sábado, 13 de octubre de 2012

EDUCACIÓN, INDEPENDENCIA Y LÓGICA 

El deseo independiente moderado, sin caer en fanatismos imposibles hoy en día, aun siendo legítimo en derecho opinar y decidir el futuro –democracia-, no trae consigo imponer como acostumbra el Sr. Rajoy o el Presidente de la Generalitat el  Sr. Mas. Una educación personalizada, de carácter individual y al servicio de ideologías, lejos de ayudar la formación educativa, separa la realidad de su verdadero lugar en el panorama cultural. La identidad propia de una comunidad autónoma es tan importante como la del resto de las que conforman el mapa de España, sin distinción alguna de por medio.
Pero señor@s, estamos hablando de educación –que lleva implícita cultura-. No hay becas estrictamente ideadas para cada región española, a la que tengan acceso estudiantes extranjeros en cada región. Si bien es cierto, que una vez elegido el lugar que les resulta más atractivo para su formación, en una determinada comunidad con una mayoría parlante no castellana, pueden diversificar sus estudios de idiomas diferentes y con ello adquirir mayor cultura –catalán, gallego, vascuence, entre los más conocidos fuera de nuestras fronteras-. Pero debemos tener en cuenta que el idioma que sostiene el mayor número del colectivo educacional es el castellano; es con toda seguridad el más hablado del  mundo junto al inglés y por tal motivo, debe de regir la formación del alumnado del que se provea a cada comunidad.
Esto no quiere decir que hablemos de separación de identidades, tan sólo de la realidad en la que vivimos; opinar lo contrario es dar un paso atrás en la educación de nuestros jóvenes por puro extremismo ideológico, relegando a la comunidad que imponga su idioma hacía una posición que la ponga en desventaja cultural y educativa frente al resto de las comunidades y carente de la integración apropiada de alumnos que no sean originarios de dicha región, con las carencias que ello trae consigo. No podemos imponer a la fuerza a un estudiante de primaria y mucho menos universitario, a aplicar sus conocimientos en tres lenguas a la vez porque sería sencillamente imprudente, eso le haría invertir más tiempo en adquirir conocimiento del idioma que en los estudios prioritarios a su grado o competencia.
El afán independista puede llevar al deterioro cultural, a poner demasiadas trabas en el camino adecuada a la formación especifica de profesionales futuros y a la falta de sentido de integración cultural de los mismos, incluso de los que provengan de otros lugares de España o del extranjero.
Llevamos más de dos décadas –hasta la llegada del Sr. Rajoy- disfrutando de sistemas educativos y socioculturales que han hecho posible la integración de nuestros jóvenes no sólo en el continente europeo, sino en buena parte del mundo, utilizando como idioma común el castellano y el inglés en sus estancias de formación, como medios de comunicación entre los distintos individuos que forman el colectivo académico.
Llevamos beneficiándonos desde hace más de dos décadas –hasta que el Gobierno del PP ha metido mano para anular imprudentemente las becas-, de la igualdad de oportunidades entre estudiantes. Por lo que estamos en el primer lugar del ranking europeo en recepción de alumnos extranjeros, al igual que en la salida de nuestros jóvenes a otros lugares, utilizando como común identificador el castellano y el inglés. No nos hagamos ideas inoportunas hoy, de ver a Cataluña o Galicia  –con todos mis respetos- fuera de un sistema educativo e integrador a nivel mundial, por un uso mal hecho del sentimiento independentista, por mucho que el arraigo de las identidades de cada región sea importante –que lo es- y la decisión de sus ciudadanos legitima,  que también lo es.
Llevamos más de dos décadas –hasta la llegada de la política reformista e incongruente del PP- intentando equilibrar como la ciudadanía se merece, ideologías enraizadas de cada comunidad, con el mantenimiento de intereses comunes. Y lo real y palpable es que, ni las comunidades más dadas a la independencia como país en toda regla, ni el país del que se quieren descentralizar, podrán abastecer sus demandas y necesidades más elementales por separado; menos si hablamos de lengua, por ende cultura y educación.
La educación señor@s no reniega de la cultura por hablar el mismo idioma, pero la cultura se debe respetar educadamente, manteniendo intactas las posibilidades de aprendizaje personalizado a cada comunidad como asignatura recomendable pero no impuesta. Para imponer sin atender las consecuencias ya se sobra el Gobierno del PP a costa de tod@s, sin excepción de lengua o idioma.
Juan Antonio Sánchez Campos

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