domingo, 12 de abril de 2020

Pesadillas extrapolables en la historia


Sufrimos una larga pesadilla que dura ya cien días, con sus noches de angustia y la amarga sensación de buscarle un razonamiento lógico a lo que nos está pasando. No podemos pensar en teorías conspiratorias para asemejar a los dioses que sacudían su ira o monstruos de los mares capaces de destronar a los reyes. Es indudable que el viaje de un atroz virus que salió del rebrote de alguna célula a la que es incapaz llegar según afirmaciones actuales de los científicos asiáticos viene a provocar una exigente duda de la ciudadanía del viejo continente sobre la veracidad de sus manifestaciones.
Ha habido pandemias en la historia de la humanidad que acabaron con la prosperidad de algunos pueblos más débiles y menos protegidos mientras por el contrario, trajeron bonanza económica a los que se recuperaron antes para recoger el botín de los recursos. Curioso que hace apenas cien años de la gripe española que mató a millones de personas en tiempos del final de la primera guerra mundial veamos ahora con un grado de conocimiento y técnicas más loables, una amenaza sin tregua que se está llevando por delante centenares de vidas, con el riesgo añadido de que el brote de la pandemia infrinja daños irreversibles al ya tan maltratado continente africano.
Igualmente parece poco menos que descabellado ver como la sociedad americana con su egocéntrico presidente al mando, haya visto morir tanta gente en la misma ciudad para creerse de una vez que una bufanda es para el frío y para los muertos han tenido que acondicionar cámaras frigoríficas en camiones o enterrarlos en fosas comunes en una isla. Esta es la cruda realidad de los estadounidenses y la manera de actuar de quién se cree uno de esos dioses que matan monstruos en la cultura china, o que mantienen una idea preconcebida sacada de un film como Gotzila, en el que si eres yanque y aludes a “Houston tenemos un problema” vendrán a sacarlos del atolladero unos héroes cinematográficos solo existentes en la ficción, o en la mente de su líder.
cuando acabó aquella guerra de 1918 comenzó el calvario de la gripe española, curioso que en el momento preciso salgan a escena otros dramáticos; tras esa guerra vino un periodo más o menos laxo que se vio sacudido por otra guerra, en este caso la nuestra contra un conocido enemigo, nosotros mismos.  Con el paso del tiempo adquirimos cordura y dejamos el belicismo atrás, tan solo los duros años del terrorismo nos sacaban de muy dentro el sonido de las balas; vino después esa Transición que trajo democracia y esperanza a un país irreconocible por su gran valía social y hace apenas una década volvimos a sufrir, en este caso la recesión y un estallido inmobiliario, un rescate a la banca y un exagerado desempleo entre los más jóvenes.
Ahora que nos encontrábamos a la puerta de una regeneración económica, con un mercado laboral que estaba a punto de entrar en alza por las campañas vacacionales instauradas en nuestro calendario, viene otro golpe sobre nuestros recursos que nos dejan de nuevo des nudos y desprotegidos en manos del capital.
No hay alternativa posible a la de trabajar en conjunto para salir de esta situación; aquellos que se distancien del cometido esencial que debe confirmar la UE cometerán un grave error, el de verse frustrados su recursos por tener que autoabastecerse ya que no serán aquellos a los que dejaron enterrados en sus miserias  los mismos que vayan a sacarles de las suyas. Esto no es la ley del Talión, esto es simplemente pensar que en situaciones adversas un país por sí solo no sacará nada más que barro de su cosecha capitalista por no haber sabido sembrar solidaridad a su entorno.
 Ama sin que te amen, quiere sin que te quieran y no odies por desespero; la vida es demasiado corta y bella, siempre sujeta a infortunios como para gastarla en actos injustificados en tiempos de necesidad. jasc

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