El
“comecocos” cumple 40 años, ha crecido a la par que la Constitución del 78 y
parece coincidir en ser una de las más eficaces herramientas contra el tedioso
panorama político. Los laberinticos pasillos por los que se mueve son circunstancialmente
similares a los del Parlamento, con paradas técnicas en los despachos de los
diputados para salvaguardar el momento de lanzarse de nuevo a su objetivo por
alcanzar la meta; el final de una alocada carrera que es en el colectivo de sus
moradores, llegar al poder de la Cámara y alcanzar el éxito.
Lo
que veíamos grotesco e insustancial en los escaños se ha convertido en una suculenta
arma para entrelazar opiniones mediante el uso de las nuevas tecnologías, mantener
conversaciones virtuales con quienes tienes al lado o dos peldaños más arriba o
abajo se ha convertido de la noche a la mañana en una herramienta necesaria en
las manos de los representantes políticos. Pueden derivar en pactos ocultos que
se traducen en posibles traiciones, también sugieren respuestas al interlocutor
que interpela desde el atril y hasta coincidir en la elección del almuerzo a tomar
durante el receso.
Fue
posteriormente Tetris el juego que reunifico la demanda de aquellos y aquellas
que con sus télefonos recién estrenados en un pac reservado a sus señorías,
coincidieron en apostar ante la libertad de tener en sus manos el
entretenimiento sugerente con el que pasar el aburrimiento de unas maratonianas
sesiones parlamentarias. Vinieron tras estos algunos más modernos, pero lo “vintage”
siempre es lo ocurrente en las lanzaderas de novedades tecnológicas y de ocio para
el pasar de las horas. Claro que no me olvido de los juegos de palabras con las
que diseñar sus nociones literarias y lingüísticas, o de las preguntas, aunque
resulten a veces menos apropiadas para el fugaz entretenimiento al coincidir
apretar el botón del sí, no o abstención, que ya le ha pasado a más de una de
sus ilustres residentes en escaños pulsar erróneamente al compás del Triviaador
o del Candy Crash entre otros muchos a elegir en una larga lista de sugerencias.
Pocos son los escaños que
se salvan de la apariencia real, podemos reseñar que habrá quién mantenga su
antiguo móvil, raro pero cierto, lo resaltable es que la mayoría se surte de
buenos instrumentos para twittear a placer, jugar con dejadez de sus funciones
o maniobrar contra alguien con una irónica sonrisa en los labios.
Sea
como fuere el uso indebido es notable, atendiendo únicamente a compromisos
súbitos por causas ajenas a la situación sí tendría disculpa el uso del teléfono
móvil por parte de los diputados y diputadas, pero sinceramente no hay causa
alguna que suscite mayor falta de educación que hacerlo mientras alguien habla para
ser escuchado, otra cosa es que estés o no de acuerdo con lo que manifiesta el
hablante. Vamos que esto va a tener que ser como en algunos colegios, el teléfono
apagado mientras se está en clase o se lo retiramos de las manos y además le
aplicamos la sanción preceptiva que figure en la norma, si es que hay normas
para estos personajes claro. jasc
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