martes, 19 de febrero de 2019

Reflexionar es humano, equivocarse es no hacerlo


I
Pensamos a menudo sin reflexionar, con un sentimiento visceral que nos empuja a menudo de manera incoherente sin pararnos un instante para darnos cuenta de que no usamos la respuesta oportuna a la pregunta ¿por qué´? o ¿para qué? en el significado de nuestra conducta.
¡Qué logramos hacer con el sentido común que las cuestiones serias de nuestro entorno necesitan si antes de decidirnos a tomar una elección está no es lo suficientemente precisa por no haber reflexionado un instante antes de asumir la responsabilidad de contestar a ellas? Sencillamente, si al final logramos que nuestra decisión sea lo lógica y precisa que la cuestión en sí admite, nos embargará una satisfacción ilusa, porque se puede catalogar de haber llegado a feliz término por pura casualidad.
Todas estas asunciones de probabilidades están en el ambiente político enrarecido por el logro de acceder al Gobierno un determinado partido por medio de una moción de censura a la cual, por simple casualidad del destino, ni los partidos de derecha se atreven copiar por resultar incoherente e improbable de lograr el éxito; hasta recuperar el tiempo con una decisión contrapuesta a una omisión de chantaje de la formación en el poder por parte de los nacionalistas ; una muestra incontestable de que si antes de albergar esperanzas de éxito sin fundamento nos paramos a reflexionar sobre las probabilidades de conseguirlo, no tendremos después que arrepentirnos de actuar apresuradamente.
Mientras hay una parte de la ciudadanía ya cansada de tanto independentismo surrealista que nada conseguirá por los medios que desea, una utopía tan real y verídica que es más que probable vuelva a quedarse estancada hasta la aparición de nuevos personajes con una concepción de las normas establecidas que ratifique una mera posibilidad de volver al escenario del separatismo con fórmulas menos arriesgadas y algo más discretas; en cualquier otro momento surgirán intentonas similares aunque al final nada se consiga adelantar con ello, partiendo de la base de que la unión del Estado es el punto de apoyo de nuestra Constitución. Postularse en su contra con separatismos suele caer en una dinámica implosiva que se difumina con el tiempo y tan sólo en ambientes ajenos a la importancia de los problemas reales de la sociedad en su conjunto, suelen tener algún atractivo.
Somos una sociedad plural, objetiva, capaz de solventar situaciones angustiosas de precariedad y lo que toca seriamente a la idoneidad política es satisfacer las demandas de la misma, traducir en realidad una regeneración económica que nos traiga una merecida calidad de vida y bienestar a nuestros necesitados hogares.
No creo este por la labor de atender las demandas sociales la derecha ocasional producto de la desesperanza social aparecida por Andalucía, un partido con ideas añejas que pretende DENOSTAR nuestros derechos adquiridos a lo largo de una etapa democrática con sus altibajos añadidos; unos compinches que exhalan desconfianza y que han logrado ponerse hombro con hombro con los que dicen son la derecha conservadora establecida entre los populares y un líder del partido naranja exultante de alardear de centrista, más ocupado en no salirse del camino del protagonismo a pesar de estar siempre ojo avizor para recoger raudo la mejor opción que se les presenta.  jasc

II
Es obvio que la educación no está ligada a la política, ni parece causar respeto alguno gobernar una nación; tanto es así que podemos permitirnos tratar a quién la preside como “cobarde”, mentiroso”, “okupa” e incluso culpable de “alta traición”, siempre que todas estas alusiones provengan de un representante legal elegido por la ciudadanía, ¡qué más da si todo en la oposición es creíble!, convirtiéndose en un derecho imprescindible el decir lo contrario de lo que aquél que se encuentre con el mando del gobierno diga, haga, piense o ¿por qué no? Ser tan tradicional como el incumplimiento de las promesas.
Porque si nos debemos a la inteligencia como seres humanos y no al instinto de supervivencia de los animales, tendríamos que ser más consecuentes y menos airados en nuestros impulsos. ¡Es indudable que la aparición digamos cargados de “esnobismo” del populismo en nuestro país, producto de un malestar indicativo de que las cosas no iban bien en la economía de la sociedad repercutió notablemente en la decisión de los votantes, esperanzados en un nuevo movimiento con unas intenciones excesivas cargadas de derroche en los recursos y sin un programa consistente entre sus filas! Una desaceleración progresiva de que la estructura no estaba bien sujeta y que está acabando con la credibilidad de los que a pesar de todo se agarran a su sillón como élite de una formación que necesita progresar al ritmo de los tiempos y no usar la demagogia ilusionista en sus mítines.
Haciendo memoria de todo esto, estamos a las puertas de que la izquierda reabra viejas heridas entre sus filas, una mala experiencia que siempre ha dado al traste con la posibilidad de una coalición generosa que anime la ciudadanía a confiar a pies juntillas en sus decisiones. Esta situación le es propicia a los que antes y después de una moción de censura fueron merodeadores de unos escaños que creen pertenecerles por legítimo derecho de sus afirmaciones en contra de lo que otros digan; para conseguirlo, es bien fácil, nos juntamos varios, hacemos que nos llevamos mal, nos repartimos los sillones y dejamos un huequecillo para la política vieja y mohosa que todos y todas las que somos de una generación superviviente a la Transición y vista desde primera fila, ni por asomo pensaríamos que volvería a nuestro sistema político.
Se descubren por sí solas las iniciativas que tratan de imponer de llegar al mando los que ahora se encuentran de manera provisional en la oposición, temas tan delicados como el aborto, el respeto a las mujeres impidiéndoles sus derechos, la persistencia en aludir a que la culpa de la reducción de recursos para el pago de las pensiones está en la longevidad de los habitantes, en la poca iniciativa a tener descendencia por parte de las mujeres y en no creer en la obviedad de que la inmigración siempre ha sido la creadora de progreso por mucho que nos cueste admitirlo en público.
Las cabezas pensantes de la oposición en su lucha desbocada por querer quitar de en medio al gobierno trata de admitir lo que siempre ha sido máxima de la derecha, la justicia para el hombre, la mujer en la casa cuidando de su familia y el trabajo con un salario justo para no salirse de la ruta estimada al servicio del patrón y al corriente en los impuestos. jasc




III
Sí, estamos rodeados por nuestra derecha, desde la más radical a la que le da igual ponerse del lado de un centro izquierda al que siempre ha combatido; ese es el modus operante de un partido sospechoso que dice ser el único valedor del centrismo en España que se ha hecho experto en dar una de cal y otra de arena según les venga a sus intereses personales, con mucha declinación por el nexo empresarial y una estrategia urdida para posicionarse al mejor postor.
Estamos entre la espada y la pared, por un lado, la arenga de la derecha para atraer a las masas en busca de personalismos interesados mostrándose ufanos por ser los garantistas de la lucha contra la corrupción, falseando procederes e incluso alegando respeto y equidad laboral absoluta con los derechos de las mujeres a pesar de su doctrina; por el otro un independentismo catalán que ya huele a rancio con el aliento venido desde más allá de nuestras fronteras y servido a la hiel de los que ni saben dónde los lleva tan tormentosa travesía, en manos de los que solo tratan de buscar su status perdido en la paz social que ha existido hasta llegar estos a quebrantarla. Sale de su trinchera la ultraderecha por el sur a servirles en bandeja el pacto de Andalucía, sabedores de que solo es el comienzo de una odisea que nos llevará a tratar de espolear de nuevo a la ciudadanía en busca de lo que tanto costó conseguir en su momento.
Lo que causó una gran desazón es el atrevimiento del Gobierno en funciones que buscó conversar con los que no saben hacía donde van, sacando del arcón de la inutilidad protagonistas extraños como “relatores “anónimos que tanto daño hizo al razonamiento objetivo de lo que la política trata pues, ¿desde cuándo en política se necesitan intermediarios para conversar de los problemas que atañen a los ciudadanos y ciudadanas del país en cuestión? El diálogo, esa palabra que se utiliza tanto a la ligera se nos está yendo por el sumidero del Parlamento, por las cañerías obsoletas del Senado y por un nacionalismo exaltado que nada bueno trae al progreso de España.
No son revueltas callejeras lo que se mueve por las calles de España, son manifestaciones exigentes con argumentos razonables que palíen la enorme dificultad de los médicos en atención primaria para atender decenas de pacientes en cada consulta, la falta de especialistas en regiones que se sienten olvidadas, y no les falta razón, por la administración autonómica o central.
No es ese el efecto paliativo que buscan en la oposición al poco duradero Gobierno de España arengando a las masas sin demasiado éxito, vertiendo de insultos la persona de quién nos gobierne guste o no, incalificable ejemplo de la escasa educación de nuestros representantes públicos, ahora de la mano de añejas insignias guardadas en arcones empolvados que decoran a la derecha del país. Impostor dicen ser el Presidente, ya nos e acuerdan de la impostura que lideró su mandato vestida de corrupción por todos los flancos de sus propuestas, como el ocaso al que se acerca la formación que vino de Cataluña para inscribirse a nivel nacional con un líder de buen parecer y demasiados pareceres a cada día que pasa en sus movimientos, planteamientos o disputas; se alojó la ultraderecha, enganchándose al gobierno en Andalucía para comenzar su liderazgo por los parlamentos regionales y hasta quién sabe, lograr algún escaño en el Congreso de los Diputados para ensartar con sus normas los derechos de las mujeres y la precariedad social ya al límite.
No, desde luego que en la manifestación contra el Gobierno, si he dicho bien, contra el Gobierno que pretendió obediencia a lo que la política le marca, el diálogo hasta el límite, no hubiese signo alguno de odio, bastaría más, bastante injuria es para el resto de la sociedad española ver como hay parte de sus vecinos que quieren disputar el liderazgo a los que lograron quitar de en medio la corrupción de Moncloa.
Diametralmente opuesto al diálogo son las manifestaciones populistas, marcadas por una asistencia poco dada ya a demasiadas impostas de la clase política, contradictorias exigencias que se apoyan en decir no, aunque sea tan verídico como hace días la misma oposición voceaba en sus discursos; un no demasiado irascible dada la gran empatía que ha logrado inocular el sabio mentor del actual líder popular su impoluto valedor, tan poco sociable y parco en sus afirmaciones que no duda en bañarse de egolatría. jasc

IV
Reflexión, palabra poco usada para los tiempos que corren, un punto de inflexión que deberíamos considerar seriamente y con ello tal vez, adquirir la coherencia de nuestras decisiones. Pasada la oleada política venida tras la moción de censura que trajo como consecuencia inmediata el cambio de gobierno en nuestro país, aquellos que se decían partidarios del independentismo tomaron la iniciativa de creer con su apoyo, la claudicación a su antojo del Gobierno entrante a su autodeterminación del Estado.
Ahora, fracasada su estrategia en unos meses de tira y afloja con el partido en el poder, ceden a sus principios de nacionalistas exigentes para hacer caer los Presupuestos Generales del Estado proclamados por el actual presidente por no plegarse a sus deseos. Si usamos entonces la interpretación en la definición de reflexión, coherente o no, podemos también creernos nosotros que probablemente, tan solo probablemente, estos nacionalismos sean ahora motivo de oscurantistas presagios de alianzas ulteriores con los que consiguen desbancar a un Gobierno fútil en el tiempo y por tanto se sienten fuertes y cercanos a obtener un éxito rotundo con la proclamación de Elecciones Generales, es decir, que la derecha trate de vanagloriarse por delante y contraatacar por detrás a las manifestaciones a las que ahora alude como “traición” a los españoles por usar el diálogo en lugar del 155 como su mismo partido evidenció en su momento, sin un intento pacifico de tándem político Constitución y  diálogo, arengan a los votantes mediante la tácita determinación para frenar una exigencia que no deja de caer en la más estricta utopía, se auguran movimientos poco acertados contra movilizaciones violentas producto del desenfoque legal derivado del sueño de unos personajes nada creíbles en el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas de esta comunidad autónoma del Estado español.
Y es que la palabra reflexión nos preocupe o no es demasiado profunda para dejarla aislada de nuestras derivaciones democráticas, no es posible transmitir el enfoque constitucionalista desde el prisma de vencer al contrario por la fuerza, sin ni siquiera pararse a pensar en que la paz social es el primer bastión al que defender a ultranza de posibles alteraciones manifiestas con el despropósito de desvirtuar la verdad, de la protección de la sociedad como única hacedora del progreso y no como un pelele al que cada seis meses le cambian de gobierno por simple desenfado partidista o personalista
A ver si con toda esta descorazonadora imagen de la clase política, los que realmente tienen el poder de decidir el futuro del país tomen buena nota de lo acontecido. No deja de ser inquietante la amenaza de la autodeterminación de la región catalana, aunque desde luego, no puede predominar sobre las necesidades imperantes de la sociedad española en su conjunto, tomando las iniciativas, proyectos y recursos necesarios con los que aligerar la gran carga de la economía en muchos hogares del país y aliviar el estado de quebranto de las familias. Jasc


V
Para ir acabando esta pequeña argumentación de la que sé que no tengo toda la razón en lo que en ella se expone, quisiera volver al pensamiento razonable y ético, a la sensatez y coherencia que me gustaría estuviese presente en todos aquellos y aquellas que desean un futuro mejor para ellos mismos y sus generaciones posteriores. Hay que cambiar la manera de hacer política en este país de manera drástica, radicalmente opuesta al irrespetuoso tratamiento del espacio democrático que un Congreso de los Diputados atiende, un atril cargado de réplicas agresivas rayanas en el insulto, unos micrófonos que derrochan veneno venido de gargantas que no creen lo que dicen ni saben bien en qué piensan. Demasiada agresividad en la sociedad que ni siquiera la representación pública de los derechos de la sociedad es capaz de erradicar en sus apariciones convierten un lugar de diálogo en un debatir constante.
Hay que enseñar a nuestra clase política que las cuestiones que realmente importan y deben de ser estudiadas en el Parlamento de la nación pueden hacerlo sin necesidad alguna de improperios injustificados o taimadas intentonas de desestabilizar decisiones. Aquellos que deben ser imagen ed progreso, guardianes de derechos y luchadores de buenas palabras no deben ser una panda de agresores consentidos por el cargo que ostentan, convertidos en” hooligans” de la política sin respeto alguno a los que pusieron en ellos toda su confianza. Si comenzamos por ser más comedidos a la hora de buscar soluciones a los problemas racionales de la sociedad española tal vez, tan sólo tal vez, sea una primera muestra de que la paz social es posible, de que el diálogo es fundamental y que la llegada del sosiego repercutirá en unos tiempos en los cuales va ganando el odio en nuestras calles; porque la violencia aumenta cuando no se reprime a tiempo el origen de la misma, cortándole de raíz toda probabilidad de supervivencia, sea violencia en la escuela “bulllying”. Violencia doméstica, de género, de ideas o cualquier otro tipo de vlneración de derechos susceptible de estudio.
España no es sólo Cataluña, ni esta por consiguiente puede ser considerada autosuficiente y capaz de caminar sola por el ámbito europeo, por las instituciones creadas para aunar una fuerte moneda con la que luchar contra la emblemática posición del dólar estadunidense, siempre competitivo en todos los mercados desde hace siglos.
No dejemos de precisar que la reflexión antes de tomar la decisión que consideremos adecuada es el objetivo primordial de poder tras depositar nuestra elección en la urna, satisfacernos de haber hecho lo correcto, por más que de nuestro voto tan sólo salga un número, no hacerlo sería echar piedras sobre nuestro tejado y no tener el derecho a la protesta o la esperanza, según hayan sido los resultados obtenidos que sean equiparables a la decisión tomada.
Sin diálogo, por tanto, es imposible razonar y sin estas dos facetas de la vida capaces de protegernos del impulso visceral, todos serán debates populistas a sabiendas de la indefensión que en muchos casos quieren mantener oculta.  jasc