lunes, 20 de abril de 2020

España es Europa sin mercadeo

No estamos para desaceleraciones ni desafecciones arbitrarias entre países que conforman Europa, las palabras no son suficientes, ni los buenos deseos demagogia; tenemos por delante un duro camino que debemos transitar en común, sin dejar en las cunetas a países que por sistema siempre fueron posicionados como débiles a los ojos de los que, por el contrario, se afanaron en buscar deuda para obtener beneficios a medio o largo plazo, sustentando con ello una buena parte de su economía ya de por sí lo suficientemente abastecida de recursos propios como para salir más airosas de la situación actual provocada por la pandemia.
El mercadeo de especulaciones no debe ser considerado como posibles acuerdos en un corto espacio de tiempo para resolver la situación de recesión económica a la que nos vamos a ver inmersos en lo que queda de año y parte del ejercicio siguiente. Las cuentas no salen si queremos dotar de recursos a las familias menos afortunadas, ni establecer una renta mínima de por vida será factible sin el concurso de todas las instituciones del país, las autonomías son una de las que tienen que contar con medidas y estas vendrán como siempre del Fondo de Liquidez Autonómico establecido en las normas.
Optar por las ayudas a las pequeñas empresas, a los autónomos que debieron cerrar las persianas de sus negocios o la caja de herramientas en el maletero del coche se debe hacer compatible con los recursos que vengan de la administración europea; esperar que las cuentas públicas salgan a flote por si mismas del angosto trayecto por el que caminaremos es inasumible para las arcas de cualquier Estado.
Necesitamos realismo en las aseveraciones o denegaciones de los dirigentes políticos, exigimos de estos una celeridad propia del momento, un avance en el liderazgo de Europa que no nos vuelva a dejar en el ostracismo y para ello, contamos con una dosis de empatía, sacrificio, solidaridad y valores sociales que deben ser suficientes para servir de aval a la hora de pedir lo que obviamente es presumible de tener que gastar en fechas inmediatas.
Corremos el riesgo de quedarnos atrás de nuevo, servir de apoyo para otros países con la malsana intención de seguir liderando la Unión Europea a nuestra costa y la del resto de naciones del sur del continente. Vamos con buen ritmo para no vernos adelantados por zona prohibida y esa circunstancia es la que tenemos que aprovechar junto con aquellos que son socios por defecto de nuestra zona en el mapa europeo.
Ha sido la pandemia lo que nos ha puesto a trabajar con denodados esfuerzos en pro de nuestros derechos como socios europeos, imprevisible y dramático sí, pero pese a ello, ha valido para despertarnos del sopor de las administraciones e instituciones del viejo continente y poner sobre la mesa las peticiones legitimas de un país que se sentía vapuleado por las denominadas potencias económicas de la UE. Seguramente estas tendrán como objetivo acelerar para ponerse por delante antes de que nos demos cuenta, por ello es imprescindible estar atentos a las circunstancias que nos rodean e intentar ponernos a su ritmo con los merecimientos que nuestra sociedad siempre ha sabido generar en tiempos difíciles.
No hay otra herramienta posible para lograr los objetivos marcados que anticiparnos a los acontecimientos y buscar un pacto por la regeneración económica a nivel nacional, sin un acuerdo de las fuerzas representativas no lograremos marcar un objetivo a nivel europeo y todo quedará en baldío, con una cosecha inaceptable para la ciudadanía y un hartazgo de incompetencia política en decadencia, al que los populismos, la demagogia del independentismo y el extremismo existente sacarán lucro partidista y escalará posiciones peligrosas; con el añadido de  una democracia que nos sacó del oscurantismo del conjunto internacional y nos sirvió como escaparate de competencias sociales en el mundo global, un mundo 

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