LA CULTURA
ENCALLADA DE ESPAÑA A ORILLAS DE LA UE
España
está perdiendo sus señas de identidad un poco mas cada día, acercándose a índices
jamás pensados tras los años de bonanza económica vividos hasta finales de
2008. Comienza a ser preocupante la forma de gobernar un país del Sr. Rajoy,
que mira hacía otra parte –arriba a “la
derecha” en el mapa europeo- sin parecer ser consciente de la situación
real que sufren los ciudadanos y con una cifra que va más allá de los dos
millones de niños en el umbral de la pobreza, con un tercio de familias con
serios problemas e incluso sin ninguna opción con la que hacer frente a las
demandas de los mas pequeños de la casa en lo relativo a la educación entre
otras necesidades.
Un
deterioro económico dado por la crisis de la construcción, de la cual eran
parte integrante muchas de las familias perjudicadas, bien por relación directa
o proveedores de su mercado laboral. Con la crisis los niños –como siempre- forman parte de ese colectivo vulnerable de
la sociedad española que atraviesa problemas de envergadura, pero eso parece no
ser la principal causa de preocupación para el Gobierno.
Familias
que no pueden hacer frente al pago de los libros de texto y el material escolar
apropiado, por tener que atender unas necesidades primarias para la
supervivencia como son el alquiler o hipoteca de la vivienda y la comida
diaria. ¿No parece que estamos hablando del Tercer Mundo? Pues no, hablamos de
los familiares, amigos, vecinos o de nosotros mismos en la España del Siglo
XXI. La misma que ve el desajuste social que se esta produciendo y las brechas
del clasismo sobrevolando nuestras cabezas, el mismo paisaje de hace medio
siglo, vuelve a instalarse entre la población de forma progresiva, acabando con
la igualdad de oportunidades de nuestros jóvenes y adolescentes y atacando de
forma ostentosa el derecho a estudiar y formarse, como base del crecimiento de
una nación que aspira, mejor dicho aspiraba a estar entre las mejores del
continente europeo.
De
donde va a tirar un país para adquirir crecimiento y competitividad, si el
clasismo social menosprecia a aquellos estudiantes con un potencial que no
pueden demostrar como quisieran, es la pregunta que muchas de esas familias se
hacen e intentan que les aclare el Presidente del Gobierno. Unos estudiantes
que han tenido que dejar de serlo por no
poder acceder a los libros es un grave insulto a la sociedad, que se verá
afectada en unos años por la carencia de personas formadas adecuadamente –ser rico
no es ser inteligente- con las consiguientes carencias de calado que ello
traerá como consecuencias a la mala gestión del Sr. Rajoy.
Nos
empiezan a tachar de país pobre, desde el momento que la educación se va
acotando en una clase media-alta; dicen de nosotros que estamos cayendo en la
mediocridad y en la falta de justicia con la igualdad de oportunidades; pero a
pesar de ello, los representantes del Ejecutivo que gobiernan nuestro país, nos
siguen amenazando con constantes recortes alimentando sus intereses. Los Campus
de nuestras universidades comienzan a ser un hervidero de impotencia, con un
inminente peligro de explosionar en cualquier momento y algunas Comunidades Autónomas
especulan con hacer ver al Presidente hasta que punto los recortes en las
ayudas sociales, comienzan a ser peligrosos y que la población está a punto de decir
BASTA a su política dictatorial.
Pero
el Sr. Rajoy no parece alarmarse lo más mínimo y que nada desoriente su empeño
en ahogar del todo al ciudadano, si con eso logra no tener que enfrentarse al
CE. Nosotros estamos obligados a rescatar a los bancos y a creer en una
política basada en la imposición de la voluntad del Gobierno; los verdaderos
responsables de la situación critica en la que se encuentra España aspiran a
concluir su legislatura a costa del deterioro de una sociedad menguada y
engañada por la mayoría en el poder del PP y sin embargo, ellos ni siquiera son
capaces de “rescatar” los bancos de
libros en los centros escolares de educación pública.
La
población envejece pobre y la natalidad corre un peligro solamente equilibrado
por la inmigración de ciudadanos carentes de inhibiciones sociales a la hora de
tener hijos. Todos estos inconvenientes económicos afectan de forma notable la
estabilidad familiar de los españoles o la creación de una unidad familiar bajo
el mismo techo. El país se tambalea y la esperanza de encontrar un puesto de
trabajo es cada vez más lejana bien por edad, por formación, por educación e
incluso por idioma. Nos dirigimos hacía el martillo que golpea la mano de obra
barata y sumisa, con unas condiciones de vida resulta del enriquecimiento
sistemático y sumergido de las entidades financieras, sin oposición alguna por
la clase política advenediza.
Juan
Antonio Sánchez Campos
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