EL MINISTRO NI DEJA NI HACE
Una mayor inversión de
los poderes públicos en educación, está intrínsecamente vinculada a una mejora
de resultados; es impropio declarar nula la rentabilidad obtenida a pesar de
las cifras que maneja el Ministro de Educación, Sr. Wert.
Una menor inversión es
sinónimo de una mayor pérdida de oportunidades, los medios deben de ser usados
convenientemente, analizados de forma adecuada para garantizar su efectividad.
Pero la Administración parece entender que la manera idónea de llevarlo a cabo
consiste en el recorte al sistema educativo, utilizando el despido del personal
docente y las altas cifras de las tasas universitarias, que han repercutido en
la precariedad económica de las familias. Si lo que quieren es acabar con el
sistema público en educación van por buen camino.
Desafortunados
incidentes en un centro católico de enseñanza no pueden ser el símbolo en el
que se escuden los miembros del Ejecutivo para catalogar las manifestaciones de
alumnos, padres y asociaciones ante la avalancha de austeridad educativa
promovida por el Gobierno. Hechos que sin lugar a dudas, deben de ser
castigados como merecen por parte de la autoridad competente; al igual que las
actuaciones desmesuradas en las que intervinieron miembros del cuerpo antidisturbios
de la policía hace apenas unos días; situaciones que no pueden quedar impunes
porque son claramente incumplidoras de las normas de convivencia y armonía
social establecidas. Hay que catalogar las circunstancias ajenas a la realidad
que se busca, no mirar tan sólo lo que beneficie a las partes.
Pero más allá de todos
estos esporádicos desmanes, queda el completo y legítimo derecho a denunciar
públicamente el acoso del Ministerio de Educación por todas sus jerarquías,
catalogando las manifestaciones de las partes afectadas como avanzadilla en las
aspiraciones ideológicas y políticas de los partidos en la oposición.
La deriva va por otro
lado muy distinto Sr. Wert, uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos
la educación, está por encima de guarismos políticos. El compromiso que
adquirió el Gobierno para salvaguardar ese derecho debería de estar preservado
a sus ambiciones y no lo ha hecho; ha sido profundamente vulnerado por una
austeridad reaccionaria. La política, para un alumno de primaria, no deja de
ser “cosa de los mayores” pero, para esos mayores la
educación de sus hijos está por encima de las tramas políticas. A ver si nos
enteramos de una vez por todas Sr. Ministro de que va todo esto.
Juan Antonio Sánchez Campos
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