domingo, 8 de enero de 2012

AJUSTADOS AL REAJUSTE

La implacable trayectoria del tijeretazo nos sigue marcando los pasos hacía el desfiladero de la escalofriante crisis. Esgrime autoritaria sus hojas ansiosas en las manos del Sr. Montoro, como garras ávidas de clavarse hasta las entrañas de la sociedad más débil e indefensa. El Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas no ve la hora de terminar con este desatino, esté proceder tan vanagloriado por el Presidente de un Gobierno obsesionado con la palabra austeridad.
Si bien es cierto que en la opinión ciudadana permisiva a está vorágine de ajustes, ven algunos de ellos necesarios, no por ello contribuyen a aprobarlos del todo. Las constantes especulaciones de las qué se hicieron participes hace apenas unas semanas, marcaban la dirección adecuada en su momento, totalmente contraria a la qué ahora llevan en sus carteras con vistas a la primera reunión de su ejecutiva.
No todo se soluciona con ajustes a diestro y siniestro, más bien se deben de tener en cuenta las contradicciones que con ello se consiguen, los contra de llevar a cabo soluciones drásticas sin calibrar sus consecuencias. La crisis generada con el PSOE a la cabeza representativa de España, nos arrastró a un arduo desbarajuste tanto en las administraciones públicas como en la banca privada. No por ello tenemos que encontrar vías de recuperación inmediatas sin objetividad alguna, pues tal cosa nos hará seguir ampliando nuestras listas del INEM alarmantemente durante todo el ejercicio, llegando incluso a ver aumentado el desempleo en más de 300000 personas en un solo año.
Debemos pedir racionalidad al nuevo Gobierno, ajustes hay que hacer sin lugar a dudas, pero no podemos aspirar a lograr un objetivo a corto plazo. No es posible que el nivel adquisitivo de los españoles y una calidad de vida digna puedan vivir equilibradamente con una austeridad tan impropia del sistema financiero europeo. Pagaremos caro el juramento hecho por los actuales representantes de nuestros intereses en lo concerniente a sacar a España de esta crisis, sin utilizar para ello las ventajas que posibiliten mantener intacta la recuperación progresiva de las listas del desempleo.
Las estructuras empiezan bien cuando se llevan a cabo los trabajos adecuados para conformar una base sólida, capaz de aguantar el peso que sobre ella se vaya depositando y esa base es el sector financiero. Las entidades que se han lucrado durante tanto tiempo de los intereses de los ciudadanos deben ahora ser uno de lo principales sectores a los que la crisis les debe de hacer pagar parte de sus beneficios adquiridos. Una buena ordenación de los bancos, las cajas y las financieras, son la principal acometida para volver a poner a trabajar el engranaje social de este país.
Los españoles queremos ver que los verdaderos hacedores del pago en los impuestos no sólo sean el ciudadano de turno o las pequeñas empresas, cansadas de pagar gravámenes por doquier sin nada a cambio. Esas pequeñas empresas a las cuales se les limita el poder recibir el pago de sus artículos con tarjeta, a pesar de qué esto les cueste un margen de su beneficio. Lo que el Sr. Rajoy y sus discípulos no pueden tratar es qué por no pagar en efectivo, se limite el uso fraudulento de la moneda. No es oro todo lo que reluce señor@s.
Ya que los sindicatos siguen su escandaloso silencio, su conformismo absoluto ante la libertad de horarios en los establecimientos y el desentendimiento en las necesidades del trabajador, harán bien en aprender un poco de la COCEM, la organización representativa de más de 60000 empresas que exige al Poder Ejecutivo una legislación adecuada, para que las entidades financieras no expriman al comercio, eliminando las comisiones por el cobro con tarjeta. Mala cosa esa, si con dinero apenas podemos pagar los libros de escolaridad de nuestros hijos, ¿cómo vamos a hacerlo si también nos quitan la opción de hacerlo con cargo al siguiente mes? Si es qué aún tenemos la tarjeta claro.
Juan Antonio Sánchez Campos
08 Enero/2012


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