I
Pensamos a menudo sin reflexionar, con un
sentimiento visceral que nos empuja a menudo de manera incoherente sin pararnos
un instante para darnos cuenta de que no usamos la respuesta oportuna a la
pregunta ¿por qué´? o ¿para qué? en el significado de nuestra conducta.
¡Qué logramos hacer con el sentido común que las
cuestiones serias de nuestro entorno necesitan si antes de decidirnos a tomar una
elección está no es lo suficientemente precisa por no haber reflexionado un
instante antes de asumir la responsabilidad de contestar a ellas?
Sencillamente, si al final logramos que nuestra decisión sea lo lógica y precisa
que la cuestión en sí admite, nos embargará una satisfacción ilusa, porque se
puede catalogar de haber llegado a feliz término por pura casualidad.
Todas estas asunciones de probabilidades están en el
ambiente político enrarecido por el logro de acceder al Gobierno un determinado
partido por medio de una moción de censura a la cual, por simple casualidad del
destino, ni los partidos de derecha se atreven copiar por resultar incoherente e
improbable de lograr el éxito; hasta recuperar el tiempo con una decisión
contrapuesta a una omisión de chantaje de la formación en el poder por parte de
los nacionalistas ; una muestra incontestable de que si antes de albergar
esperanzas de éxito sin fundamento nos paramos a reflexionar sobre las
probabilidades de conseguirlo, no tendremos después que arrepentirnos de actuar
apresuradamente.
Mientras hay una parte de la ciudadanía ya cansada
de tanto independentismo surrealista que nada conseguirá por los medios que
desea, una utopía tan real y verídica que es más que probable vuelva a quedarse
estancada hasta la aparición de nuevos personajes con una concepción de las
normas establecidas que ratifique una mera posibilidad de volver al escenario
del separatismo con fórmulas menos arriesgadas y algo más discretas; en
cualquier otro momento surgirán intentonas similares aunque al final nada se
consiga adelantar con ello, partiendo de la base de que la unión del Estado es
el punto de apoyo de nuestra Constitución. Postularse en su contra con separatismos
suele caer en una dinámica implosiva que se difumina con el tiempo y tan sólo
en ambientes ajenos a la importancia de los problemas reales de la sociedad en
su conjunto, suelen tener algún atractivo.
Somos una sociedad plural, objetiva, capaz de
solventar situaciones angustiosas de precariedad y lo que toca seriamente a la
idoneidad política es satisfacer las demandas de la misma, traducir en realidad
una regeneración económica que nos traiga una merecida calidad de vida y
bienestar a nuestros necesitados hogares.
No creo este por la labor de atender las demandas
sociales la derecha ocasional producto de la desesperanza social aparecida por
Andalucía, un partido con ideas añejas que pretende DENOSTAR nuestros derechos
adquiridos a lo largo de una etapa democrática con sus altibajos añadidos; unos
compinches que exhalan desconfianza y que han logrado ponerse hombro con hombro
con los que dicen son la derecha conservadora establecida entre los populares y
un líder del partido naranja exultante de alardear de centrista, más ocupado en
no salirse del camino del protagonismo a pesar de estar siempre ojo avizor para
recoger raudo la mejor opción que se les presenta. jasc
II
Es obvio que la educación no está ligada a la
política, ni parece causar respeto alguno gobernar una nación; tanto es así que
podemos permitirnos tratar a quién la preside como “cobarde”, mentiroso”,
“okupa” e incluso culpable de “alta traición”, siempre que todas estas
alusiones provengan de un representante legal elegido por la ciudadanía, ¡qué
más da si todo en la oposición es creíble!, convirtiéndose en un derecho
imprescindible el decir lo contrario de lo que aquél que se encuentre con el
mando del gobierno diga, haga, piense o ¿por qué no? Ser tan tradicional como
el incumplimiento de las promesas.
Porque si nos debemos a la inteligencia como seres
humanos y no al instinto de supervivencia de los animales, tendríamos que ser
más consecuentes y menos airados en nuestros impulsos. ¡Es indudable que la
aparición digamos cargados de “esnobismo” del populismo en nuestro país,
producto de un malestar indicativo de que las cosas no iban bien en la economía
de la sociedad repercutió notablemente en la decisión de los votantes,
esperanzados en un nuevo movimiento con unas intenciones excesivas cargadas de derroche
en los recursos y sin un programa consistente entre sus filas! Una
desaceleración progresiva de que la estructura no estaba bien sujeta y que está
acabando con la credibilidad de los que a pesar de todo se agarran a su sillón
como élite de una formación que necesita progresar al ritmo de los tiempos y no
usar la demagogia ilusionista en sus mítines.
Haciendo memoria de todo esto, estamos a las puertas
de que la izquierda reabra viejas heridas entre sus filas, una mala experiencia
que siempre ha dado al traste con la posibilidad de una coalición generosa que
anime la ciudadanía a confiar a pies juntillas en sus decisiones. Esta
situación le es propicia a los que antes y después de una moción de censura
fueron merodeadores de unos escaños que creen pertenecerles por legítimo
derecho de sus afirmaciones en contra de lo que otros digan; para conseguirlo,
es bien fácil, nos juntamos varios, hacemos que nos llevamos mal, nos
repartimos los sillones y dejamos un huequecillo para la política vieja y
mohosa que todos y todas las que somos de una generación superviviente a la
Transición y vista desde primera fila, ni por asomo pensaríamos que volvería a
nuestro sistema político.
Se descubren por sí solas las iniciativas que tratan
de imponer de llegar al mando los que ahora se encuentran de manera provisional
en la oposición, temas tan delicados como el aborto, el respeto a las mujeres
impidiéndoles sus derechos, la persistencia en aludir a que la culpa de la
reducción de recursos para el pago de las pensiones está en la longevidad de
los habitantes, en la poca iniciativa a tener descendencia por parte de las
mujeres y en no creer en la obviedad de que la inmigración siempre ha sido la
creadora de progreso por mucho que nos cueste admitirlo en público.
Las cabezas pensantes de la oposición en su lucha desbocada
por querer quitar de en medio al gobierno trata de admitir lo que siempre ha
sido máxima de la derecha, la justicia para el hombre, la mujer en la casa
cuidando de su familia y el trabajo con un salario justo para no salirse de la
ruta estimada al servicio del patrón y al corriente en los impuestos. jasc
III
Sí, estamos rodeados por nuestra derecha, desde la más
radical a la que le da igual ponerse del lado de un centro izquierda al que
siempre ha combatido; ese es el modus operante de un partido sospechoso que
dice ser el único valedor del centrismo en España que se ha hecho experto en dar
una de cal y otra de arena según les venga a sus intereses personales, con
mucha declinación por el nexo empresarial y una estrategia urdida para
posicionarse al mejor postor.
Estamos entre la espada y la pared, por un lado, la
arenga de la derecha para atraer a las masas en busca de personalismos interesados
mostrándose ufanos por ser los garantistas de la lucha contra la corrupción,
falseando procederes e incluso alegando respeto y equidad laboral absoluta con
los derechos de las mujeres a pesar de su doctrina; por el otro un
independentismo catalán que ya huele a rancio con el aliento venido desde más
allá de nuestras fronteras y servido a la hiel de los que ni saben dónde los
lleva tan tormentosa travesía, en manos de los que solo tratan de buscar su status
perdido en la paz social que ha existido hasta llegar estos a quebrantarla.
Sale de su trinchera la ultraderecha por el sur a servirles en bandeja el pacto
de Andalucía, sabedores de que solo es el comienzo de una odisea que nos
llevará a tratar de espolear de nuevo a la ciudadanía en busca de lo que tanto
costó conseguir en su momento.
Lo que causó una gran desazón es el atrevimiento del
Gobierno en funciones que buscó conversar con los que no saben hacía donde van,
sacando del arcón de la inutilidad protagonistas extraños como “relatores “anónimos
que tanto daño hizo al razonamiento objetivo de lo que la política trata pues,
¿desde cuándo en política se necesitan intermediarios para conversar de los
problemas que atañen a los ciudadanos y ciudadanas del país en cuestión? El
diálogo, esa palabra que se utiliza tanto a la ligera se nos está yendo por el
sumidero del Parlamento, por las cañerías obsoletas del Senado y por un
nacionalismo exaltado que nada bueno trae al progreso de España.
No son
revueltas callejeras lo que se mueve por las calles de España, son
manifestaciones exigentes con argumentos razonables que palíen la enorme
dificultad de los médicos en atención primaria para atender decenas de
pacientes en cada consulta, la falta de especialistas en regiones que se
sienten olvidadas, y no les falta razón, por la administración autonómica o
central.
No es ese
el efecto paliativo que buscan en la oposición al poco duradero Gobierno de
España arengando a las masas sin demasiado éxito, vertiendo de insultos la
persona de quién nos gobierne guste o no, incalificable ejemplo de la escasa
educación de nuestros representantes públicos, ahora de la mano de añejas insignias
guardadas en arcones empolvados que decoran a la derecha del país. Impostor
dicen ser el Presidente, ya nos e acuerdan de la impostura que lideró su
mandato vestida de corrupción por todos los flancos de sus propuestas, como el
ocaso al que se acerca la formación que vino de Cataluña para inscribirse a
nivel nacional con un líder de buen parecer y demasiados pareceres a cada día
que pasa en sus movimientos, planteamientos o disputas; se alojó la
ultraderecha, enganchándose al gobierno en Andalucía para comenzar su liderazgo
por los parlamentos regionales y hasta quién sabe, lograr algún escaño en el Congreso
de los Diputados para ensartar con sus normas los derechos de las mujeres y la
precariedad social ya al límite.
No, desde
luego que en la manifestación contra el Gobierno, si he dicho bien, contra el
Gobierno que pretendió obediencia a lo que la política le marca, el diálogo
hasta el límite, no hubiese signo alguno de odio, bastaría más, bastante
injuria es para el resto de la sociedad española ver como hay parte de sus
vecinos que quieren disputar el liderazgo a los que lograron quitar de en medio
la corrupción de Moncloa.
Diametralmente
opuesto al diálogo son las manifestaciones populistas, marcadas por una
asistencia poco dada ya a demasiadas impostas de la clase política, contradictorias
exigencias que se apoyan en decir no, aunque sea tan verídico como hace días la
misma oposición voceaba en sus discursos; un no demasiado irascible dada la
gran empatía que ha logrado inocular el sabio mentor del actual líder popular
su impoluto valedor, tan poco sociable y parco en sus afirmaciones que no duda
en bañarse de egolatría. jasc
IV
Reflexión,
palabra poco usada para los tiempos que corren, un punto de inflexión que
deberíamos considerar seriamente y con ello tal vez, adquirir la coherencia de
nuestras decisiones. Pasada la oleada política venida tras la moción de censura
que trajo como consecuencia inmediata el cambio de gobierno en nuestro país,
aquellos que se decían partidarios del independentismo tomaron la iniciativa de
creer con su apoyo, la claudicación a su antojo del Gobierno entrante a su
autodeterminación del Estado.
Ahora, fracasada
su estrategia en unos meses de tira y afloja con el partido en el poder, ceden
a sus principios de nacionalistas exigentes para hacer caer los Presupuestos
Generales del Estado proclamados por el actual presidente por no plegarse a sus
deseos. Si usamos entonces la interpretación en la definición de reflexión,
coherente o no, podemos también creernos nosotros que probablemente, tan solo
probablemente, estos nacionalismos sean ahora motivo de oscurantistas presagios
de alianzas ulteriores con los que consiguen desbancar a un Gobierno fútil en
el tiempo y por tanto se sienten fuertes y cercanos a obtener un éxito rotundo con
la proclamación de Elecciones Generales, es decir, que la derecha trate de
vanagloriarse por delante y contraatacar por detrás a las manifestaciones a las
que ahora alude como “traición” a los españoles por usar el diálogo en lugar
del 155 como su mismo partido evidenció en su momento, sin un intento pacifico
de tándem político Constitución y diálogo, arengan a los votantes mediante la
tácita determinación para frenar una exigencia que no deja de caer en la más
estricta utopía, se auguran movimientos poco acertados contra movilizaciones
violentas producto del desenfoque legal derivado del sueño de unos personajes
nada creíbles en el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas de esta comunidad
autónoma del Estado español.
Y es que la
palabra reflexión nos preocupe o no es demasiado profunda para dejarla aislada
de nuestras derivaciones democráticas, no es posible transmitir el enfoque
constitucionalista desde el prisma de vencer al contrario por la fuerza, sin ni
siquiera pararse a pensar en que la paz social es el primer bastión al que
defender a ultranza de posibles alteraciones manifiestas con el despropósito de
desvirtuar la verdad, de la protección de la sociedad como única hacedora del
progreso y no como un pelele al que cada seis meses le cambian de gobierno por
simple desenfado partidista o personalista
A ver si con
toda esta descorazonadora imagen de la clase política, los que realmente tienen
el poder de decidir el futuro del país tomen buena nota de lo acontecido. No
deja de ser inquietante la amenaza de la autodeterminación de la región catalana,
aunque desde luego, no puede predominar sobre las necesidades imperantes de la
sociedad española en su conjunto, tomando las iniciativas, proyectos y recursos
necesarios con los que aligerar la gran carga de la economía en muchos hogares
del país y aliviar el estado de quebranto de las familias. Jasc
V
Para ir
acabando esta pequeña argumentación de la que sé que no tengo toda la razón en
lo que en ella se expone, quisiera volver al pensamiento razonable y ético, a
la sensatez y coherencia que me gustaría estuviese presente en todos aquellos y
aquellas que desean un futuro mejor para ellos mismos y sus generaciones
posteriores. Hay que cambiar la manera de hacer política en este país de manera
drástica, radicalmente opuesta al irrespetuoso tratamiento del espacio
democrático que un Congreso de los Diputados atiende, un atril cargado de
réplicas agresivas rayanas en el insulto, unos micrófonos que derrochan veneno
venido de gargantas que no creen lo que dicen ni saben bien en qué piensan.
Demasiada agresividad en la sociedad que ni siquiera la representación pública
de los derechos de la sociedad es capaz de erradicar en sus apariciones
convierten un lugar de diálogo en un debatir constante.
Hay que
enseñar a nuestra clase política que las cuestiones que realmente importan y
deben de ser estudiadas en el Parlamento de la nación pueden hacerlo sin
necesidad alguna de improperios injustificados o taimadas intentonas de
desestabilizar decisiones. Aquellos que deben ser imagen ed progreso,
guardianes de derechos y luchadores de buenas palabras no deben ser una panda
de agresores consentidos por el cargo que ostentan, convertidos en” hooligans”
de la política sin respeto alguno a los que pusieron en ellos toda su
confianza. Si comenzamos por ser más comedidos a la hora de buscar soluciones a
los problemas racionales de la sociedad española tal vez, tan sólo tal vez, sea
una primera muestra de que la paz social es posible, de que el diálogo es
fundamental y que la llegada del sosiego repercutirá en unos tiempos en los
cuales va ganando el odio en nuestras calles; porque la violencia aumenta
cuando no se reprime a tiempo el origen de la misma, cortándole de raíz toda
probabilidad de supervivencia, sea violencia en la escuela “bulllying”. Violencia
doméstica, de género, de ideas o cualquier otro tipo de vlneración de derechos
susceptible de estudio.
España no
es sólo Cataluña, ni esta por consiguiente puede ser considerada autosuficiente
y capaz de caminar sola por el ámbito europeo, por las instituciones creadas
para aunar una fuerte moneda con la que luchar contra la emblemática posición
del dólar estadunidense, siempre competitivo en todos los mercados desde hace
siglos.
No dejemos
de precisar que la reflexión antes de tomar la decisión que consideremos
adecuada es el objetivo primordial de poder tras depositar nuestra elección en
la urna, satisfacernos de haber hecho lo correcto, por más que de nuestro voto
tan sólo salga un número, no hacerlo sería echar piedras sobre nuestro tejado y
no tener el derecho a la protesta o la esperanza, según hayan sido los
resultados obtenidos que sean equiparables a la decisión tomada.
Sin diálogo,
por tanto, es imposible razonar y sin estas dos facetas de la vida capaces de
protegernos del impulso visceral, todos serán debates populistas a sabiendas de
la indefensión que en muchos casos quieren mantener oculta. jasc
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