martes, 11 de junio de 2019

Reflexiones virtuales de perfiles inconstantes


No pretendo ser la antítesis de la sociedad actual, solo avisar de la supremacía peligrosa de la tecnología, algo que poco a poco se introduce en nuestra vida sin tomarlo en consideración siquiera. Management, ya empezamos a fastidiarlo con la definición que de dicha palabra se configura al instalarla en el navegador de Google como nombre masculino ¿acaso no podría ser cifrado con la ayuda de la evolución lingüística que nos proporciona la perspectiva de género? Me molesta esta construcción que detalla las técnicas de dirección y gestión de empresas por lo poco eficaz que resulta a su implantación en el amplio conjunto de sectores donde tiene cabida.
Podría considerar con toda seguridad que soy el mejor en mi sector, el más cualificado y mejor posicionado de todos y todas en el egocéntrico mercado de la falsedad de perfil y con la observancia de no disponer en la mayoría de mis cálculos de escritos con anglicismos salvo raras excepciones que me invitan a usarlos por pura necesidad en la comprensión de sus líneas; no hay otro igual en el mercado ni se podrá considerar a nadie tan poco probable a superar los valores que me acompañan como para intentar desbancarme del lugar que en esta sociedad ocupo.
 La instauración del intrusismo léxico suscita rebeldía y atrae incomprensión, aunque una manera como otra cualquiera de definir una palabra con un contexto distinto al nivel de su concepto como tal no debería causar involución severa en la jerga empresarial. ¿Soy o no soy el que mejor define en estos momentos el liderazgo de las redes? Pues posiblemente no, pero en esta ocasión he abierto el Facebook, LinkedIn, Twitter, Instagram, WhatsApp y un casi abandonado blog, me he dado cuenta d que tenía que poner algo en el espacio donde el sistema me sugiere teclear algún párrafo por muy poco útil que parezca porque si no las telarañas harán mella en la libertad del pensamiento positivo.
Esta puede ser la razón obvia de resucitar analogías en la manera de comportarse de un entorno social atrapado en las redes de una novedosa forma de escapatoria a la “vulgaridad”, dando imagen falsa de un cierto status dentro de un entorno diferente a la realidad de su verdadera identidad. Nos vamos sumergiendo en la cada vez más agobiante manera de empatizar con desconocidos mediante un trabajo on line del que solo sabemos su dirección de correo electrónico o su perfil en la red, esclavos de una necesidad y ajenos a la pérdida de valores tanto personales como humanos; un conflicto futuro de colectivos sociales con muy diferente idiosincrasia derivada del acceso a las nuevas tecnologías y el avance de una interacción virtual del sistema.
No soy del género pesimista, tampoco me ando reflexionando demasiado sobre lo que mi cerebro me ordena ante la visceralidad de algunos de mis pensamientos,, entre otras muchas cuestiones porque perdería el arma maravillosa e insustituible de la improvisación, trato de enfocar de la mejor manera posible lo que me incomoda o me fascina, lo que me atrapa o incita a evadirme de un influjo negativo a lo que mis objetivos pretenden. Pero debo de mencionar la necesidad imperiosa de que además del “management”, un cargo de notable valor para ciertos expedientes curriculares, en un pequeño espacio de tiempo estos sean superados por los de “coach social interacción”, un modelo del que no podamos pasar desapercibidos si queremos seguir siendo libres, empáticos y supervivientes a las fuerzas tecnológicas que nos acechan; el poder de la lengua no obstante es fundamental, a costa de la utilización de anglicismos recurrentes en determinadas concesiones por ahora frecuentadas en el diccionario de las redes o en el diseño de nuevas profesiones alimentadas por los posibles prejuicios de nuestra irresoluta voluntad actual. jjasc

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