EDUCACIÓN, INDEPENDENCIA Y LÓGICA
El deseo independiente
moderado, sin caer en fanatismos imposibles hoy en día, aun siendo legítimo en
derecho opinar y decidir el futuro –democracia-, no trae consigo imponer como
acostumbra el Sr. Rajoy o el Presidente de la Generalitat el Sr. Mas. Una educación personalizada, de
carácter individual y al servicio de ideologías, lejos de ayudar la formación
educativa, separa la realidad de su verdadero lugar en el panorama cultural. La
identidad propia de una comunidad autónoma es tan importante como la del resto
de las que conforman el mapa de España, sin distinción alguna de por medio.
Pero señor@s, estamos
hablando de educación –que lleva implícita cultura-. No hay becas estrictamente
ideadas para cada región española, a la que tengan acceso estudiantes
extranjeros en cada región. Si bien es cierto, que una vez elegido el lugar que
les resulta más atractivo para su formación, en una determinada comunidad con
una mayoría parlante no castellana, pueden diversificar sus estudios de idiomas
diferentes y con ello adquirir mayor cultura –catalán, gallego, vascuence,
entre los más conocidos fuera de nuestras fronteras-. Pero debemos tener en
cuenta que el idioma que sostiene el mayor número del colectivo educacional es
el castellano; es con toda seguridad el más hablado del mundo junto al inglés y por tal motivo, debe
de regir la formación del alumnado del que se provea a cada comunidad.
Esto no quiere decir
que hablemos de separación de identidades, tan sólo de la realidad en la que
vivimos; opinar lo contrario es dar un paso atrás en la educación de nuestros
jóvenes por puro extremismo ideológico, relegando a la comunidad que imponga su
idioma hacía una posición que la ponga en desventaja cultural y educativa
frente al resto de las comunidades y carente de la integración apropiada de
alumnos que no sean originarios de dicha región, con las carencias que ello
trae consigo. No podemos imponer a la fuerza a un estudiante de primaria y
mucho menos universitario, a aplicar sus conocimientos en tres lenguas a la vez
porque sería sencillamente imprudente, eso le haría invertir más tiempo en adquirir
conocimiento del idioma que en los estudios prioritarios a su grado o
competencia.
El afán independista
puede llevar al deterioro cultural, a poner demasiadas trabas en el camino
adecuada a la formación especifica de profesionales futuros y a la falta de
sentido de integración cultural de los mismos, incluso de los que provengan de
otros lugares de España o del extranjero.
Llevamos más de dos
décadas –hasta la llegada del Sr. Rajoy- disfrutando de sistemas educativos y
socioculturales que han hecho posible la integración de nuestros jóvenes no
sólo en el continente europeo, sino en buena parte del mundo, utilizando como
idioma común el castellano y el inglés en sus estancias de formación, como
medios de comunicación entre los distintos individuos que forman el colectivo
académico.
Llevamos
beneficiándonos desde hace más de dos décadas –hasta que el Gobierno del PP ha
metido mano para anular imprudentemente las becas-, de la igualdad de
oportunidades entre estudiantes. Por lo que estamos en el primer lugar del
ranking europeo en recepción de alumnos extranjeros, al igual que en la salida
de nuestros jóvenes a otros lugares, utilizando como común identificador el
castellano y el inglés. No nos hagamos ideas inoportunas hoy, de ver a Cataluña
o Galicia –con todos mis respetos- fuera
de un sistema educativo e integrador a nivel mundial, por un uso mal hecho del
sentimiento independentista, por mucho que el arraigo de las identidades de
cada región sea importante –que lo es- y la decisión de sus ciudadanos
legitima, que también lo es.
Llevamos más de dos
décadas –hasta la llegada de la política reformista e incongruente del PP-
intentando equilibrar como la ciudadanía se merece, ideologías enraizadas de
cada comunidad, con el mantenimiento de intereses comunes. Y lo real y palpable
es que, ni las comunidades más dadas a la independencia como país en toda
regla, ni el país del que se quieren descentralizar, podrán abastecer sus
demandas y necesidades más elementales por separado; menos si hablamos de
lengua, por ende cultura y educación.
La educación señor@s no
reniega de la cultura por hablar el mismo idioma, pero la cultura se debe
respetar educadamente, manteniendo intactas las posibilidades de aprendizaje
personalizado a cada comunidad como asignatura recomendable pero no impuesta.
Para imponer sin atender las consecuencias ya se sobra el Gobierno del PP a
costa de tod@s, sin excepción de lengua o idioma.
Juan
Antonio Sánchez Campos
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