Evasión y victoria
Tras
un nuevo éxito del deporte español se calculaba a conciencia el futuro de un
país que se sabía rescatado y que ahora, está financieramente intervenido por
los grandes de Europa.
No le ha venido nada
mal al Sr. Rajoy la celebración de los Eurocopa de Fútbol, la verdad es que
parece que ni hecho a la medida de sus necesidades. La indudable alegría que la
selección española ha dado a la afición y el resto de ciudadanos, es
notoriamente significativa del resultado. La satisfacción de ver como un grupo
de jugadores exigidos con el compromiso de lograr el éxito, ha sido la causa de
que muchos estuviésemos pendientes de la radio o los televisores, apartados de
unas negociaciones que comprometían nuestro futuro económico, laboral y como no
podía ser de otra forma, del crecimiento necesario en todo lo relacionado con
el futuro de nuestras familias.
A un lado quedaron por
unos días la alerta social en la incertidumbre con la que los mercados miraban
a España, amparados en los goles de nuestros jugadoress y en las paradas de un
personaje que es emblema de triunfo en nuestro país. Sólo unos pocos se
atrevían a seguir marcando el objetivo del Gobierno, el ajuste y las reformas
han estado aparcados unos instantes que parecieron eternos hasta levantar la
Copa que premiaba el juego vistoso de un equipo ganador.
El esplendor con el que
lucían los balcones y ventanas engalanados con la bandera española, tapaba la
preocupación que en muchos hogares
existe cuando miran al futuro; un mañana que bien podía esperar con la
recompensa deportiva conquistada. El posterior alborozó duro el tiempo que
corre desde el pitido final a la vuelta del sueño, después el silencio y la
esperanza en un mañana que amanecerá pronto, tan real como la figura de un
Presidente que mantiene el tipo por simple egocentrismo.
Si Sr. Rajoy nos hemos
dado perfecta cuenta de todo lo sucedido, a pesar suyo, de los movimientos que
ha protagonizando en una cumbre orientada al beneficio de los países que
siempre han estado a la cabeza del resto. Desde Francia, que después de las
conversaciones con la Sra. Merkel disfrazó su contrariedad, hasta Italia que
consiguió lo que ya tenían preparado los integrantes del CE, del Banco Central
y como no, de la Sra. Leguarde y su FMI, hasta la alegría incoherente de su
Ejecutiva en pleno, conformista con lo que le vino en el sorteo.
Ahora ya no es el
Estado con su FROB el que tenga que proveer las arcas de los bancos, será
directamente Europa la que nos vaya surtiendo, según necesidades aprobadas de
antemano, del dinero que la soberanía de esté país vaya necesitando. Usted se ha quitado de en medio un
compromiso, a sabiendas de ello desde el comienzo de las negociaciones, que no
ha dejado vislumbrar por falta de decisión política hasta haberlo “conseguido”. Ahora vendrán las
explicaciones que desee dar a la oposición, que redundará en esfuerzos para
sacarle de sus “casillas” sin
conseguirlo; sus declaraciones antes ambiguas serán pura demagogia ya pasada y
el sillón de la mayoría le vendrá un poco más grande con el tiempo.
España ha ganado sí,
pero tan sólo en el terreno de juego, que repercutirá en beneficio lúdico
pasajero; lo importante, lo realmente pernicioso, es que además ha tenido
suerte, ha sentido la losa sobre su pecho y ha aguantado la respiración lo
suficiente para salir airoso del trance. Ahora comienza un nuevo Europeo, el de
verdad, el que nos toca por sorteo exclusivo de las fuerzas dominantes del
futuro de la UE, que han venido a designar a España como el mejor lugar para
fomentar una nueva fórmula de convertir Europa en una fortaleza, con los
centinelas en las garitas de vigilancia para que no salga nadie de donde se le
ha ubicado.
La ciudadanía se vuelca
en una solución, la de ser parte implicada y participativa en el Gobierno y en
las administraciones, para ser de las garitas hacia el campo que nos pertenece
la que imponga las obligaciones a sus representantes en el Gobierno y les haga
responsables de su gestión.
Sólo así, con el juego
limpio y con el toque apropiado, venceremos a quien se interponga entre el
derecho del ciudadano y los dogmas del poder. Es la única solución que nos
resolverá el problema de una oligarquía creada a conciencia entre el PP y la
oposición para mantenerse en el poder el tiempo que sea necesario. El camino
será un futuro compartido entre
todos los ciudadanos, en el que el gobernante será un mero espectador al
servicio del pueblo.
Juan Antonio Sánchez Campos
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