miércoles, 18 de enero de 2012

SIN DESCANSO


Ya no se puede beber alcohol en la calle, ni en botellas de plástico siquiera, sólo podéis emborracharos hasta la inconsciencia en establecimientos perfectamente adecuados para ello. Lugares con licencia para saciar la insatisfacción popular que la crisis atrae hacía sus redes.
No es normal, no se puede especular con las bebidas etílicas como si no fueran salvajemente devastadoras de la sociedad y sus individuos más débiles, miembros fáciles de manejar entre el bullicio de la adolescencia. La administración debería de ser más cauta a la hora de marcar las pautas a seguir por diversos colectivos, ¿no es lo mismo beber en la calle que adentrarte en el despropósito de cualquier discoteca a altas horas de la madrugadas, el único sitio que se mantiene abierto para despacharse a gusto con el alcohol? ¡Pues no!, pensaréis muchos de vosotros cuando leáis esto, ¡En la calle es más barato!, a pesar del frío reinante estos días que ayuda a ingerir más cantidad para “entrar en calor”.
Es cierto que la juventud ha dado un vuelco en su forma de actuar, con el tiempo se han vuelto más prudentes, a costa de demasiados muertos en la carretera, en una pelea o por comas etílicos. Nuestros jóvenes han optado por tomar sus propias medidas en la lucha contra esa mezcla explosiva que es el alcohol y el volante. No obstante, siempre tenemos que estar alerta, concienciados de forma gradual para poder dar los consejos oportunos a nuestros amigos o conocidos, ante una reacción alocada que pueda acarrear un fatal desenlace.
El termómetro de la adolescencia empieza a ponerse en rojo demasiado pronto, el alcohol se implanta en nuestra vida con una premura inadvertida hasta tenerlo encima. Las informaciones deben de ser constantes, no cesar tras una fiesta o un fin de semana dramático, aporrear las consciencias de la gente hasta agobiar, sin descanso alguno. El alcohol no descansa y el tiempo pasa deprisa, la vida en la adolescencia es demasiado importante para acortarla por culpa de un acelerado vicio, la juventud es la etapa de nuestra existencia en la que nos forjamos una identidad, una personalidad que nos acompañará el resto de la existencia.
No perdamos el tiempo en solucionar los trastornos que por culpa del alcohol nos generemos, el daño que podamos ocasionar a nuestra familia y amigos no es recuperable, está simplemente echado por tierra.

Juan Antonio Sánchez Campos
de  “Desvaríos de Opinión”
Enero/2012

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