lunes, 1 de octubre de 2012


LA CULTURA ENCALLADA DE ESPAÑA A ORILLAS DE LA UE

España está perdiendo sus señas de identidad un poco mas cada día, acercándose a índices jamás pensados tras los años de bonanza económica vividos hasta finales de 2008. Comienza a ser preocupante la forma de gobernar un país del Sr. Rajoy, que mira hacía otra parte –arriba a “la derecha” en el mapa europeo- sin parecer ser consciente de la situación real que sufren los ciudadanos y con una cifra que va más allá de los dos millones de niños en el umbral de la pobreza, con un tercio de familias con serios problemas e incluso sin ninguna opción con la que hacer frente a las demandas de los mas pequeños de la casa en lo relativo a la educación entre otras necesidades.
Un deterioro económico dado por la crisis de la construcción, de la cual eran parte integrante muchas de las familias perjudicadas, bien por relación directa o proveedores de su mercado laboral. Con la crisis los niños –como siempre-  forman parte de ese colectivo vulnerable de la sociedad española que atraviesa problemas de envergadura, pero eso parece no ser la principal causa de preocupación para el Gobierno.
Familias que no pueden hacer frente al pago de los libros de texto y el material escolar apropiado, por tener que atender unas necesidades primarias para la supervivencia como son el alquiler o hipoteca de la vivienda y la comida diaria. ¿No parece que estamos hablando del Tercer Mundo? Pues no, hablamos de los familiares, amigos, vecinos o de nosotros mismos en la España del Siglo XXI. La misma que ve el desajuste social que se esta produciendo y las brechas del clasismo sobrevolando nuestras cabezas, el mismo paisaje de hace medio siglo, vuelve a instalarse entre la población de forma progresiva, acabando con la igualdad de oportunidades de nuestros jóvenes y adolescentes y atacando de forma ostentosa el derecho a estudiar y formarse, como base del crecimiento de una nación que aspira, mejor dicho aspiraba a estar entre las mejores del continente europeo.
De donde va a tirar un país para adquirir crecimiento y competitividad, si el clasismo social menosprecia a aquellos estudiantes con un potencial que no pueden demostrar como quisieran, es la pregunta que muchas de esas familias se hacen e intentan que les aclare el Presidente del Gobierno. Unos estudiantes que han  tenido que dejar de serlo por no poder acceder a los libros es un grave insulto a la sociedad, que se verá afectada en unos años por la carencia de personas formadas adecuadamente –ser rico no es ser inteligente- con las consiguientes carencias de calado que ello traerá como consecuencias a la mala gestión del Sr. Rajoy.
Nos empiezan a tachar de país pobre, desde el momento que la educación se va acotando en una clase media-alta; dicen de nosotros que estamos cayendo en la mediocridad y en la falta de justicia con la igualdad de oportunidades; pero a pesar de ello, los representantes del Ejecutivo que gobiernan nuestro país, nos siguen amenazando con constantes recortes alimentando sus intereses. Los Campus de nuestras universidades comienzan a ser un hervidero de impotencia, con un inminente peligro de explosionar en cualquier momento y algunas Comunidades Autónomas especulan con hacer ver al Presidente hasta que punto los recortes en las ayudas sociales, comienzan a ser peligrosos y que la población está a punto de decir BASTA a su política dictatorial.
Pero el Sr. Rajoy no parece alarmarse lo más mínimo y que nada desoriente su empeño en ahogar del todo al ciudadano, si con eso logra no tener que enfrentarse al CE. Nosotros estamos obligados a rescatar a los bancos y a creer en una política basada en la imposición de la voluntad del Gobierno; los verdaderos responsables de la situación critica en la que se encuentra España aspiran a concluir su legislatura a costa del deterioro de una sociedad menguada y engañada por la mayoría en el poder del PP y sin embargo, ellos ni siquiera son capaces de “rescatar” los bancos de libros en los centros escolares de educación pública.
La población envejece pobre y la natalidad corre un peligro solamente equilibrado por la inmigración de ciudadanos carentes de inhibiciones sociales a la hora de tener hijos. Todos estos inconvenientes económicos afectan de forma notable la estabilidad familiar de los españoles o la creación de una unidad familiar bajo el mismo techo. El país se tambalea y la esperanza de encontrar un puesto de trabajo es cada vez más lejana bien por edad, por formación, por educación e incluso por idioma. Nos dirigimos hacía el martillo que golpea la mano de obra barata y sumisa, con unas condiciones de vida resulta del enriquecimiento sistemático y sumergido de las entidades financieras, sin oposición alguna por la clase política advenediza.
Juan Antonio Sánchez Campos

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