inusuales para la
ciudadanía; el deterioro de la clase política y los errores de la clase
representativa de nuestro país al mismo tiempo y por varias vertientes. Primero
fue el Rey, quien pidió perdón a los españoles por su malogrado viaje en el que
se sufrió
una caída
cuando se encontraba en Botsuana cazando elefantes; delante de las cámaras
pidió disculpas a un pueblo que si no hubiera ocurrido el accidente, ni
siquiera se hubiera enterado de los viajes del monarca a la caza del más
grande. Posteriormente se produjo un nuevo exculpatorio ante la sociedad
española, está vez por cuenta de los socialistas después del nuevo fracaso registrado en las elecciones en Catalunya,
queriendo demostrar con ello un arrepentimiento inexistente al no haber procurado
remedio al estallido de la burbuja inmobiliaria que degeneró –en parte- en la crisis que sufrimos.
Y como dice el refrán, no
hay dos sin tres; de eso se ha encargado la Sra. Botella, esposa del
expresidente del Gobierno y PP José María Aznar y por casualidad explicita
del actual Ministro de Justicia, Sr. Gallardón, Alcaldesa de Madrid. La
susodicha Dª. Ana ha pedido disculpas al pueblo de Madrid, “Mire usted, a
quien debiera pedírselas es a las familias de las fallecidas y a los heridos” deberíamos
recriminarle; la cual no ha dejado bien claras sus disculpas pues
solo adujó por los hechos acaecidos en el Madrid Arena en la pasada
celebración de la noche de Halloween y no se culpo demasiado por haber
contratado y aceptado la organización de tal evento a una empresa investigada
de antemano por sus negligencias. ¿Dimisión? No por favor, esa doctrina no se
da en la ideología de los personajes más representativos del partido en el
poder.
Es la sociedad, únicamente
la ciudadanía, la que se siente humillada, la que no entiende los designios de
un partido en el poder que solo impone austeridad en sus decisiones a los
españoles y chorrea vasallaje en el Consejo Europeo. Está es la fuerza de
quienes mandan en España, unas disculpas y a otra cosa; que más da lo que
piensen las mujeres, los hombres, las familias de las victimas de Madrid, los
universitarios en la cuneta por falta de recursos para pagar las tasas, los
dependientes en el olvido o los pensionistas privados por el Gobierno de poder
adquisitivo.
Juan Antonio Sánchez Campos
CON LA LECCIÓN BIEN APRENDIDA
Podría apuntar una frase del entre otras cosas poeta estadounidense Walt
Whitman cuando dijo: “A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más
tiempo en paz.” Con ella posiblemente conseguiría desarmar la opulencia
indiscriminada del poder en el Gobierno que rige la vida de los españoles pero,
tal vez, solo sería el momento justo de hacer lectura de tan filosófico
mensaje. Podría igualmente dar a conocer los verdaderos motivos que impulsan
tal referencia aunque sin lugar a dudas, más de uno opinaría todo lo contrario
–para eso España es una nación que se precia de demócrata-. En fin, lo mejor es
coordinar mis sentimientos y adelantarme a tales acontecimientos; la realidad
tangible de todo cuanto proceda es bien clara, sobran apelativos que emanen de
la discordia o susceptibilidades que en nada concreten la evidencia de los
hechos.
En un año (20N) hemos aprendido que la victoria amplia de un solo partido
(PP) ha resultado ineficaz a los intereses de la ciudadanía; amparado en esa
mayoría el Sr. Rajoy ha logrado llevar a cabo sus verdaderos objetivos sin
apelar a compromiso alguno por parte de otras formaciones políticas. Hemos
sabido que el FMI fue expulsado de Latinoamérica hace acaso dos décadas por ser
causa de la depresión que colapsó su economía y ahora, calibra junto a sus
colaboradores –CE, BCE- la del
continente europeo –España-; también apreciamos notablemente el desaguisado
creado por el actual Gobierno –IRPF, IVA, copago sanitario, educación, I+D,
carencia de mercado laboral- que lleva a nuestro país hacía una decadencia del
equilibrio social, deambulando en el trasiego que adopte concretar la troika
europea –FMI, CE, BCE-. Los pensionistas viven con el acecho de un regalo de
reyes inesperado en sus prestaciones como último
recurso, al que no tendrá reparos en reformar para aglutinar al máximo el
beneplácito de Bruselas el Presidente.
En un año hemos conocido la política real del Sr. Rajoy, hundiendo cada
vez más la esperanza de salir adelante de las familias. Mintió sobre el banco
malo (Sareb) y mintió sobre su negativa para ayudar a la banca; la
nacionalización de Bankia o el rescate financiero le sucedieron a costa del
pago con dinero público de tamañas quimeras. Apenas en doce meses, hemos
aprendido a no creer en una clase política que nos ha engañado prometiendo castillos en un aire
enrarecido por sus lisonjas. No hay datos que puedan atraer nuestra atención al
optimismo, los resultados de su política lejos de mejorar, empeoran cada día
con respecto al ejercicio anterior - +4,5% de paro (26% de población activa),
+0,5% inflación (3,5%) y la peor Bolsa del globo (-547 puntos)-. El Sr. Rajoy
piensa lo que no dice y hace lo que ni siquiera sus más cercanos colaboradores
son capaces de adivinar, desarrollando una actitud política tan heterogénea,
déspota y lejana, que carece de la comunicación exigida al cargo que ostenta.
En un año hemos aprendido lo que ya sabíamos de antemano, que los
partidos en la oposición –PP, PSOE- no cuentan, que la displicencia de los
mismos es tan ineficaz, como repulsivas son sus actuaciones cuando no
gobiernan; que la precariedad de recursos del socialismo actual del Sr.
Rubalcaba, coincide con la del popular en el Gobierno. También hemos podido
precisar la grandeza de países integrantes de América del Sur -Iberoamérica,
Latinoamérica- con la apertura de sus fronteras al mundo occidental, ofreciendo
la posibilidad a nuestros profesionales para formar parte de sus proyectos
tecnológicos o de energías alternativas entre otros –Brasil-, como en formación
y educación –Ecuador-. Hemos oído a sus máximos representantes enjuiciar la
falta de crecimiento en el empleo del Gobierno de Rajoy, catalogando la
austeridad como elemento insolidario al reflote de la economía y del riesgo a
caer en unas desigualdades sociales que resulten peligrosas.
Pero también hemos advertido la intención del país más poderoso de la UE
–Alemania- al ensalzar los conocimientos de nuestros profesionales
–universitarios, formación profesional-, sugiriéndoles la oportunidad de
desarrollarse en empresas germanas; la insistencia de su demanda nos hace
pensar –sin más remedio- en los verdaderos motivos que puede llevarles a tomar
esa postura para preguntarnos ¿Querrá Alemania proveerse de técnicos y
profesionales de habla hispano/inglesa para disponer a la misma vez del
interlocutor laboral adecuado, con el que agrandar sus intereses en los países
latinos?. Sin duda, hemos tenido un año para aprender demasiado, la gran
mayoría de ello a nuestro pesar.
Juan Antonio Sánchez Campos
EXPLICATIVO POÉTICO
La poesía a menudo se
nos presenta como ininteligible y probablemente en algunos casos lo sea, pero
también es un hecho que cada día circula con más notoriedad entre los lectores
de muy diferentes edades y costumbres. Un género tan universal como esté ya en
el siglo XVI, fue utilizado por religiosos y monjas de renombre mundial para
expresar su adoración a la iglesia católica, usando palabras que sin la
existencia de la rima o la prosa castellana serían inaceptables para sus
priores o abades y que con ellas consiguen la armonía onírica que persiguen. De
está manera se hicieron un hueco importante en la literatura mundial y les
llevó a ser parte esencial de la misma complementando profesión de fe con
escritura más que con la palabra.
El Siglo de Oro con
Calderón de la Barca como uno de sus protagonistas ejemplares, el Renacimiento
con Garcilaso de la Vega que a pesar de morir con 35 años, tuvo así tiempo de
escribir una enorme cantidad de poemas y obras; como el siglo de más riqueza,
literariamente hablando, como fue el XVII en el que Lope de Vega sobresale como
uno de sus estandartes, escribiendo la segunda obra literaria más importante en
lengua castellana después del Quijote de Cervantes como fue La Dorotea, una
sátira en prosa que ponía en evidencia tanto su vida como la de sus dos amores
y que fueron autores esenciales en el devenir literario de las que ahora
gozamos de manera edificante.
Mediado el segundo
cuarto de 1900, los poetas vertieron gritos a la libertad en sus poemas -Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Damaso Alonso, Vicente Aleixandre-, que inspiraron al pueblo;
a muchos les costó la vida y a otros tantos el exilio para no ser asesinados
por la dictadura gobernante. Los escritores fueron causa de una salvaje
persecución que alteró notablemente el discurrir de nuestra literatura a pesar
de que en los países de acogida, siguieron utilizando la escritura cono arma
arrojadiza contra la opresión y la injusticia. Los poetas fueron parte
importante del resurgir de la historia cultural y así surgieron de forma
notable numerosos himnos y cantos contra el opresor y la resistencia del pueblo
a los sometimientos de los Gobiernos.
El poeta al escribir
aspira a lograr un grado tal de emotividad que le hace particular; hay poetas
sobre todo contemporáneos, que tienden a utilizar de forma sistemática un modo
de redacción unipersonal para todas sus obras, algo característico que les da
un sello de identidad propia y no admiten ninguna clase de comentarios a la impronta
que quieren dejar en sus escritos.
Quizá la libertad del
poeta a la hora de escribir estimula el alto grado de conocimiento que adquiere
sobre el léxico que improvisa en sus poemas, haciéndoles ricos en vocabulario.
Palabras que van descolgándose o perdiéndose en el olvido de la jerga cotidiana
sobreviven, rescatadas por el poeta que las canaliza en su obra de forma
sugerente, para admiración del propio autor y de quien las lee. Todo esto no
deja lugar a dudas la labor encomiable y generosa que le hace la poesía a la
escritura, al mantener nuestra lengua a buen recaudo y que no caiga en el
ostracismo del olvido.
La poesía hace aflorar
una sensibilidad innata a los seres humanos pero que por muy diversas causas,
se niegan a mostrar al exterior. Un poeta
no deja de ser un romántico, como un músico, un diseñador gráfico o un pintor,
que necesite esa sensibilidad como herramienta esencial de su mensaje; todo es
creatividad y en ella está el romanticismo presente.
Nos avergonzamos a
veces de demostrar nuestro lado más delicado de la personalidad por creer que
con ello somos remilgados o débiles, sin pensar que realmente de esa
característica está creada la humanidad, de actos sensibles y delicados que en
la actualidad tenemos apartados o nos negamos utilizarlos a la vista de los
demás. No podemos dejar que mucha gente siga pensando que la poesía es para esa clase de personas ridículas o afeminadas
que solo se preocupan de vivir en las nubes de sus versos. Nada más lejos de la
realidad, buena prueba de lo que expongo la tenemos en la figura de Federico
García Lorca ((Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898),
un ejemplo de firmeza y voluntad, de ser fiel a su conciencia y a sus actos
hasta su vil asesinato (1936); una postura en sus creencias a las que nunca les
dio la espalda.
La poesía nos hace
mirar en lo más interior de nosotros, sin percibirnos de que estamos mirando
muy adentro tanto que ni nos imaginaríamos de todo lo que podemos expresar con
ella. Es como la música, cada una con su génesis particular logran estimular y
exaltar sucesos impensables. Enrabieta, seduce, amansa, combate y consigue
fabricar un mundo complaciente y apasionado a la vez, vulgar y educado según se
preste, manteniendo al autor y al lector enfrascado en la realidad más
apabullante sin apenas darse cuenta. El poema no es contar historias a la
ligera, es meditarlas y hacerlas transparentes en momentos específicos;
teniendo enorme importancia el grado de emotividad en el que su autor se
encuentre y con lo que realmente quiere o necesita divulgar. Estímulos que le
llevan a reflejar sentimientos variados de índole diversa (amorosa, política,
social, económica).
Finalmente la situación
más problemática por la que atraviesa el poeta llega a ser el título del poema,
una vez que te has puesto a escribir, esté puede atraer connotaciones que en
nada tienen que ver con el texto o que disienten notablemente de él. La crudeza
a la hora de plasmar un verso es del todo informal, la métrica no tiene
ubicación pensada de antemano ni debe porque tenerla. La expresividad es
espontanea, aunque a veces fluya inesperadamente la rima, si es así encajaría
igualmente pero sino, resulta indiferente ya que en realidad es el texto lo
importante y el mensaje que el poeta quiere dejar palpable para ser
interpretado por el lector.
Algo que aprendemos
como individuos sociales que puede llegar a ser un modo de vida consciente, una
forma de pensar distinta o una fórmula precisa para reconducir nuestros
sentimientos y expresarlos de una manera exclusiva es la poesía. Lo más reconfortante
para un poeta es sentarse ante una hoja vacía, limpia, blanca, donde alcanzar
la libertad de expresar los pensamientos con la impunidad de su mano y sin
reparos; solo el respeto a sus líneas.
Juan Antonio Sánchez Campos
LADRILLO DE DOBLE HUECO
Hundidos en un
maremágnum de despropósitos para cubrir los gastos en el rescate de la banca el
tiempo nos muestra una vez más, el desacertado programa operativo que esta ha
llevado a cabo durante más de diez años y que terminaron con el estallido en
las puertas de la “bonanza ficticia”
del sistema financiero de España.
Volviendo la vista
hacía esos años, nos daremos cuenta de las actuaciones y la mala gestión
hipotecaria de las entidades bancarias. Los créditos se aprobaban de una forma exultantemente caprichosa, según necesidades de cada banco en cuestión; con una
generosidad que alentaba a la sociedad para hacerse propietario de un inmueble,
lo que atraía la ejecución de nuevas promociones para atender la demanda que
tal hecho generaba en todo el territorio nacional. La prosperidad, pasaba de
ser poseedor de una residencia habitual, a en cuestión de días adquirir un
inmueble en una zona costera, una parcela para construir la residencia de fin
de semana o por que no, cambiar de vehículo, todo en el mismo lote.
Bastaba una “buena” tasación por un valor superior
al real, para legitimar la hipoteca o ampliarla
en muchos casos, para poder hacer frente al pago de honorarios notariales,
gastos de anulación y apertura de préstamo, impuestos y comisión de
intermediarios. Tasaciones calculadas en términos estimativos que se recogían
de las ofertas cercanas o del mediador en la transacción inmobiliaria, eran
suficiente garantía a la entidad financiera para aprobar la operación; los
avalistas contaban en algunos casos como simple volumen anecdótico al
expediente, sin avisarles siquiera de las obligaciones contraídas con la firma
del documento hipotecario, del cual quedaban como garantía de pago. Avales que
en algunas ocasiones desaparecían al poco tiempo de hacer oficial el acuerdo
–inmigrantes que volvían a su país de origen- y que como en 2005-2008 eran
titulares de otra deuda.
Las tasaciones
figuraban como “imprescindible” documento
a tener en cuenta a la hora de asignar
un préstamo y que superaban en multitud de ocasiones, el 40% del valor real del
inmueble, eran “objeto de primera
necesidad” para el banco, con el cual garantizarse el pago de la deuda, a
sabiendas del peligro en caso de morosidad al que contribuiría de tener que
aplicar su derecho de acreedor. Pero lo bueno, si además está mal pronosticado,
se acaba de difuminar como el sueño de una noche. El ladrillo, por muy bien
cocido que estuviera, terminó por estallar en los balances de las entidades, la
crisis golpeó el mercado laboral y los titulares de préstamo pasaron a ingresar
la tasa de morosidad más grande vista en
nuestro país.
Mirando desde una
perspectiva puramente profesional, el valor de los inmuebles o la repercusión
en compra de parcelas para construir y vender, pocos lo sabían con certeza a
excepción de quienes se formaron para ejercer dicha actividad –Api, Agentes
captadores y vendedores- que conocían a la perfección el mercado del
inmobiliario; aquellos que no tuvieron el protagonismo necesario para poder
frenar la oleada de precios desorbitados que se iba produciendo. No cabe duda
que para el intermediario fueron buenos tiempos, numerosas operaciones de corte
financiero lucrativas de las que tan sólo son culpables de estar en el sitio
apropiado en el momento justo. Más si cabe les fue a los bancos que marcaban su
territorio, llegando a acosar a las pequeñas constructoras para reinventarles
un nuevo diseño de préstamo a sus promociones, creando una batalla entre
entidades para acaparar la cuota máxima de operaciones en un mismo ejercicio.
Ahora viene la realidad
de siempre, la que despierta de sus sueños a quienes se han visto desposeídos
de su vivienda por falta de recursos y quienes ejecutan el desalojo son los
mismos que nos sumergieron en el sopor de pagar la deuda con errónea facilidad.
Los datos desalentadores muestran las terribles consecuencias de un entramado
financiero falso, basado en el engaño, el que está dejando a muchas familias
sin techo que cobijarse por falta de recursos económicos; para pagar el timo al
que fueron impulsados por aquellos a los que hoy estamos obligados a rescatar
de su temeridad e imprudencia. Bancos y entidades financieros que mucho se
guardaron en reservar cantidades suficientes para colmar las necesidades de sus
consejeros y delegados; jefes de zona y directores de entidades que se lucraron
de comisiones adulteradas amparados en sus puestos, todo es susceptible de llevar
a conclusiones que atienden notoriamente el descalabro del sistema.
Hemos llegado al mismo
lugar, al bolsillo de las clases adineradas, a la inversión privada –nacional y
extranjera- que serán de nuevo beneficiarios de esos inmuebles “tóxicos” que estarán en el mercado a
precio de saldo. Cheques “blancos” que
serán la señal de adquisición de promociones enteras, -en el mismo pack-
prodigas en especular para sacar un beneficio apetitoso en un corto espacio de
tiempo; operaciones limpias y sin intermediarios, legales y lucrativas a
quienes dispongan de la liquidez necesaria como objeto de deseo.
Los pisos seguirán
bajando, el desempleo y la falta de efectivo de Bankia así lo demuestra. El banco malo hará sus cuentas hasta cubrir
objetivos, eso dará el margen suficiente a quienes deseen –puedan- de acaparar el
máximo posible de inmuebles, los que con toda seguridad tendrán previsto un
buen destino. El ciudadano, muy lejos de ver un nuevo acceso a la vivienda como
propietario, tendrá que asegurarse –si puede- que los alquileres sigan el mismo
ritmo desacelerador que la venta; una nueva política arrendaticia –bajada de
precios- que haga posible el amparo de las familias y su imperiosa necesidad de
inserción social, marcarán el destino al que nos han llevado tantos sueños
infectados y del que los gobiernos no supieron despertarnos a tiempo para no
empeñar hasta la vida.
Juan Antonio Sánchez Campos
VALOREMOS ESPAÑA COMO SE MERECE
Para poder mantener una
sanidad pública es imprescindible la creación de empelo, sin él no se podrá
nunca disfrutar de las prestaciones sanitarias a las que la sociedad española
estaba acostumbrada. No es que sea insostenible, es simplemente que no se puede
mantener por carecer de los ingresos que el colectivo de trabajadores aportaba
al verse colapsado por la falta de EMPLEO.
El hecho de subir el
IVA, de la creación de nuevos impuestos y arbitrios deben de ir consolidándose
don los tiempos según las posibilidades económicas de los ciudadanos contribuyentes,
las necesidades y las demandas sociales; para poder afrontar el reembolso que
el Estado recaude a tal efecto, el ciudadano necesita los ingresos para poder
llevarlos a cabo, esos ingresos vienen derivados del EMPLEO.
Para poder afrontar el
pago de prestaciones, jubilación, minusvalías y dependencias es necesaria la
creación de EMPLEO.
Para proceder al copago
de los medicamentos, con los cuales abastecer las arcas de las farmacéuticas que
nunca pierden, hay que crear EMPLEO.
Una cosa está más que
clara, el Sr Rajoy se marchará tarde o temprano, será expulsado en un referéndum
o acabará su legislatura pero, el daño ya estará hecho. D. Mariano pasará a la
historia de nuestro país como el creador de la más dura, desigual, insolidaria
y rozando en la ilegalidad, política reformista de esté país. Desfavorecedora
con la clase social más débil ha la que está intentando con todos los medios a
su alcance, postrar a los pies de la clase adinerada. Negándoles la educación y
la cultura, manejando las listas de desempleo con la que acelerar el
acercamiento a la mano de obra barata y con ello someter a los trabajadores.
Lo que muy descaradamente
dijo el Maestro de Ceremonias de su Ministerio de Hacienda el Sr. Montoro,
sobre la Regularización de los Activos Ocultos, paso a llamarle por iniciativa
propia y vulgarmente hablando, “amnistía fiscal al gusto del defraudador”,
plegándose ante una ridícula cantidad por blanquear el dinero de la clase
poderosa, sin castigo ni pudor alguno a cambio de las migajas acordadas con tal
fin.
La sociedad está a
punto de reventar, nos dirigimos a la exclusión social que favorecerá los
intereses del Gobierno, más allá de la inmigración. Nos acercamos
peligrosamente hasta chocar entre colectivos tan diversos como el funcionario,
el minusválido, el dependiente o el parado de más de 45 años, a los que de
seguir así, se les tratará como apestados sociales causantes del déficit que
está sufriendo el país. La derecha recalcitrante quiere volver a conseguir los
privilegios que se les estaban escapando de las manos, el vasallaje de la ciudadanía,
el analfabetismo de la clase social obrera y el mendigaje por un puesto de
trabajo a bajo costo.
Una vez dijo el
Presidente Rajoy que “las personas normales y sensatas” entenderían las razones
que le llevaban a tomar las posiciones reformistas y de ajuste de su proyecto.
Está afirmación me llevo a pensar que simplemente había dicho su verdad,
intentaba demostrar que “la derecha normal” sabe muy bien lo que hacer frente “al
ciudadano inconstante”. O lo que es lo mismo, unas descalificaciones que vienen
a afirmar que nada tienen que dialogar ni debatir ante la debilidad del pueblo.
El Gobierno nos ha
metido en una reforma estructural que está resultando más que onerosa al
ciudadano, acercándonos al umbral de la pobreza de muchas de nuestras familias,
degenerando las bases de nuestra sociedad y confirmando su total indiferencia
para con las necesidades más apremiantes como son el empleo y la subsistencia.
En cualquier rincón de
nuestro entorno se respira agonía, incertidumbre, preocupación y rabia ante la
situación que estamos atravesando. Unos síntomas que no parecen preocupar
demasiado en Moncloa, más participes de seguir manteniendo una imagen de
firmeza ante los líderes europeos, a los que ni siquiera el mismo Rajoy se da
cuenta de que nada les importamos, que en ayudar al pueblo al que juro servir
entredientes.
¿Pero que busca el Sr.
Rajoy de Alemania? Si hace más de una década consiguió los favores del BCE para
salir de una crisis económica a la que nosotros no pusimos impedimento alguno,
si mantiene sus constantes imposiciones con aquellos países que califican como
condenados a desaparecer del mercado euro; si con sus exportaciones a China
cubre sus expectativas de mercado exterior y si la deuda que desde España
mantenemos con la banca alemana le sirve a la Sra. Merkel como freno a nuestro
país.
El Gobierno está
obligado a darle a España la importancia en Europa que le corresponde, sin
miedo a las consecuencias que puedan entorpecer el reflote de nuestra economía.
A ningún país de los más fuertes de la zona euro, se le ha pasado por la cabeza
sacar a España de la UE, ni por su importancia, ni por su mercado industrial y
laboral que espera las inversiones adecuadas para progresar de nuevo, ni por su
estratégica situación en el continente. Demos a nuestro país la importancia que
se merece.
Juan Antonio Sánchez
Campos
RESPONSO A LA POLÍTICA EN ESPAÑA
La dirección que marca
el devenir de nuestra sociedad nos lleva a meditar serenamente las
circunstancias que han dado lugar al deterioro progresivo de la misma.
Cuando aparentemente,
se trataba de solucionar problemas derivados de una mala gestión promovida por
las entidades bancarias y financieras, llegamos a la conclusión de que más allá
de la crisis originada, navegamos en aguas bravas infectadas de peligros
ocultos, proclives a naufragar ante la oleada de aspectos negativos que se nos
vienen encima.
La sociedad, demandante
de leyes que protejan el bienestar social y la calidad de vida de los
ciudadanos que la integran, se ha encontrado con el muro de la ideología
política, que a puesto en marcha su denodado interés en aceptar como necesario
el desplome de los derechos sociales y el derrocamiento total de los servicios
públicos. Todo ello, aparados en una crisis económica a nivel internacional;
posiblemente diseñada por gobiernos que veían peligrar el control social sobre
una ciudadanía cada vez más involucrada en el equilibrio de un sistema capaz de
asegurar sus necesidades primarias.
Es obvio que, de la
noche a la mañana, una Unión Europea consolidada, con un mercado fuerte y capaz
de resistir los empujes de la principal fuerza monetaria mundial y el surgir de
mercados emergentes, no puede caer de forma tan escandalosa sin aviso previo en
las dificultades y precariedad reinantes en la actualidad.
El sistema democrático
de nuestro país alienta a las libertades de los individuos que lo conforman
pero a su vez, al delegar sus poderes en un Gobierno elegido por el pueblo,
tiene derecho a dar la voz de alarma y mostrar el malestar que provoca una mala
actuación de sus gobernantes. En la actualidad, España atraviesa un claro ejemplo
de falta de sintonía entre el Gobierno y el pueblo soberano, así como de
gobiernos anteriores. El PSOE malgastó su tiempo haciendo de nuestro país un
reino ficticio de bienestar, mientras se iba cerniendo la trama económica que
acabó con su legislatura; en la actualidad, con la llegada del PP, se ven
claros síntomas de querer llevar a la sociedad hasta el límite de su
resistencia. El deseo de los actuales gobernantes es ejercer un control severo
sobre los ciudadanos y con tal motivo, promueve una política privatizadora y
clasista.
Vemos la realidad que
ellos quieren, desviando la información
veraz por canales restringidos. Los verdaderos problemas sociales sin embargo,
no obstaculizan la visión del ciudadano que quieren alejar de la realidad del
problema; esa es una de las barreras con las que se ha encontrado el Gobierno a
la hora de imponer sus continuos recortes y reformas de presupuestos en todo lo
que atañe a los servicios públicos de los que hasta ahora gozaba la sociedad
española. Y digo bien, no han podido distraer a la ciudadanía por los
condicionantes que imperan en la misma, el conocimiento necesario sobre
materias como economía, cultura y educación o inversión en investigación y
desarrollo; un hándicap que no han logrado aún sortear por la sólida aptitud de
una mayoría alejada de sus redes.
Desde un punto de vista
global de nuestra sociedad, gozamos por fortuna de una ingente pluralidad de
opiniones diversas que en contra de la forma de actuar de nuestros
representantes políticos, convergen en un mismo punto, que nos es otro que el
de remar todos juntos para intentar solucionar los problemas que acucian
alarmantemente a España y por ende a los integrantes de su ciudadanía.
La inmensa mayoría de
la sociedad no toma como estereotipo a toda la clase política que en la
actualidad la gobierna o representa pero, por tomar en cuenta y que valga como
ejemplo, no son nada objetivas las palabras de la representante de una de las
formaciones políticas más agraciadas con el malestar de la ciudadanía como es Rosa
Déz pues yo me atrevería a decir en su contra que lo que no creen los ciudadanos es
en la forma de actuar de los políticos en está democracia y por descontando,
sin esa creencia, los políticos nada tienen que reprocharles, debiendo mantener
el derecho de los mismos a ser representados según sus deseos mal que les pese
pues, ellos mismos se han ganado a pulso el desazón de la sociedad en sus
actuaciones. De cualquier forma, no se puede entender de una persona
elegida por un número de ciudadanos afectos a sus ideas, que reniegue de
aquellos que han sido, son y llegarán a ser opositores de sus directrices.
Nadie podía pensar en
Noviembre 2011 lo que estamos sufriendo ahora. Verdaderas calamidades
sobrepuestas a falsas iniciativas entrelazadas entre si, como la falta de ayuda
a la dependencia a la que se junta ahora el colectivo de viudas(os) que si ya
de por sí percibían una irrisoria pensión en muchos casos, con la que hacer
equilibrios de subsistencia digna, ahora se ven en la desidia de una clase
política a la que un 10% de su salario, equivale a la prestación total que
perciben muchos de los integrantes de dicho colectivo.
Una imagen de pobreza
descorazonadora y humillante comienza a verse en nuestras calles, en algunos
casos revolviendo entre la basura para encontrar algo que llevarse a la boca.
Los niños, la clase más débil de la sociedad, se perfilan en el umbral de la
pobreza extrema más recalcitrante. Familias con un grave riesgo de exclusión
social se hacinan en plegarias sordas a los oídos de la clase política que nos
gobierna. Un país como el nuestro, a la cabeza de la cultura mundial y
envidiada hace apenas unos años, muestra su lado más amargo ante la
imperdonable falta de ética y profesionalidad de todos sus estamentos públicos.
Lejos de mostrar el más
mínimo atisbo de interés, seguimos sufriendo las consecuencias negativas de una
oposición que hoy es Gobierno, como nos va sucediendo una legislatura tras
otra. En está ocasión el PP reforma tras reforma, calcula el momento idóneo
para provocar una nueva herida a la sociedad con otro recorte.
Cuando los colegios
comiencen su curso académico, los padres de los alumnos pensaran que poner en
la mesa a la hora de comer. No conformes con la subida del IVA en materia
escolar, el encarecimiento de las matriculas, de las clases optativas
recomendadas o del transporte entre otras; buscan nuevas formas de seguir
recaudando de cualquier sitio. Una nueva fórmula que ya está convencido de
llevar a cabo en algunas CCAA, se añade a la larga lista de mezquindades de
este Gobierno, un canon por llevar la tartera al cole, algo inaudito que
avergüenza al más vanidoso y sonroja al caradura.
Se me antoja que
respirar estará gravado como medida ejemplar para los que sobrevivan a este
ingente calvario. Antes seguiremos observando como progresivamente, el
Presidente del Gobierno de España a fecha de hoy, ejerce su postulado sobre la
ciudadanía. Por cambiar, hasta la reforma en la asignatura de Educación para la
Ciudadanía tendrá carácter de aplicación inmediata, otro libro más para añadir
a la lista por carecer de valor el del curso pasado; una reforma orientada en
muchos de sus apartados, contenido y diseño a las clases más afortunadas,
apostando por el sector privado para generar riqueza que se me antoja, al
menos, ideológicamente presuntuosa y nociva. Nada que añadir a su disposición
sobre el derecho de la mujer al aborto según determinen las condiciones del
feto o el riesgo de supervivencia para la embarazada pero, algo singular se ha
colado entre sus líneas, el propósito del Gobierno a inculcar en la asignatura
la transparencia en la gestión pública y el adoctrinamiento contributivo,
vienen a concebir una reforma a la que solo le resta añadir una letra al himno
nacional “ajustada” a su derecho como
Presidente y al de la UE de ser revisada claro.
Pedir transparencia
quien ha dado muestras tangibles de no
ser el mejor ejemplo, se me antoja poco más que luctuoso y soberbio.
Juan Antonio Sánchez Campos
07 Agosto de 2012
UN POLÍTICO DE HOY NO ES UN CIUDADANO
CUALQUIERA
Nos dicen los políticos
que son gente corriente, gente normal, como nosotros. Atados a la misma
sociedad, deudores de las mismas cosas y preocupados por el trabajo y la
familia. Eso es pura demagogia de lo más bajo y ruin; no es que los políticos
sean los hacedores de la buenaventura que revierta en el crecimiento, calidad
de vida y bienestar social, pues tan sólo deben ser los que solucionen las
trabas que nos impidan acceder a ellos. Pero no deben ser lo que ahora son,
meros trasvases de ideologías a conveniencia, sufragadas unos a otros con la
única meta de acometer sus opiniones según vengan al caso o la parte en la que
se encuentren. Ellos mismos son los que se han separado de la sociedad, del
pueblo que les voto pensando que serían la alternativa a solucionar los graves
problemas que deberá encarar la ciudadanía en el próximo quinquenio.
Esperando taimadamente
a que vinieran las elecciones andaluzas para acometer todos los recortes,
reformas, nuevos impuestos y tasas. Solo de unas mentes profundamente
obsesionadas en llegar a un objetivo imposible para el pueblo puede salir el
desatino de llevarnos al límite de la necesidad que asola el destino de un país
como el nuestro. El Gobierno del PP y sus barones se están columpiando en la
cuerda floja que les llevará al averno, arrastrando a los ciudadanos como ellos
definen susurrantes, mientras esconden la alternativa a escapar del desastre.
Por favor, que no vengan los políticos a decirnos que son igual que nosotros,
eso es una ofensa, como ellos solo el demonio.
El Presidente del PP de
Andalucía se está yendo “por los cerros
de Úbeda” con sus declaraciones
antiéticas y su desagradable posicionamiento a favor de todo lo que el Gobierno
de su “Maestro” tenga a bien
imponerle. Los andaluces tendrán el poder de decidir en las próximas
elecciones, aún demasiado lejanas, pues a quien se le dio el poder y se hizo
con la esperanza de la ciudadanía andaluza, la más grande de la geografía
española, así como de la mayoría electoral del país, ya nos ha metido en deudas
hasta las cejas. Ahora ya no es fácil decirle que cambie de ideología, es
demasiado tarde para retroceder en el tiempo.
Bailan al mismo son que
les marcan los estados miembros de la UE
y el de los organismos que se encargan de manejar el dinero que nos
entregan para sofocar la deuda. Ni siquiera se paran a atraer los mercados
inversionistas de fuera de la eurozona o diversificar el procedimiento de pago,
eso no parece importarles demasiado. Hoy nos dan la imagen de un Ejecutivo
rodeado de sus guardaespaldas autonómicos, la que sólo será una fotografía
velada para Europa en su conjunto. Nadie cree en quienes mienten sin reparo,
faltando al respeto del pueblo soberano.
El Sr. Rajoy ha
menospreciado la negociación, el diálogo y el consenso; el mismo que es
imprescindible para defender el Estado de bienestar y el equilibrio sostenido
adecuado en las relaciones laborales. Un Presidente que no da la cara y reniega
de la situación en la que se encuentra el pueblo; ordenando a los dirigentes de
las comunidades sujetas a su potestad para explicar al ciudadano lo que no
tiene razón de ser o fundamento alguno, escondido bajo las faldas del anterior
gobierno socialista sin dar muestra alguna de esperanza en un corto espacio de
tiempo a los desempleados que sumarán en pocas fechas los seis millones o lo
que es lo mismo el 25% de la población activa; es un Presidente incapacitado
para atender las demandas más precarias y necesarias del país que gobierna por
una mayoría engañada.
El derrumbe social y de
las políticas públicas no tiene parangón, nos dirigimos donde los arrogantes
bucaneros nos quieren llevar, la privatización de las necesidades más
esenciales del ciudadano y el desmantelamiento total de los Servicios Públicos
y el Estado de bienestar, esenciales en nuestra vida. La complicidad con
árbitros europeos es total, el partido estaba amañado de antemano, bajo una
ideología que han estado ocultando hasta ahora con promesas falseadas.
Y esto no ha hecho más que empezar, si no se pone
remedio, la privatización será prácticamente total y el Estado se erigirá
vencedor con la implantación de sus deseos; seremos deudores durante décadas de
los prestamos, volveremos a la sociedad de los años en los cuales solo los
ricos Vivian a costa de los trabajadores, sin derecho a la cultura.
Sobran motivos para
alzar la voz contra un Gobierno que solo pretende acabar con la clase media y
el bienestar de las familias. Un Gobierno que no es digno ni sincero con el
pueblo que les paga.
Juan Antonio Sánchez
Campos
SIN PAUSA
Cuando dejaremos de ocupar de una manera poco acertada dos días de nuestro calendario en derivar uno al sexo masculino y otro al femenino. Es realmente absurdo dar a entender en una onomástica el hecho de la igualdad entre ambos sexos. ¿Existe un Día Internacional del Ser Humano? Ese es el día que deberíamos celebrar pero tenemos reparo a hacerlo, porque ese día sería el que nos recordase que hay gente que lo pasa mal en la vida, niños que pasan hambre, guerras en sitios remotos, falta de escolarización, enfermedades fáciles de atajar que no se hace por conformismo injustificable de las grandes potencias, que con un mínimo esfuerzo bastaría para acabar con el sufrimiento de nuestros semejantes.
Decir felicidades a la mujer en su día, cuando ellas ya se lo han ganado a pulso durante lustros no me parece un acto relativamente educado. Mejor sería ponernos a su lado y ayudarlas conscientemente para, de una vez por todas conseguido, todavía la reticencia en los mercados laborales las llevan a puestos encasillados, a sueldos descompensados y a evitar que por su mente pase el más pequeño deseo de ser madres. La Ley que se aprobó hoy no las deja demasiado optimistas en el futuro, la mujer es libre pero no puede llevar a cabo su libertad cómo derecho único a traer al mundo una vida. Para el empresario el momento nunca es adecuado, deben de resignarse a que el propio jefe sea el que determine el camino a seguir en sus planes familiares, cuando ser madre, el tiempo óptimo y la duración programada y sino a la calle guapa.
Hoy persiste la lucha, la demagogia de unas leyes arcaicas que se declaran a todas luces inquisitorias con respecto a la mujer. No en el machismo del lenguaje sexista, ni en los mentideros sociales, es en la política donde hay que atajar el mal que lleva asistiendo al despotismo machista de los “señores de la ley” durante demasiado tiempo, esos que tienen que hacer examen de conciencia para ser capaces de lograr una misma línea que seguir por el hombre y la mujer, la mujer y el hombre que deben estar íntimamente amparados con los mismos derechos, ser iguales en todas las obligaciones y derechos que como seres sociales tienen atribuidos.
Los días importantes del calendario se deberían de usar para dejar claros los derechos, el del ser humano y el del trabajador, sin distinción de sexo, todos en igualdad de condiciones. Dejemos la utopía para los viejos soñadores y vayamos directamente al meollo de la cuestión, la dejadez se aprecia en la política que no tiene ganas de dibujar un nuevo calendario, al fin y al cabo, han logrado en poco tiempo marcar sus días propios. Como para claudicar ahora con una normativa especifica basada en los derechos laborales de la mujer con respecto al hombre, con la autoridad hemos topado.
Juan Antonio Sánchez Campos
Cuando dejaremos de ocupar de una manera poco acertada dos días de nuestro calendario en derivar uno al sexo masculino y otro al femenino. Es realmente absurdo dar a entender en una onomástica el hecho de la igualdad entre ambos sexos. ¿Existe un Día Internacional del Ser Humano? Ese es el día que deberíamos celebrar pero tenemos reparo a hacerlo, porque ese día sería el que nos recordase que hay gente que lo pasa mal en la vida, niños que pasan hambre, guerras en sitios remotos, falta de escolarización, enfermedades fáciles de atajar que no se hace por conformismo injustificable de las grandes potencias, que con un mínimo esfuerzo bastaría para acabar con el sufrimiento de nuestros semejantes.
Decir felicidades a la mujer en su día, cuando ellas ya se lo han ganado a pulso durante lustros no me parece un acto relativamente educado. Mejor sería ponernos a su lado y ayudarlas conscientemente para, de una vez por todas conseguido, todavía la reticencia en los mercados laborales las llevan a puestos encasillados, a sueldos descompensados y a evitar que por su mente pase el más pequeño deseo de ser madres. La Ley que se aprobó hoy no las deja demasiado optimistas en el futuro, la mujer es libre pero no puede llevar a cabo su libertad cómo derecho único a traer al mundo una vida. Para el empresario el momento nunca es adecuado, deben de resignarse a que el propio jefe sea el que determine el camino a seguir en sus planes familiares, cuando ser madre, el tiempo óptimo y la duración programada y sino a la calle guapa.
Hoy persiste la lucha, la demagogia de unas leyes arcaicas que se declaran a todas luces inquisitorias con respecto a la mujer. No en el machismo del lenguaje sexista, ni en los mentideros sociales, es en la política donde hay que atajar el mal que lleva asistiendo al despotismo machista de los “señores de la ley” durante demasiado tiempo, esos que tienen que hacer examen de conciencia para ser capaces de lograr una misma línea que seguir por el hombre y la mujer, la mujer y el hombre que deben estar íntimamente amparados con los mismos derechos, ser iguales en todas las obligaciones y derechos que como seres sociales tienen atribuidos.
Los días importantes del calendario se deberían de usar para dejar claros los derechos, el del ser humano y el del trabajador, sin distinción de sexo, todos en igualdad de condiciones. Dejemos la utopía para los viejos soñadores y vayamos directamente al meollo de la cuestión, la dejadez se aprecia en la política que no tiene ganas de dibujar un nuevo calendario, al fin y al cabo, han logrado en poco tiempo marcar sus días propios. Como para claudicar ahora con una normativa especifica basada en los derechos laborales de la mujer con respecto al hombre, con la autoridad hemos topado.
Juan Antonio Sánchez Campos
S.O.S. DE CULTURA
Los libros envejecen en los estantes de las librerías, el ambiente de soledad entre sus pasillos deja frío el paisaje de las letras. Nada cambia con el día que precede a otro, todo es desolación y murmullos de fantasmas ermitaños de sus tapas, subidos a los lomos de una historia que no acaba nunca, eterna como la cultura pero huraña como el poder.
Se nos va el tiempo entre objetivos incumplidos, promesas obsoletas y parodias de buena educación; nada comparable a la desilusión de todos esos autores que escribieron su saber para compartirlo con los herederos de sus vidas.
Las exigencias apremian a una nueva revolución social del saber, ese que no ocupa el lugar que le corresponde por historia y por derecho. Nos estamos olvidando de que sin saber no hay futuro y sin conocimientos, no existe posibilidad de superación; las escuelas se construyeron para ser el segundo hogar de los niños, el de aprender para ser mejores que sus progenitores en conocimientos, aunque no necesariamente siempre en aptitudes.
Leer y escribir son silogismos del ser y existir, hablar y comunicarse es vivir en sociedad, consecuentes con tus prójimos y valedores de derecho a opinar acorde con las posturas de su educación. Estamos cerrando las puertas a una vida llena de posibilidades de ser mañana mejor que lo que somos hoy, de creer en la justicia social como abrigo a la intemperie de la más absoluta deslealtad.
Todo está en los libros, en los conocimientos de aquellos que antes estudiaron lo que después llevaron a la práctica o investigaron hasta llegar adonde ahora nos encontramos, no podemos dejar solos a los sastres porque, sí así lo hacemos, pronto las tijeras de la austeridad cortarán las tapas de la historia y jamás volveremos a leer un cuento.
DEFINAMOS SER HUMANO
La especie humana va desarrollando su inteligencia apoyada cada vez más en las nuevas técnicas, ayudadas en máquinas impersonales que solucionan problemas cotidianos dispares. El ser viviente dotado de inteligencia propia para definir sus acciones sin embargo, se niega a asumir la culpa que él mismo ha generado, la insensatez que determina su inagotable exigencia a poseer todo aquello que sea de utilidad para aumentar su ego.
Sus constantes iniciativas de mal gusto, son capaces de vulnerar su conducta de forma transversal, haciéndose contrario hoy de lo que ayer dijo positivo de hacer. La necesidad de poder apremia y eso es suficiente para despertar la completa insensatez de la conciencia del homo sapiens de la era del Apple; amparándose en el sistema para defender su inoperancia demuestra la falta de cordura necesaria para acometer cualquier tipo de acto consecuente con la necesidad de su semejante.
Derrocamos gobiernos por el hecho de cambiar de color ante los ojos de los demás, sin tener en cuenta las exigencias de nuestro entorno; calumniamos a aquellos que lo hicieron nefastamente, amparándonos en las heridas ya abiertas, sin buscar el medicamento apropiado para cerrar las brechas de la indulgencia. No estamos aquí por derecho, ni por decreto divino, estamos aquí por un destino incierto que nos trajo, que nos coló en está época para ocupar el espacio que necesitaba el mundo durante un tiempo, simplemente por un escaso periodo de tiempo, en el que deberíamos de ser lo suficientemente conscientes de hacer lo adecuado para todos sin excepción, dueños del mismo lugar, luchando con la palabra y la buena voluntad para conseguir entre todos los que ocupamos nuestros sitios una forma de vida digna, adecuada y sin privilegios unipersonales.
Estamos en un año que se espera doloroso para todos los que pretendemos pasarlo aquí, un espacio de nuestro tiempo que se antoja difícil y más largo que de costumbre. Ahí es donde tenemos que poner todas nuestras energías a funcionar, el despropósito de unos recién llegados a la primera línea de crédito en el Gobierno debe de alentarnos para motivar a los demás, para hacerles ver que la idea de unir las fuerzas es la única solución de encontrar un escudo lo suficientemente duro como para que dejen de atravesarnos las flechas de la insensatez.
El parte diario es cada vez más desalentador y por ello debemos de cambiar la portada para hacerlo llevadero, tenemos que encauzar nuestros esfuerzos en un propósito común, dejar al margen la incompetencia de aquellos que han sido hasta ahora elegidos sin éxito, para sacarnos de este atolladero. Tenemos que volvernos exigentes con todo lo que este relacionado con lo que pagamos, desde el Gobierno Central hasta la Comunidad de Vecinos de la que formamos parte como miembros de derecho, pago y opinión.
Basta ya de desaires a la vida, de dejar a las personas aquejadas de una enfermedad grave en la antesala de un quirófano, pensando si llegará a mañana el latido de su corazón para ser intervenida de una operación realmente complicada. Las máquinas son las únicas que tienen la supremacía de no sentir dolor, el médico es humano como nosotros, al igual que el que recorta un 12% el presupuesto en Sanidad, ese que mañana asistirá en primera fila al llegar de una nueva vida en un centro privado, pagado por todos los que nos negamos rotundamente a recortes de esa índole.
No se puede permitir la imposición de una Ley, es notorio que eso se llama ¿abuso o dictadura? Realmente no se cual sería la palabra correcta, que nos encauce en una agonía más a sumar a nuestra ya exigente existencia como es perder 700000 puestos de trabajo antes de comernos las uvas, esas pequeñas perlas de un árbol al que se han subido todos estos dirigentes de la política actual de nuestro país.
Las mentes privilegiadas se marchan es normal, huyen del desamparo que ven en los rostros de sus semejantes, de la tristeza de los mercados, de la señora que va a buscar el pan con una bolsa en la mano para ahorrarse cinco céntimos, de las calles vacías de alegría pero llenas de parados, de los bancos en los que los viejos no se sientan porque están ocupados de antemano. Ni el bullicio de los estudiantes suena rítmicamente como debiera, siempre las mismas conversaciones ¿Para que estudiar y luego qué? ¿Dónde vas a irte a trabajar? ¿Conoces a alguien en un país fuera de Europa? La Universidad está tan denigrantemente tratada como el resto del país, nada funciona excepto los impuestos y las grandes empresas que nos cargan en la cuenta desproporcionadas cantidades por calentar nuestro hogar, poder ducharnos con agua caliente o encender la luz para estudiar.
Denigrante es la palabra correcta, es el slogan que cataloga nuestro devenir por este espacio de tiempo que nos ha tocado en suerte decepcionante, pero tiene solución, entre todos podemos encontrarla, no la busquemos en las caras de circunstancias de los políticos actuales de las dos facciones “reinantes”, examinemos las probabilidades que tenemos de conseguir que algo tan sencillo como es la unión de toda la ciudadanía para salir de está crisis, para generar el empleo en tiempo prudencial sin estancamiento y menos aun aumentando el índice de paro, sacando rentabilidad a las grandes empresas que funcionan en este país con total impunidad, generando créditos que hagan desaparecer anteriores deudas y de esa forma bajar la morosidad, pensando con la cabeza y oyendo el latido de un corazón con fecha de caducidad que quiere llegar a tener las palpitaciones justas que da el júbilo por el trabajo conseguido.
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