sábado, 11 de febrero de 2012

PUNTO Y SEGUIDO


Se salieron con la suya, sin darnos tiempo a poder digerir tanta austeridad nos dedican un acto más de dudosa conveniencia. ¿Qué le pasa a la gente cuando entra en la Moncloa? Parece que perdieran la memoria o la noción del tiempo pasado; quedan prisioneros del poder nada más poner la mano en el pomo de la puerta, como si estuviera predestinado para tal ocasión.
Las promesas realizadas han dado paso a imposiciones por Ley, sin derecho a réplica por parte de la ciudadanía. Se pretende ahora transformar el mercado laboral dejando vía libre al empresario, ya de por sí con el componente de manga ancha a su alcance, con el abaratamiento del despido. Elocuente en sus términos sin duda alguna, el trabajador deberá de asumir cualquier postura que por parte de la empresa le venga asignada sin objeción alguna. En un país con un paro en los menores de 25 años superior a la media del resto europeo, con una crisis en la práctica totalidad del mercado, no creo en modo alguno que pueda verse favorecido a corto-medio plazo con los objetivos que se marcan en está Reforma Laboral.
Reconocer a todos los mismos derechos por igual debe ser cuestión primordial, hay que buscar formulas alternativas, un parado de larga duración que busca empleo ante la necesidad de obtener una remuneración económica digna para la economía familiar necesitada, no puede tener adquiridos conocimientos diversificados en varios puestos de trabajo, es de recibo que necesitará formarse para ocupar la vacante que ha encontrado con cargo a la empresa solicitante, pero ¿será así?  ¿O deberá seguir buscando la panacea exclusiva a su perfil?
Se debe tener en consideración la adopción de esas medidas de formación a un candidato no experto en un determinado puesto de trabajo y que sean sufragadas por la empresa con un determinado porcentaje asumido por la administración, sólo así lograremos vencer el desequilibrio actual. Nadie nace sabiendo manejar un ordenador o conducir una carretilla elevadora, pero lo realmente cierto es qué los dos buscan trabajo desesperadamente y ambos deben mantener su principio al derecho a ese puesto de trabajo.
La forma de ayudar a las Pymes y al autónomo debe de tener una amplía perspectiva, un tratamiento del que poder disponer en el momento preciso,  con el fin de obtener una subvención o un sistema de financiación adecuado a sus necesidades y sufragado acorde con sus posibilidades. La flexibilidad comienza en el momento en el que, por parte de las administraciones, se debatan aspectos tan relevantes como los pagos de las cuotas de los autónomos, hasta llegar a un periodo reconocido, con el único objetivo de disponer de una jubilación acorde con las cantidades entregadas a cuenta durante el transcurso de su vida laboral. Sólo entonces empezará una larga trayectoria que nos lleve a pactar con esté colectivo las pautas más apropiadas en su desarrollo.
La CEOE esta al corriente de todo lo resuelto por el Gobierno Central, dispuesta a seguir con su política de equilibrio sostenido bajo el proteccionismo de las subvenciones y la libertad de despido. Según demanda la empresa será el camino a seguir por los contratos, sin previo aviso, las necesidades mandan y el empresario dispone, como siempre. Esa es la “fórmula” que nos a de llevar a disminuir las listas del desempleo según está reforma.
Aspectos de difícil percepción quedan en el aire, la lucha contra el fraude ha derivado en una enajenación improcedente, los desempleados que reciban prestación harán trabajos dentro de la comunidad, según disponga en sus convenios las Administraciones públicas es decir, que el desempleado pasa a ser multiusos por el mismo precio, en detrimento del voluntariado o incluso de empresas relacionados con el sector comunidad.
Fundamentalmente está Ley de Reforma Laboral viene a decir todo lo contrario a lo que oíamos durante el periodo electoral, se han difuminado innumerables cuestiones que no han querido mostrar en esté presumible desatino. La libertad empresarial, la desigualdad del aspirante por edad, conocimiento y percepción, esta cruelmente dispuesta en apartados destinados a tal causa; palabras como dualidad, absentismo, encadenamiento y despido pasarán a estar en nuestro vocabulario diario como cualquier otra. El destino incierto nos irá marcando las pretensiones (no prestaciones) a las que podamos aspirar.

Juan Antonio Sánchez Campos
Febrero/2012

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