jueves, 15 de diciembre de 2011

ENGAÑO DE TAHÚR


En una oleada de venta por parte del Tesoro Público para desprenderse de toda la deuda posible, mejorando las rentas de aquellos que disponen de una liquidez más que privilegiada; la crisis económica de la mayoría de los ciudadanos se desploma irremediablemente.
El aumento de la lista en las oficinas del INEM hace que el PIB se situé en niveles alcanzados casi diez años atrás, dejando a España sumida en la trastienda del crecimiento, con riesgo de bajar a la segunda división de los países de la eurozona.
Ante esta situación las incógnitas se disparan en busca de soluciones para salir de una cada vez más desprestigiada situación. Las agencias de calificación vierten su oleada de especulaciones en contra de nuestro país, haciéndolas merecedoras de un más que exhaustivo examen de conciencia en todo lo concerniente a nuestro sistema financiero.
Una de las fórmulas que podría ayudar al resurgir de nuestra economía, basada en la creación imperiosa de puestos de trabajo, sería la búsqueda de capital extranjero para invertir de forma sostenida, sujetos a unas ventajas fiscales apropiadas que les den la confianza necesaria de atraer sus intereses a ubicarse dentro del ámbito tecnológico del que goza a pesar de todo España; con un reconocida fama en la formación de profesionales, muchos de los cuales son demandados por prestigiosas empresas extranjeras por su competitividad en una amplia diversidad de puestos de gran relevancia.
El sistema por el cual se regirían estas empresas estaría destinado a creación de puestos de trabajo directo e indirecto, llevándose a un minucioso estudio por las administraciones competentes para conseguir de esa forma, adecuar los privilegios de esas futuras empresas a equilibrar las ventajas de su inversión.
No es aceptable de ninguna manera, si así fuera el deseo de alguno de esos inversores, cambiar la Ley por imposición cualquiera. Este país necesita volver a despuntar por su gran calidad humana, por la más que ganada profesionalidad de sus gentes pero, bajo ningún concepto puede dejarse ganar por las argucias de un reconocido tahúr. Es realmente un improperio pensar que con una buena jugada en un casino se ha saltado la banca. Como en todo lo relacionado con dicha palabra “la banca nunca pierde ¿verdad? señor Adelson”.

Juan Antonio Sánchez Campos
13 Diciembre 2011

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