Restriegas tu dolor en el semblante
como animal herido, por la flecha
de una mirada perdida suplicante
que en bocanadas suspira ya maltrecha;
fluye tu pena, agoniza palpitante
la famélica esperanza sin sospecha
de abrazar el olvido, susurrante
en escuchar la amargura insatisfecha
no siento el dolor que no poseo
gimo de rabia por quererlo,
por fundirme contigo de deseo
asido en tu pelo, sin saberlo
es por mi, estás llorando, lo veo
ya lejos de ti sin comprenderlo.
Juan Antonio Sánchez Campos
de “El Tintero Lleno”
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