CON EL CONOCIMIENTO EN LA MALETA
La Administración
Central está perdiendo grandes sumas de dinero a causa de la brecha que se ha
ido formando con las actuaciones de una política en educación absurda; lo que
hace años era una fisura en el sistema, a la que el Sr. Zapatero no puso –o no
quiso- poner remedio, hoy ya es un gran agujero que es absorbido por un mercado
laboral inexistente.
Estamos hablando de l@s
jóvenes que comienzan a sentir la
necesidad de buscar alternativas en otros lugares, donde aplicar los
conocimientos adquiridos a lo largo de su trayectoria educativa. L@s jóvenes se
marchan, llevándose en la mochila la rentabilidad de su formación y dejando a
la sociedad española –mal que les pese- que financió su preparación, pagando
los intereses sin medios para amortizar el capital invertido.
L@s jóvenes se marchan
–la mayoría sin más remedio-, por la
falta de oportunidades de empleo, abocados a dejar su entorno ante la
incertidumbre de un país en crisis. No hay motivos que sugieran una mejora a
corto plazo y la inversión que se hizo para lograr la formación de futuros
profesionales, que fueran competitivos con el resto de miembros no solo del
continente, sino del resto del mundo, se ha ido al traste por la carencia de
oportunidades, sin dar pie a sacarle rentabilidad alguna –un euro invertido son
catorce euros de rentabilidad- en
beneficio de la sociedad y la economía del país.
L@s jóvenes se marchan,
pero quedan muchos en las listas del INEM, muchos que no han logrado terminar
sus estudios por falta de recursos económicos causados por el desempleo y los
recortes; otros tantos, desmotivados por la falta de un programa de apoyo
adecuado al que el Gobierno ha dejado en la basura. Hechos constatados dejan a
nuestro país sin marca, como uno de los más afectados de Europa por una crisis
violenta que repercute en todos los sectores sociales –los que más, las clases
menos afortunadas- a la que los gobernantes –España a la cabeza en educación-, no han sabido plantar cara. Y ahora, cuando
más necesitamos la ayuda de nuestros profesionales, el Gobierno ha hecho
fomentar su marcha sin poner medidas de inserción laboral convenientes, para
paliar el acelerado y preocupante descenso de la prosperidad formativa de
nuestros estudiantes.
L@os jóvenes se marchan
–en su gran mayoría- , simple y llanamente por la precariedad del empleo. De
como vamos a salir de la crisis si la marcha hace escasear la adaptación de
profesionales a las nuevas tecnologías, adquirida en sus años de formación, es
una incógnita que deberá explicar el Gobierno de forma rápida y precisa.
L@s jóvenes se marchan
con la formación bien visible en su equipaje a otros países, que les espera con
los brazos abiertos para mejorar –utilizando sus capacidades- el ritmo de crecimiento deseado a costa de
nuestra inversión. España pierde su marca de liderazgo, aventurada a un mañana
con un reducido importe calibrado a la educación y formación de nuestros
futuros profesionales, con un saldo negativo por la falta de expectativas de
una Administración incongruente.
Mientras esto ocurre,
todavía hay líderes políticos y empresas privadas emblemáticas que festejan la
cultura ¿Le ha preguntado alguien a D. Lorenzo Silva, reciente ganador del
Premio Planeta 2012, que piensa del despilfarro en la entrega del galardón cercano
a los cuatrocientos mil euros? Y no hablo del importe del premio que bien
ganado es, sino de las vieiras y el vino.
Cundo la crisis golpea
a las familias en la parte más sensible, el hambre, todavía queda soberbia
entre la clase política suficiente para brindar con champan –o cava-. Claro que
a D. José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta, siempre le quedará por
decir aquello de que cada uno, se gasta
su dinero como le viene en gana y no en campañas electorales que transitan
por el borde de una inculta insensatez.
Juan
Antonio Sánchez Campos
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