Aquí no hay política que valga,
nada más que la que nos induce a la sensatez; nos da igual quién insulte a
quién o cual es el peor valorado. La mascarilla nos permite que la fetidez
partidista o la ideología de cloaca no llegue a nuestro olfato aunque sea la
herramienta que se usa en el lugar dónde se presume, somos representados ante
el resto de la sociedad. Aquí lo que toca es arremangarse, ponerse los guantes
y cumplir con el espacio social requerido por las instituciones científicas y
sanitarias. Todo lo que se refiera a política que no sea el colaboracionismo
esta fuera de lugar.
En nuestras manos está el aplaudir
o levantar un unánime grito en favor de quienes hacen lo imposible por
protegernos del virus. No es que esté en contra de los análisis o test cada vez
que se mueven los futbolistas, el problema es que quienes logran posibilitar la
vuelta de la actividad deportiva que genera millones de ingresos son esos
sanitarios que no tienen el mismo tratamiento que estos. No quieren hacer valer
los que manejan el dinero y cobran de las televisiones que sin ellos ni el fútbol
sería posible, ni la afición estaría en condiciones de regresar a las gradas,
ni las familias de los futbolistas vivirían tranquilas. Un poco de por favor,
primero atender a los que nos atienden para que puedan seguir haciendolo ¿o es
qué nos hemos vuelto locos?
Más de 500 personas en la Uci y
cerca de 3000 hospitalizados, más de 80 fallecidos en la súltimas 24 horas y la
presidenta Ayuso quiere comenzar la desescalada como sea en la Comunidad de
Madrid. Poco le importa que quienes aben de virus se vayan de su lado ante la
falta de coherencia en sus decisiones; ella solo escucha al capital, ese que
tanto le ha gustado donar a sus campañas electorales y con los que se muestra
sumamente satisfecha. Da igual que del Gobierno Central traten de convencerla
para que dé marcha atrás en favor de la protección en la salud de la sociedad madrileña,
claro que después de admitir que si queremos acabar con los atropellos en la
capital tendríamos que prohibir la circulación de vehículos o que la comida
basura es la mejor para los que pasan hambre, cualquier idiotez es susceptible
de focalizar su interés puramente personalista aunque falto de perspicacia
política.
Mejor le vendría a su líder dejar de
pronunciar exabruptos contra el Presidente del Gobierno de todas y todos los españoles,
independientemente de los fallos cometidos durante la pandemia y los que
posiblemente vuelvan a cometer ante tan desconocido estado de excepcionalidad,
dramático y con consecuencias económicas devastadoras porque con gente como esta señora en sus
filas, no llegará nunca a presidir el escalafón superior de la jerarquía
política española.
El que cambia la salud por dinero
es un miserable y al que practica la razón como argumento le llaman tarambana.
Pues bien, yo además de aplaudir seguiré invocando al sentido común por si se
digna aparecer en la mente de las partes involucradas; prefiero que me definan
como algo alocado en mis conclusiones antes de sentirme culpable de tan
insensata decisión y empatizar con ella, creyéndome eso de que Madrid ya es
merecedora de salir del confinamiento. jasc
No hay comentarios:
Publicar un comentario