Vaya,
parece ser que del “ok boomer” hemos pasado a los “influencer” en menos de un
año. Los que se jactabán de despreciar ideas concebidas desde la sapiencia de
los años han caído en la más absoluta ignorancia. Vivimos unos años de lucha
estudiantil, de cambios notables ante la perspectiva de que la dictadura algún día
acabaría, disfrutamos como nadie de una Transición pacífica y alentamos en las
calles la llegada de la democracia a nuestro país.
Las
nuevas tecnologías vinierona nuestras vidas cuando creíamos haber aprendido
todo cuanto la vida nos había enseñado hasta ese momento, nos vimos en una
avalancha de nuevos cambios en nuestra manera de concebir tareas cotidianas y
tuvimos que esforzarnos ante la idea de que esta rutina coexistiría definitivamente
con la experiencia atribuida al paso de los años.
Pues
bien, como suele ocurrir con esa sociedad que demostró solidez, compañerismo,
solidaridad y comprensión, hemos vuelto a ganarle la batalla a lo novedoso y
llegar a implementar en la cotidianeidad, las tareas profesionales y el entorno;
un reto que hace unos meses ninguna de las generaciones digamos venidas de la
modernidad del sistema hubiesen confiado que experimentásemos.
No
hay nada ni nadie que pueda frenar el avance
del conocimiento si este es tomado como parte fundamental de nuevas experiencias,
máxime si además esto conlleva la adaptación, la inclusión social y la suma de valores;
teniendo en cuenta una superación de barreras sociales aun por derribar en el
colectivo de la discapacidad como es mi caso; erróneamente califican poco rentable
al mercado laboral por desinformación y desconocimiento en el uso de las
herramientas tecnológicas que abastecen el devenir de las personas con cierta
dificultad o ceguera total. Pero más allá del colectivo del cual soy integrante
y con el que me siento comprometido para
demostrar las capacidades de estas
personas, el cual se encuentra intrínsecamente ligado a mi adn personal,
social, profesional y ético con todas ellas, se encuentran verdaderos iconos de
nuestra generación con una aptitud exigente para con ellos mismos y capaces de
ser idolatrados por muchos de aquellos ignorantes que nunca imaginasen hasta
donde llega nuestra capacidad de adaptación.
Hemos
demostrado sobradamente hasta dónde somos capaces de llegar en el empeño, hacer
visible que aquellos nacidos en los sesenta son la base fundamental de la democracia,
transmitiendo la idea de tomar conciencia de que los que sujetan la libertad de
expresión en las redes somos capaces al unísono de transformar definiciones que
denotan obsolescencia por palabras que desarrollan competencia a todos los
niveles de esta sociedad; es inadmisible quedarse varado en la duda habiendo
personas que con su discapacidad, le sobra conocimiento, valores,
competitividad y empatía para afrontar cuántos retos se nos pongan por delante.
jasc
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