Al
menos estaremos un mes confinados en nuestros hogares, aunque según los datos
que se mueven a nivel sanitario, podíamos estar aún lejos de acabar CON La
situación. la pandemia es demasiado fuerte y nuestro sistema, al igual que el
del mundo global, se nos hace poco dado a una manifestación a corto o medio
plazo de encontrar una vacuna que lo frene.
Durante
este periodo de encierro pasaremos por diferentes fases de comportamiento, es
lógico este hecho dadas las costumbres de nuestro país, muy de expresar
sentimientos y sensaciones en la interacción social en la que nos movemos y
poco dados a una vida familiar en la que los desayunos, comidas o cenas serán
momentos extraños raramente ocasionales en celebraciones puntuales o días
señalados e nel calendario de disfrute vacacional.
Dicen
que de todo hay que sacar beneficio y en nuestra sociedad, sin duda alguna, el
cambio notable de poder realizar la actividad laboral en el mismo domicilio
hará pensarse a las empresas la formación de sus plantillas en un mundo que ya
nos invade como es el de la tecnología.
Aunque
el tema del tele trabajo no está exento de polémica, no son todos los que se
pueden realizar a través del ordenador, la mano de obra sigue siendo
protagonista en más de un sesenta por ciento de la actividad laboral de nuestro
país y la gestión bis a bis aun no se entiende demasiado en la sociedad por extrañeza,
duda o desconfianza, algo que tendremos que aprender con el paso del tiempo y
que por desgracia, este virus nos esta comenzando a poner como percepción al
imparable progreso de la tecnología en el mundo.
En
definitiva, hace un mes dejamos ahí fuera un mundo que será distinto cuando
podamos volver a pisar las aceras, coger el transporte público e incluso querer
viajar a un país para, ojalá que dentro de pocas semanas, pasar unos días de
asueto y ocio. La educación de nuestros hijos habrá cambiado sin darnos cuenta,
la manera de actuar de grupos numerosos mirará con recelo a su alrededor y la
confianza en nuestra seguridad sanitaria y económica quedará gravemente herida.
Pero
al fin y al cabo somos un país fuerte, luchador, solidario y enormemente
competitivo y capacitado, con unos conocimientos que nos harán subir enteros en
la economía global y recuperarnos del dolor que sin duda nos conmueve. jasc
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